Las deudas políticas
Según los últimos sondeos publicados hoy mismo, desde las elecciones generales, el PP baja 7,6 puntos en intención de voto y el PSOE 5,6. Lógicamente el PP paga por las decisiones, los recortes o como quiera llamársele, pero el PSOE paga por lo antiguo, por lo mal hecho durante sus dos legislaturas. El PSOE paga deudas viejas con el electorado, que al final siempre pone las cosas en su sitio.
La crisis está fuertemente instalada hoy en España merced a la política hecha por Zapatero, no por el gobierno Zapatero, sino por Zapatero y el aparato del partido. El PSOE gana las elecciones a causa de una gran mentira urdida alrededor de los atentados del 11 M, pero se encuentra con un panorama económico despejado, aunque basado casi exclusivamente en la construcción. Sin embargo, no aprovecha la coyuntura. Hace política económica electoralista.
El PSOE es culpable en primera persona de no haber entendido que el ladrillo no era una base de actividad suficientemente sólida y Zapatero lo es igualmente por no haber dejado los asuntos económicos en manos de Solves y no haberle hecho caso en todo a pies juntillas. Esto es lo que está pagando el PSOE. Y lo pagará largo tiempo porque el partido es el responsable, con Blanco a la cabeza, de haber malgastado una oportunidad única de cambiar de una vez y para siempre el modelo productivo español. De haberlo hecho ahora estaríamos de otra manera.
El PP, al que no puedo juzgar todavía, tiene carta blanca que le otorga la mayoría absoluta. Pero comete un grave error, que es pensar que los votos vinieron por su programa o por la elocuencia de sus dirigentes, que es prácticamente nula: sirvan de ejemplo las "argumentaciones" de Esperanza Aguirre o las "pedagógicas" explicaciones del mismo Rajoy. El PP está preñado de mediocridad. La mayoría absoluta de la que dispone es consecuencia del hartazgo de la población con el PSOE y de la mayor "cultura" del votante progresista, capaz de cambiar su opción o de quedarse en casa, descabalgando así al PSOE de un plumazo.
El PP tiene la oportunidad de sacarnos de la crisis. Y si así lo hiciere, el electorado se lo agradecerá y premiará, pero sino merecerá su desprecio y castigo... Y luego está Francia. Como Hollande tenga éxito con sus políticas radicalmente opuestas a las de Rajoy, ya le voy a decir yo al PP dónde va a ir dentro de cuatro años. Si yo fuera Rajoy tomaría muy buena nota de esto y empezaría por un golpe de efecto, como el francés, sacudiendo un capón a las grandes fortunas con un impuesto adecuado... Pero le falta valor... Ah, la cobardía de Rajoy. La cobardía en política es como en el toreo; lo ve hasta el toro.
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