28 febrero, 2013

Sobre la representatividad

La cuestión es simple y clara: un diputado representa a los ciudadanos que le otorgaron su voto y a ellos se debe. No hay que darle más vueltas a este asunto. Chacón lo hizo mal en todo punto. Ella debería saber si la sensibilidad de sus electores iba por un sí, o un no. Claro que, para eso un diputado tendría que estar cerca de su fuente de poder con cierta frecuencia. No hay partido en el mundo que pueda obligar a un representante del pueblo a emitir un voto en sentido contrario al parecer de sus ciudadanos.

La única justificación de la abstención de Chacón sería que en este asunto la ciudadanía a la que representa tuviese opinión dividida. La diputada tendría entonces que votar en conciencia, o abstenerse o seguir la recomendación del partido, pero solo entonces. Pero ni Carmen Chacón ni nadie del PSC tiene ni idea de si los ciudadanos que les votaron son independentistas o federalistas o españolistas o si están hasta el gorro de ellos, que sería lo más normal.

La representatividad de los políticos en España es poca, o ninguna. Y ello es así por el curioso sistema de circunscripciones y candidaturas. El votante español, en los más de los casos, no tiene ni idea de quién es el candidato que vota. Este está diluido en una lista cerrada que al ciudadano le es completamente ajena. Una lista elaborada por un gerifalte de un partido que coloca allí a quien quiere. Quién mejor le cae al mandamás, va en la lista. Y quién va en la lista tiene preso su voto y votará lo que se le diga. ¿Y los ciudadanos...? Bueno, los ciudadanos no importan, el partido sabe lo que les conviene.

Este es el gran problema de la política y de la sociedad española. Una sociedad ávida de democracia. Una sociedad que se lleva desde 1936 amordazada total o parcialmente. Una sociedad sin representación durante el franquismo y con representación diferida tras la transición. Los actuales diputados no tienen más legitimidad que aquellos procuradores en cortes de la dictadura: son impuestos igual por terceros y el pueblo solo escoge, por votación, una lista ya elaborada. Luego, la misma legitimidad, poca más.

Éste país necesita una segunda transición. Ya llevamos demasiados años de dictadura. Nos hemos pasado 40 años en una oligarquía con un tipo al mando. Ahora tenemos un sistema más caro. Tenemos al mando a un partido, elegido cada 4 años. En eso hemos ganado, es verdad. Uno no se siente tan estrecho como en la dictadura. Pero al pueblo le falta la capacidad de elegir a las personas que lo representen. El pueblo no necesita que nadie haga listas. Basta que se presenten candidatos por cada partido y que le dejen votar a quién mejor le parezca. Creo que los españoles nos merecemos ese privilegio. Nos lo hemos ganado a base de sufrimiento.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Jesús
El día 28 de febrero, en el video foro que I. Gabilondo tituló “Hessel”, lancé una pregunta. Según el registro publicado, eran las 13:09:12 horas.
Era una pregunta muy simple.
Absolutamente NADIE hizo alusión a esa sencilla pregunta, durante el resto del día, entre los comentaristas. Típicamente, se trata de gente que está descontenta, con el actual estado de cosas en nuestro país.
Porque? Una razón podría ser que en este país nos quejamos simplemente por vicio. Que no somos capaces de pasar de las palabras al desarrollo.
La otra respuesta, puede ser que sea debido a la desconfianza. Esto es un fenómeno secular en España. Que juega en contra nuestra, permanentemente.
Se puede deducir que el 100% de los lectores, se preguntaba: ¿Quién diablos será este, que plantea esta pregunta?
Ante eso, se pierde el fondo de la pregunta. Lo ve.
La representatividad, en este hermoso país, es un asunto muy complejo. Aunque sea para las cosas más sencillas del mundo. Atentamente
Observador

Anónimo dijo...

Muy bien expuesto y argumentado. En España no gozamos de libertad real ni de control sobre los representantes que votamos. ¿Será nuestro sino vivir de maneras extremas? O la guerra civil o la imposición del poderoso sobre el ciudadano de a pie, sea en una dictadura o en una seudodemocracia. A. Sierra

Jesús Arribas dijo...

Para Observador:

Gracias por su comentario.

He buscado y encontrado su pregunta en el comentario de Gabilondo. Era esta, si no me equivoco:

¿Porque los ciudadanos, la sociedad civil en general, no nos dirijimos al jefe del estado, Don Juan Carlos para que se habra un cese de Rajoy, un proceso constituyente que trabaje para el inicio de una reforma constitucional y la ejecución de un referendun?

Es una cuestión de elemental sostenimiento democrático.

La verdad es que no puedo contestarle si es, o no, posible dirigirse al rey para que abra un mecanismo de cese a un presidente del gobierno. Trataré de enterarme, pero me temo que no.

Tenemos un gravísimo problema con los partidos políticos. No quieren ceder el bastón de mando al pueblo. No quieren someterse al dictado del pueblo... No quieren saber nada del pueblo.

Sin embargo, no veo más salida que la presión sostenida, porque, mucho me temo que el único modo de cambiar algo es que ellos mismos quieran cambiar... Bueno, también está una revolución, pero yo a esas cosas, como que no me apunto, de momento.