No creo que sea necesario recordar la historia ni acudir a ella para justificar el deseo de un pueblo. Una sociedad puede tener el mayoritario deseo de lo que quiera cuando le apetezca y no tiene que justificarlo en modo alguno. Sin embargo, también es verdad que una sociedad es como un niño en ocasiones, y puede ser orientada y manipulada para que quiera una cosa u otra. Y este es el caso del sentimiento independentista de la gente en Cataluña.
"España es la fuente de todo lo malo: nos roba parte de nuestro esfuerzo y nos impide, mediante leyes injustas, desarrollarnos. Los recortes que aplicamos y los problemas de financiación que tenemos son causados por España". Este es el mensaje que mandan los partidos nacionalistas a la sociedad. Es un mensaje retorcido y manipulador porque juega con media verdad: cómo perjudica España a Cataluña y soslaya la otra media: como se beneficia Cataluña de España. Un mensaje de este tipo en tiempos de crisis es un caballo ganador: "Independientes viviremos mejor", pero tiene un gran peligro: crear expectativas. Lo malo de crear expectativas es que si no se cumplen el problema se agrava mucho más.
La política, los políticos, españoles (incluyo a los catalanes) nunca ha sabido negociar a largo plazo. Una vez metidos en esta cosa mutante del Estado de las Autonomías el camino lógico a los pocos años era derivar hacia un estado federal pleno. ¿Por qué no se hizo? No lo sé, pero a alguien le interesaba mantenerse en terreno pantanoso durante tanto tempo. ¿A quién? a muchos. Veamos:
Un reino federal no parece que cuadre muy bien, luego, la monarquía sería el primer problema, aunque no irresoluble.
Habría que cambiar la Constitución, el modelo electoral y el de representatividad. Es difícil, pero no imposible. Ahí está Alemania, estado federal, aunque república.
Y claro, estos cambios no los quiere nadie. Primero, la monarquía, que iba a perder unas cuantas de sus ventajas sociales y prebendas. Después, los partidos políticos nacionales, que perderían el control sobre las federaciones y además, por mucho que diga el PSOE, no quieren un estado federal nada más que de boquilla (solo lo mentan cuando se ven presionados como lo están ahora por el PSC). Y, por último, los partidos nacionalistas tampoco querrían porque dejaría de existir el enemigo (la España centralista católica rentista y latifundista) y por extensión, con el tiempo ellos mismos. No hay depredador sin presa.
Así pues, como siempre, el lamentable nivel de los políticos españoles (incluyo a los catalanes) en los últimos 100 años, o más, especialmente para los asuntos internos del estado, hizo que ahora estemos ante una situación delicadísima. Por un lado la presión popular, alentada por los nacionalistas, exige respuesta en forma de consulta; la consulta hay que hacerla, es un clamor. Por otro lado, si el resultado de la consulta es un sí a la separación; cómo se encaja a la Cataluña no separatista y como se dibuja el nuevo mapa de la Unión Europea, de la moneda única...
En fin, los tremendos problemas creados por la clase política por dedicar más tiempo a obtener y mantener el poder de sus partidos e ignorar las necesidades ciudadanas. Una clase política manipuladora que azuza al pueblo contra si mismo, que crea bandos y los hace irreconciliables y fomenta las diferencias en lugar de eliminarlas. Un asco, vamos. Qué si no necesitara el pasaporte para viajar y me admitieran como ciudadano en un país normal, ya lo habría roto en mil pedazos, sobre todo para no pasar vergüenza.
2 comentarios:
Me ha gustado tu escrito.
Que puñetas hace la clase política para poner orden en todo este imparable proceso.
Los catalanes no estamos cómodos con esta situación, nacionalistas o no.
Nos sentimos mal en esta comunidad española,
algo habrán hecho mal.
Pero solo se les ocurre medir cifras de participación.
Es que no se dan cuenta que la gente ha salido en masa a la calle.
¿Que está haciendo el gobierno y la oposición?
¿Es que no piensan dar una solución que satisfaga a los catalanes?
Pues mucho me temo que esto está en vía de no retorno lo diga la constitución o la ley,
la voluntad de un pueblo está por encima de cualquier norma.
¿Tan cobardes son nuestros representantes de un lado y otro?
Un saludo, como ciudadano preocupado por el futuro.
Gracias por tu comentario. Sí. Desgraciadamente los políticos se lamentan de que les echan la culpa de todo, y así es. Se les echa porque la tienen.
el trabajo de esta gente es ver qué pueden hacer por la sociedad, canalizar sus inquietudes y mejorarla, no aprovecharse de sus deseos, reales o aparentes, para su provecho, o se para el partido y la obtención de votos.
Un saludo
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