Por mucho que se quieran retorcer las cosas y por mucho que Pablo Iglesias diga, un documento es un documento, y en el pacto de legislatura de Podemos con el PSOE se dice que se derogará la reforma laboral y se concretan los puntos que serán reformados con urgencia. No se puede tergiversar lo escrito. Si se dice que un edificio en mal estado será rehabilitado, en concreto las plantas 4, 5, 6, el tejado y la fachada, la cosa se entiende perfectamente y nadie dudaría de qué es lo que se va a rehabilitar. Pues en el punto 1.3 del pacto de legislatura se dice algo así. Se puede leer aquí.
Pero lo más llamativo es que Iglesias, dispuesto siempre a las medias verdades dichas con contundencia, aparenta tal seguridad cuando dice que en el pacto con el PSOE se habla de derogar al completo y no partes concretas, que sus defensores, cuando les muestras el texto, se niegan a leer más abajo de la palabra derogar. "Dice derogar, lo demás no cuenta", he llegado a escuchar.
Lo que no termino de entender es la necesidad de introducir este debate en una situación de alarma por pandemia como la que estamos. El gobierno debía haber medido mejor sus apoyos para no tener que dar a Bildu esta baza y la portavoz Adriana Lastra debería haber andado más lista para que no le colaran la palabra íntegra en el acuerdo. Además la premura. ¿En qué cabeza cabe que una ley que tiene ibricaciones en varias leyes nacionales y directivas europeas se pueda derogar en el tiempo que dure el estado de alarma?
Otra cosa es que haga falta una reforma completa, o derogación, llámesela como quiera de esta infausta ley que tanto daño hizo a los trabajadores haciéndoles pagar la factura de una crisis, la de 2008, que ellos no habían causado de ninguna manera. Eso no se discute. Aquí lo que se discute y se evidencia es que Iglesias juega sucio y el Gobierno, con Sánchez a la cabeza cometió un error al dar a Bildu esta baza. Y el error puede traer como consecuencia dificultades mayores para obtener la siguiente extensión del estado de alarma.
En el momento actual todo lo que no sea pensar en la continuidad del estado de alarma por el tiempo necesario es malo. El PP y VOX engañan a los ciudadanos que les creen. No se pueden hacer de otra manera las cosas en un país fuertemente tocado por la pandemia. Ellos lo saben perfectamente, pero juegan al no en la votación para desgastar al gobierno. Ahora bien, son perfectamente conscientes de la falsedad. Si los electores se lo harán pagar, o no, el tiempo lo dirá.
Lo que se vislumbra es bastante preocupante. Porque, aún haciendo falta prorrogar la alarma, no es evidente que PNV y Ciudadanos vayan a dar el sí, y el gobierno no tendrá modo de conseguir los apoyos suficientes sin ceder cosas imposibles al bloque catalán.
Esta es la consecuencia penosa de el pacto con Bildu y de la desleal actuación de Pablo Iglesias, preocupado tan solo porque Ciudadanos y PNV no fueran a ser más influyentes de lo que a él le interesa. Iglesias, siendo socio de gobierno parece como si le interesara lo de cuanto peor, mejor. Rajoy fue buen maestro.
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