Ana Botella, política y mediocridad
Encabezo esta entrada con un nombre propio: Ana Botella. La alcaldesa de Madrid es el epítome del político actual. En Ana Botella se resumen todas las características de las personas que se dedican a la política. Si hubiera que inventar un patrón de lo que es un político en España hoy, este sería una Ana Botella de platino iridiado. Sin duda.
En Ana botella se aprecia la mediocridad, que es el principal rasgo de político. Mediocridad en el verbo, inexpresiva, podría decirse; con poca capacidad de liderazgo, en este caso con ninguna; distante, se entera de lo que le cuentan; arrogante y prepotente; con poca capacidad para la resolución de crisis, o más bien con ninguna; y por último, absolutamente inútil a la hora de rodearse de un equipo.
Circulan rumores de que Ana Botella tiene a su disposición una cohorte, casi una corte, de asesores de todo tipo y de cargos de responsabilidad en su gabinete con unos estupendos sueldos. Tanta materia gris para que luego vaya ella y la cague estrepitosamente en la primera declaración ante un micrófono. Por cierto. ¿Algún asesor la habrá advertido de que cuando hay muertos en un fiestorro medio organizado por el ayuntamiento no se puede ir a un spa? Si alguno le dijo que tranquila, habría que despedirlo, si ninguno le dijo nada habría que despedirlos a todos y si se lo dijeron y no hizo caso, habría que despedirla a ella.
En fin un dechado de virtudes. Un patrón impagable del político español. Gracias, Ana. Nunca se lo agradeceremos bastante. Al fin tenemos alguien a quien hacer una estatua y poner en todas las plazas mayores con una placa que rece: Político patrón de principios del siglo XXI en España.
2 comentarios:
No cabe la menor duda que la Sra. Botella parece que el único mérito que posee para ser Alcaldesa de Madrid es la de estar casada con el Sr. Aznar. Como otros muchos políticos no se le conoce ninguna cualidad política que la haga destacar en nada. La mediocridad está servida. Quizá se deba a que así es más fácil dirigir al rebaño en que se convierten en mano del líder. El Madrid Arena no reúne las mínimas medidas de seguridad para una evacuación urgente. No las poseía cuando se hizo aunque el Ayuntamiento de Madrid insiste en que cumplía las normas de seguridad para la época. Sin embargo, ahora, no hay arquitecto que firme que las posee. ¿Por qué no plantearse que ese recinto deportivo se remodele para que las tenga? Si para ello su estructura quedase tan afectada que dejase de ser útil para lo que fué creado, ¿por qué no derribarlo? Si los pasillos de evacuación son estrechos, escasos en número y quedan obturados cuando se pone un escenario o se despliegan las gradas ¿por qué mantenerlo en pie? La Sra. Botella, como política, con sus actuaciones no estuvo nunca a la altura de las trágicas circunstancias de la noche de
Halloween, aunque, sin que ello sirva como disculpa, ¿por qué nunca se había puesto en entredicho que el Madrid Arena, tal como estaba construido, podría alguna vez convertirse en una ratonera mortal? Ni el superministro tasacero judicial, Sr. Gallardón, alcalde previo de Madrid, se lo planteó cuando tal como actúa parece sabérselo todo, es decir, ser un ser humano omnisciente. A. Sierra
Me ha encantado tu comparación científica con lo de la medida universal. La señora Botella reúne muchas características, sin duda. Es un ejemplo del nepotismo directo, de una carrera de ascensos sin méritos.
Pero creo que el Madrid Arena va a ser su fin, porque es el escalón que queda por caer. La alcaldesa no solo es responsable de los tejemanejes turbios del ayuntamiento con el local, sino que eso de irse al spa en plena conmoción de las pobres familias de las niñas dice poco de lo en serio que se toma su trabajo.
Publicar un comentario