Juez Garzón. Mis respetos
No tengo ninguna duda de que el personaje es uno de los más admirados por unos, y de los más odiados por otros. No sé si la derecha, en genérico, es quién lo odia, pero no creo; ni la izquierda al completo quien lo admira. La admiración o el odio por Baltasar Garzón, tengo la impresión sale más de las vísceras que del intelecto.
Yo no sé si admiro u odio a Garzón. Es una persona de mi generación, nacida en pleno franquismo y desarrollada en el entorno social complejo de la época. Me identifico con él en cuanto a los conflictos internos que pueda tener a la hora de considerar algo justo o injusto. Si yo estuviera en su lugar también habría ordenado escuchas a los abogados, aún sabiendo que me estaba jugando el pescuezo. Y, con toda seguridad, hubiera investigado los crímenes franquistas.
Mis dudas sobre este hombre están en si su concepto de justicia hubiera sido el mismo para una trama corrupta del PSOE o para investigar crímenes cometidos por el otro bando de la guerra civil, que aunque en mucha menor cuantía, también los cometió y la distancia en el tiempo es la misma. Sin embargo voy a pensar que sí lo hubiera hecho, si se hubiera dado el caso. El juez Garzón siempre me pareció una persona íntegra. No sé, me lo dicen las tripas.
Su gran error fue escuchar a Felipe González y hacer una aparición estelar en política. Uno, antes de entrar en ese cenagal tiene que medir muy bien sus tragaderas. En España, en política, no se hace lo correcto, sino lo que puede producir votos que te perpetúen en el poder. Baltasar Garzón tenía el gaznate estrecho y se tuvo que salir. Pero quedó marcado para siempre.
A este juez hay que agradecerle su trabajo contra la mafia, contra el terrorismo y el contraterrorismo. Metió entre rejas a capos y a asesinos que ponían bombas. Desenmarañó tramas financieras de la cocaína y de los etarras. Hizo mearse por los pantalones a Pinochet, y faltó poco para que lo metiera preso. Digan lo que digan, nadie le puede negar los grandes logros y lo positivo del balance de su carrera, ahora terminada por obra y gracia de sus compañeros magistrados.
Garzón jugó a Robin Hood y, al contrario que el la película, salió derrotado. Porque, en realidad, Robin Hood no era más que un infractor de la ley. Sin embargo no conozco a nadie que se mostrase contrariado al ver que termina ganando la partida.
Puede que Baltasar Garzón haya infringido la ley. No lo sé, no sé de leyes. Pero así debe ser cuando sesudos togados lo manifiestan en su docta sentencia. No obstante, aún siendo así, a mi me hubiera gustado que, como Robin, Baltasar hubiera ganado.
Mis más profundos respetos a Baltasar Garzón, al hombre, y al juez.
1 comentario:
El juez Garzón no es un juez al uso. Como Vd., Sr. Arribas, bien dice, es un Robin Hood. Es decir, es un juez justiciero. Así es como se le conoce en muchos círculos del derecho y no solo de la judicatura. ¿Y eso que quiere decir? ¿Qué significa ser un juez justiciero? Pues nada más y nada menos que elige la parcela pública o privada a reparar mediante una aplicación de la justicia muy particular, como es buscar los medios que sean necesarios legales para iniciar una causa procedente o no, para finalmente aplicar aquella ley que le venga como anillo al dedo al caso juzgado y poder condenarlo. No desearía que un juez de este tipo me juzgase porque podría suceder que aplicar una ley conveniente a mi caso, con el fin de emitir una sentencia favorable o desfavorable según él ya hubiese decidido de antemano para , con ello, considerarme inocente o culpable, respectivamente. Y eso huele a prevaricar, es decir, a sentenciar a sabiendas que se está contravieniendo la ley y que, por tanto, la sentencia es injusta. Eso es lo que se debería decir públicamente y no politizar tal o cual juicio que este Sr. Juez u otro haya dictado sentencia o haya instruido. Si un juez, el que sea, inicia la instrucción de una causa desde una instancia que no se puede ser -tal como se dice sucedió con el caso de los muertos por los franquistas, que el Sr. Garzón inició desde la Audiencia Nacional cuando, parece ser, solo se puede hacer desde el Tribunal Supremo-, o lo hace bajo un prisma parcial -creo que se denunció las muertes en Paracuellos del Jarama en la guerra civil por parte de las Checas republicanas, y el juez Garzón la rechazó a trámite y no la instruyó-, o antes de que las partes que enfrentan sus discrepancias en un juicio él ya haya tomado partido por una de ellas y después dictará una sentencia argumentada con la ley o las leyes que le permitan justificar su decisión parcial, a sabiendas que no es justa. O lo que es lo mismo, prevaricando. Es duro decir esto de una persona que admiré siempre menos cuando se dejó tentar por el Sr. Felipe González y entró en política por el PSOE. El Sr. González tenía mala prensa por aquella época a causa del caso GAL y para limpiar su imagen no se le ocurrió cosa mejor que abanderar su nueva cita electoral con un fichaje de un juez estrella intachable y con fama de incorrupto. Después se dijo que el Sr. Garzón abandonó la política, no porque tuviese unas tragaderas estrechas, sino porque quedó defraudado por no ser nomabrado ministro de justicia o, al menos, subsecretario del mismo ministerio. Posteriormente, todo el mundo conoce la historia. Buscó denodadamente al Sr. X y casi nos pone en un brete al casi procesar al Sr. Gónzalez al considerarlo merecedor de ese calificativo. Una gracia de mucho calado para nuestra joven democracia, pues de haberse denunciado al Sr. González por ser el Sr. X y ser considerado culpable, no solo este iría a la carcel sino que con él entraríamos toda la ciudadanía por ser nuestro presidente del gobierno. Tengo el corazón partido con la setencia dictada por el Supremo contra el Sr. Garzón al inhabilitarlo como juez para siempre, ya que como persona y juez hubo un tiempo que me pareció íntegro y ecuánime, mientras que hoy tengo muchas dudas sobre él. Y eso que estoy convencido que algunos, sino todos, los magistrados del Supremo estaban esperando un momento como este para perpetrar su particular vendetta contra este juez.
Alberto García Sierra.
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