28 septiembre, 2011


Los líderes sosegados

Empieza la cuenta atrás para que Zapatero deje la presidencia y se la ceda, casi con toda seguridad, a Rajoy.

Zapatero llegó a la Moncloa en marzo de 2004 tras unos comicios marcados por el atentado islamista del 11 M y por el intento desesperado por parte del PP de desviar el punto de mira del electorado hacia una hipotética autoría de ETA. El miedo se apoderó del PP que veía como se le podían ir de las manos las elecciones si la ciudadanía ataba cabos y enlazaba la participación de España en la guerra de Irak con el ataque.

Cuando Aznar decide entrar en la terna de países que van a la guerra intenta dar un golpe de efecto con el mensaje subliminal a su pueblo de que nuestro país va con los grandes del mundo. Su egolatría le hace tomar decisiones que nos meten donde no nos corresponde ni por capacidad militar ni por potencia económica. No meditó las consecuencias de tal decisión para el país. Solo quería el golpe de efecto que garantizara la perpetuación en el poder de sus políticas, de su partido. Lo primero el poder, las consecuencias poco importaban.

Cuando las bombas llenan de terror la madrugada de Madrid y suena el teléfono del Presidente, seguramente se sintió mal; aquello no estaba en el guión. Entonces tomo la decisión de urdir una mentira para no perder las elecciones, y de nuevo le faltó sosiego en la toma de decisiones. Creo que Aznar no pensó en que decir la verdad probablemente le habría dado más frutos electorales. Muchos ciudadanos tenemos claro que sea quien sea nuestro presidente, en ningún caso toleramos un ataque a nuestro país. Tal vez con una verdad bien contada el Gobierno podría aparecer como víctima. Y eso en España da muchos votos: Ruiz Mateos, el Lute, El Dioni, etc…

Cuando Zapatero accede a la presidencia, toma la decisión de retirar las tropas. Nuevamente un presidente no medita con sosiego. Da un golpe de efecto y pone a la sociedad de su parte, pero deja a España llena de descrédito internacional: Un estado debe cumplir sus compromisos. Podía haberlo hecho después, con más calma, sobre todo habida cuenta de nuestro papel completamente de comparsa en el tinglado.

Después, en 2007, se inventa el cheque bebé. Otro golpe de efecto con el único objetivo de obtener mayor  popularidad. Pero a Solves no le gustó. El ministro de Economía no era amigo de fuegos de artificio pues, como buen profesional, ya estaba viendo venir la doble crisis a España: la financiera internacional y la de la construcción autóctona.

En la campaña electoral de 2008 hace lo mismo que Aznar: se inventa una gran mentira negando que una crisis estaba en ciernes y que España pudiera verse afectada. Además intenta comprar, y compra, votos a 400 € (qué vergüenza). El papelón de Solves con los Gráficos trucados ganando a Pizarro (futurible del PP) por KO fue mayúsculo. Zapatero gana las elecciones pero poco después Solves se va a su casa. No puede con la vergüenza.

Me pregunto lo mismo que al principio. ¿Qué hubiera pasado si Zapatero dice la verdad sobre la crisis? ¿Hubiera perdido las elecciones o nos hubiéramos puesto todos a su lado para superarla? Nunca lo sabremos. En España nos faltan líderes sosegados que mediten sus decisiones en función de las consecuencias que puedan traer para los españoles en lugar de para ellos mismos.

Estoy convencido que sin las mentiras de Aznar primero y de Zapatero después nuestra situación económica y social sería muy diferente. De todos modos una pregunta resuena en mi interior. ¿Será Rajoy un líder sosegado o se inventará algo truculento, lo mismo que los otros, para al final conseguir nada?

1 comentario:

Luis dijo...

Usted escribe: ¿Será Rajoy un líder sosegado o se inventará algo truculento, lo mismo que los otros, para al final conseguir nada?

¿Por qué esa pregunta? Consideremos a D. Mariano Rajoy. Animal político, Partido Popularista por 30 años, asociado de mucho tiempo de José María Aznar, ministro de la administración pública, ministro de educación, vice-primer ministro del gobierno, ministro del Interior, el propio sucesor propuesto por Aznar, presidente del partido, es decir, aquel cuya alma debe de estar tan tranquila dentro de las maquinaciones de mantener el poder político, como una prostituta debajo de capas de maquillaje.

¿Que en realidad fue la posición del Sr. Rajoy con respecto a 11 M? Aunque previamente ministro de interior, tal vez fue inocentemente engañado por el liderazgo de su partido al apoyar su acusación de ETA. Tal vez estaba demasiado lejos de la cima del poder para poder conocer la verdad.

Para responder a la rumia del autor, uno podría preguntarse, ¿dónde ha dedicado su atención sobre los problemas del país, Sr. Rajoy?. ¿Qué plan brillante promulga? ¿Qué valiente propuesta? ¿Qué debería uno esperar de lo mejor de la política partitocraciatica y primo de José María Aznar. ¿Tal vez como líder del país, sorprenderá y saldrá el líder de que parece soñar el autor? Eso seria bonito.

Pero, se sabe que las principales preocupaciones concretas de este caballero, como promulgadas en critica del gobierno Zapatero, son las del plan nacional hidrológico, y la LOCE relacionadas con la educación nacional. También el tiro siempre sabroso ante la actitud del gobierno ante ETA, nunca falla, como tampoco el tema del aborto (pero sólo dentro de lo mas seguro, es decir el aborto durante los últimos meses del embarazo). En otras palabras, el animal político perfecto. Todo capoteo.

En cuanto al sosegado. El señor Rajoy lo parece ser maravillosamente - con el futuro de la nación. El discurso del caballero es un tónico verdadero, tranquilo, suave como una pastilla para dormir. Al parecer, dado su éxito hasta ahora (y el de los éxitos de quienes desea seguir) es exactamente lo que quieren los españoles en su liderazgo. Estos desean confiar en sus jefes para que ellos, la gente, al parecer puedan continuar lo que la mayoría de ellos desean - calma, descanso, imperturbable; como lo que se encuentra en los cementerios. El señor Rajoy estará encantado de complacer.

Se ha dicho que la gente reciben los líderes que merecen. Este país en su conjunto merece el señor Rajoy y el capoteo que hábilmente proporcionara a las mentes sufridas. Cuando su efecto calmante desaparezca, estarán listos la gente para una pastilla nueva y mejorada. La clase gobernante y la oligarquía española, una farmacia de guardia permanente, con mucho gusto rellenara la receta.

Luis de Agustín