Hombre, Manolo, le dice un amigo a otro cuando se lo encuentra por la calle un día de votación, qué... A votar, ¿no?. Qué va, qué va, quita, le responde el otro. ¡Coño! pero hoy es día de hacerlo. Ya, ya, pero es que no me atrevo. Pues yo voy con todas las ganas a ver si quito del medio a todos estos mangantes. Bueno, anda, pues tú mismo, le dice Manolo, que tengas suerte. Yo voy a comprar el periódico y a olvidarme del asunto. Volveré a votar el día que sepa a quién voto y a quién puedo pedir cuentas. Mientras tanto... , en casita. Vale, pues hasta luego Manolo. Hasta luego, Pepe... Y no te cabrees que al final da lo mismo.
La cuestión en las próximas elecciones que se celebren va a ser esta. Los ciudadanos se plantearán ir o no ir a votar, y serán muchos los que lo hagan. Pero los que tengan decidido acudir a la llamada lo van a hacer con unas enormes ganas de reventar a los que les engañan, les ningunean, les roban, les toman por imbéciles y les traicionan. Así que mucho me temo que los grandes partidos, o todos los partidos tradicionales sufran un castigo tal que no les quede otra que disolverse y reinventarse con otro modelo diferente. No sé si sus estatutos contemplan la autodisolución, pero deberían.
Los electores quieren sangre. Y si nadie se la da en forma de cárcel, de expulsiones y purgas masivas de corruptores y corruptos, de escarnios públicos, en definitiva, se tomarán la justicia por su mano y cogerán la papeleta que hoy por hoy parece que tiene las de ganar: la de Podemos, cuyo valor aumenta de día en día con cada caso de corrupción, sin esfuerzo alguno por su parte. Y todavía quedan muchos casos por salir, tantos que si en lugar de municipales fueran elecciones generales probablemente ganarían. El ascenso de Podemos es limpio, prístino. Este partido asciende como un cohete cuyo combustible es la inagotable fuente de mierda que tienen los otros, los dos grandes principalmente.
Podemos asciende no solo por lo mal que lo hacen los demás, es justo decirlo. Su líder, el coleta, como le llaman los que les desprecian, habla con la llana elocuencia de quien tiene claras las cosas. Reconoce que tal vez hayan vendido humo con su programa para las europeas pasadas y sabe, y lo dice, que de aquí en adelante tendrán que concretar más las cosas. Los electores les favorecerán con toda probabilidad, pero estarán vigilantes. Ya les han engañado demasiado. En España parece que por fin pasaron los tiempos de la fidelidad política, y los votantes, a pesar del desastre que constituye nuestra Ley Electoral, han comprendido que el verdadero poder del voto en nuestro sistema es la capacidad para desalojar a todo aquel que ose insultar a su inteligencia, como PP, PSOE, IU y los partidos tradicionales hicieron hasta ahora.
En fin... Ya veremos.
1 comentario:
La gente no está indignada sino encolerizada. Sospecho desde hace tiempo que en España se vota a la contra, es decir, se elige al Partido que mejor pueda evitar que el no deseado alcance el poder. Así es por lo que creo que PODEMOS tiene mucho futuro. Además, las últimas corrupciones en los dos grandes partidos políticos están consiguiendo una gran campaña electoral gratuita al mismo. A. Sierra.
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