17 abril, 2015

Los miserables

La imagen de Rato detenido es una bofetada en la boca. No ya por el hecho de que alguien que fue ministro de economía, el mejor de todos los tiempos según la gente del PP, se haya acogido a una amnistía fiscal, que ya es difícil de digerir; es que, además, el amigo Rato fue el gran jefe del FMI. Ambas cosas deberían ser suficientes para que todo en sus finanzas personales fuera legal y recto. Rato debería haber sido el contribuyente ejemplar. Al menos es lo que se espera de alguien que tuvo por bandera la rectitud en el cumplimiento con el fisco cuándo el era el responsable. Sin embargo no es así. La pertenencia a su clase, la de los miserables, se lo impedía. Los de esta clase tienden a pensar que ellos pueden coger lo que deseen, aunque ello determine el sufrimiento de sus conciudadanos. Pero los demás son, somos, simplemente chusma.

La impresión que da todo esto es que aquí el que no corre vuela y que todo hijo de vecino en la política está implicado en asuntos de corrupción. Y digo todos. Todos a partir de un cierto nivel, no demasiado alto, en los grandes partidos, especialmente en el PP. Lamento decirlo pero, aunque en el PP haya cargos honrados, no por ello dejan de ser responsables y de estar implicados en la corrupción. Los peces gordos, se llevan sobres llenos de dinero, hacen negocios negocios turbios y aceptan mordidas. Pero ellos, los «honrados», menos listos, o más tontos, como se quiera, no dicen nada para no perjudicar al partido. Por eso me atrevo a decir que están igual de implicados, aunque no cometan delito.

Para acogerse a una amnistía fiscal hay que tener dinero negro en grandes cantidades, tan grandes que superen con mucho la capacidad de gasto corriente (y esta gentuza es capaz de gastar mucho) y que no quepa en las cajas que uno pueda tener en su domicilio particular. Tanto dinero que además haya que llevarlo a paraísos fiscales o a Suiza. Tanto y tanta ambición. Tanto y tanta estupidez. Uno se pregunta para qué las personas pueden querer toda esa pasta si sencillamente no pueden gastarla.

Evadir impuestos es consustancial al ser humano. El fontanero que va a desatascarte el inodoro te pregunta con toda tranquilidad aquello de «con iva o sin iva»... sí, parece una chorrada, pero todos preferimos no pagar impuestos. La generación de dinero negro es constante; proveedores y clientes compran y venden en «B» con todo el desparpajo en pequeñas empresas y no tan pequeñas. La doble contabilidad es inevitable... Es así de simple. Y si es notorio en las capas más bajas, qué ocurrirá en los niveles más elevados del poder económico y político. Estoy completamente convencido de que la economía española está en agonía permanente porque hay una máquina extractora de riqueza puesta en lo más alto de la pirámide económica que chupa recursos de la parte de abajo.


La gente trabajadora, los pequeños y medianos empresarios, los autónomos, generan la riqueza y esta revierte casi toda, no en ellos, sino en los que ya son ultraricos. Los gobiernos toman decisiones en este sentido. Pocas cosas se hacen hoy en día en favor de las clases menos privilegiadas. En España se hacen bajar los salarios para ser más competitivos en lugar de hacer pagar impuestos a las grandes fortunas y a las grandes corporaciones. El parlamento legisla para proteger este sistema desigual y despreciable. El partido mayoritariamente elegido por los españoles ejecutó, y ejecuta un plan para que en el país haya clases bien diferenciadas: clase alta y clase baja, y esta, además será quien sostenga todo el tinglado, pues en su mayor parte no tienen escapatoria al ser dependientes de una nómina.

Y en tanto todo esto ocurre, ellos, los miserables, con sus cajas llenas de dinero continúan jugando al monopoly con las naciones sin aportarles prácticamente nada y sin darse cuenta de que al final van a morirse habiendo sido responsables de la infelicidad de millones de personas con el único objetivo de haber obtenido un poco más de dinero que no necesitaban. Aunque esto a un miserable seguro que se la trae al pairo.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Cada vez más vomitivo