Sí. Yo, el que suscribe, no solo deseo que la Selección no gane el Mundial, sino que, si fuera posible, preferiría que no pasase de la primera ronda.
El mundial de fútbol es un acontecimiento "planetario" que hace enloquecer a las masas, especialmente de los países más pobres (por qué será). Un acontecimiento que al país organizador, Brasil, le está costando sangre en las calles. La gente en Brasil sencillamente no puede entender que se gaste una enorme suma de dinero en un acontecimiento semejante, mientras gran parte del pueblo pasa hambre y carece de las mínimas prestaciones sociales. Parece una paradoja, pero en Brasil, el pueblo, empieza a despertar: las necesidades vitales no parecían importar mientras su Selección ganase la copa, pero ahora ya no.
La incultura, en muchos casos, y la pasión irracional, en otros, impiden ver que es lo que se cuece y lo injusto que es, lo absurdo que resulta si se piensa. ¿Qué da el fútbol de valor a un país? Poco o nada. Puede que en algún momento, cuando lo que se jugaba era poco más que el honor de vencer en una gran competición, la pasión y la alegría colectiva estuviera, no solo justificada, sino que, además, fuera hasta sana, tanto para aficionados como para jugadores. Pero hoy no es así. Hoy el honor no cuenta, solo el dinero. Y en Brasil, la población parece haberse dado cuenta de ello, la chusma famélica ya no quiere bailar la samba cuando haya un gol.
En los países pudientes, el fútbol de élite es un deporte en el que unos niños ricos se lo pasan en grande y se hacen famosos mientras unos cuantos millones de alienados, sí, alienados, cantan sus victorias y sus hazañas como si fueran proezas épicas. Cuando uno ve aquí, en España, pero también en nuestros países vecinos, a las hordas de ultras dirigirse como un rebaño al campo a empujar a su equipo a la victoria, a cualquier precio; o a millones de hinchas celebrar como saltimbanquis la Champions, o la Liga, o lo que sea..., uno siente vergüenza, y algo de pena. Porque, de esta manera, se alienta la continuidad de un modelo, la verdad, bastante poco edificante.
Qué cada jugador de la Selección vaya a percibir 720.000 euros es inmoral en un país donde cientos de miles de niños van a pasar hambre este verano porque los comedores escolares van a estar cerrados. Cientos de miles de niños que van a cantar los goles con el estómago vacío. Y ya sé que el dinero no va a salir del contribuyente, que la Federación es riquísima (antes no, y era mantenida). Pero es inmoral, tan inmoral como el sueldo de los directivos de los bancos, tan inmoral como los sobresueldos en la política, tan inmoral como el fraude fiscal o que la gente de las preferentes se haya quedado sin dinero, o tantas otras cosas. ¿Es posible que nadie se haya dado cuenta de que esa cantidad, 720.000 euros, son más de 30 años de salario para un trabajador que gane 2.000 euros al mes? Una vida laboral completa.
El fútbol profesional solo tiene sentido cuando los jugadores, aparte de por la honra, jueguen por un salario alto, o muy alto si se quiere, que les permita vivir el resto de su vida cuando se retiren. De acuerdo. Pero, ¿cuantas vidas se pueden vivir con el salario de estos astros del balón? ¿De verdad tiene esto sentido? ¿No es una pena que un deporte tan hermoso se haya prostituido de esta manera tan miserable? Pues a mi me lo parece. Por eso insisto... No veré ni un solo partido del mundial y, cuanto más pronto vuelva a casa la Selección, pues mejor.
2 comentarios:
Antipatriota. Rojo, que solo te falta la coleta
Totalmente de acuerdo con todo lo que Vd. manifiesta en el artículo excepto en no deberían ganar tal cantidad de dinero (720.000€ cada jugador de ganar el mundial). Parece un contrasentido, ¿verdad? Pues no. Si se les puede pagar esa inmorales cifras económicas es porque los ciudadanos de a pié pagan a Canal+ liga, Gol TV, o son socios de los equipos o compran toda prenda que lleve el escudo de los mismos o pagan las entradas al estadio a miles de euros, como sucedió, en algunos casos, en la final de la Champion League en Lisboa entre los dos equipos de Madrid. Estamos en una sociedad de consumo que cada cosa vale lo que produce. Y por más que nos pese un Messi, un Ronaldo o un Bale son rentables aún costando 100.000.000 de euros. ¡Qué triste! Y lo peor es que los aficionados de esos clubes a su junta directiva por realizar esos fichajes. A. Sierra.
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