Reforma constitucional
Parece que el buen sentido ha entrado en la cabeza de quienes nos gobiernan y de quienes aspiran a hacerlo. Entre ambos han llegado a la conclusión de que en España hay que limitar el gasto del estado por ley; y esa ley que obligue tiene que ser la ley de leyes: La Constitución. Esta es la única manera de que tanto la administración central como las autonómicas cumplan con el criterio.
Con una norma así nadie se puede llamar a engaño. Las cosas estarán claras: no se podrá sobrepasar un límite en el déficit. Cosa que parece tonta, pues a nadie con un poco de sentido común se le ocurre gastar más de lo que ingresa, o si lo hace, nunca debe gastar más de lo que puede pagar mediante créditos. Los problemas empiezan cuando hay que recurrir a la financiación ajena para pagar esos créditos.
Lo que no puedo entender es por qué esto no se hizo antes; o es que nadie se había dado cuenta de la querencia de los gobernantes a gastar más dinero del debido, eso sí, con el noble objetivo de conseguir más votos para las siguientes elecciones, sin importarles demasiado aquello del déficit, cosa de contables únicamente, piensan.
Algo tuvo que pasar en agosto para que Zapatero y Rajoy se pusieran de acuerdo tan rápido. Las cosas debieron estar muy muy delicadas para que una decisión de esta calado se tomase tan rápido. "Dios mío", se habrán dicho, "nos estamos cargando el País... Tenemos que hacer algo".
Bueno pues a ver que pasa. A ver si todavía hay tiempo para que esto no se desmorone como un castillo de naipes. Confiemos en que sí y en que este periodo de sufrimiento sirva para centrar la cabeza de tanto incompetente metido a político. A ver si, puestos a ello también cambiamos la ley electoral para que al ciudadano no le cuelen en las listas a ineptos, alelados y necios... Pero esto me temo que no va a suceder, al menos de esta.
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