No estaba preparado, y picó. Ese puede ser el resumen de la entrevista que sufrió (sí, digo bien, sufrió) Pablo Iglesias, ahora ya como Secretario General de un partido. «No era tan fácil como parecía, ¿eh, Pablo? Mira que te dije que no vinieras», debía decirle el enano cabrón que siempre aparece en nuestro interior cuando las pasamos moradas. Iglesias no estaba preparado y la periodista, Ana Pastor, le pasó por encima como un tren de mercancías. Iglesias lo pasó mal por su arrogancia, ese defecto que él mismo en la entrevista confesó tener, y que le hizo creer que tenía la situación dominada. Hoy debe estar arrepentido, pero ya no hay remedio. Habrá que tomarlo como un error y aprender.
La periodista Ana Pastor cada día es un poco menos buena. Le deben haber dicho que hay que ser incisiva y concreta y lo lleva tan al límite que anquilosa las entrevistas. Hace sentirse incómodo al entrevistado y lo encorseta. De verdad, echo de menos a Gabilondo en estos casos. Ana Pastor, con su «modus operandi» anuló a Iglesias y puso de los nervios al espectador, a mi al menos, al no dejarle explicarse y pedirle que contestara de manera concreta a cuestiones demasiado complejas para un simple, sí, no o no lo sé. Sí, definitivamente, Gabilondo le hubiera sacado más jugo a la cosa: el espectador habría entendido algo y el entrevistado no habría salido herido.
¿Cómo va a hacer que los bancos no ejecuten desahucios? ¿De donde va a sacar el dinero para pagar un salario a cada español sin recursos? ¿Va a dejar de pagar de la deuda pública? ¿Cataluña...? ¿Bases americanas...? ¿Petroleo en Canarias...? Iglesias no estaba preparado y contestaba de manera irreflexiva. Él mismo se puso a los pies de los caballos. Su arrogancia le jugó una mala pasada. Podemos perdió parte de la credibilidad que tenía por un mal cálculo de su secretario general. La periodista tiró de hemeroteca y de vídeos de declaraciones de Pablo Iglesias en su trayectoria en programas de televisión en los que, por decirlo de algún modo, hacía comentarios explosivos en un lenguaje bastante agresivo que ahora, cuando tienen que concretar, se vuelve en su contra... Ana Pastor lo machacó sin piedad. Por la boca muere el pez, una lección, Pablo.
Las encuestas sitúan a Podemos como alternativa real de gobierno en España. Sin embargo, Podemos no tiene un programa concreto. Podemos está preso de su manera de comunicar. La jerga empleada les hace poco creíbles en algunos aspectos: «auditoría ciudadana de la deuda», «renta básica para todos», «proceso constituyente democrático», «régimen del 78»... Son formas de hablar vacías y un tanto chirriantes para algunos oídos. Algo parecido me pasa cuando los socialistas y sindicalistas se llaman unos a otros «compañeros» o los de IU «camaradas». Todos son lenguajes trasnochados de tintes revolucionarios y la gente, creo yo, no quiere revoluciones, quiere cosas simples: justicia, equidad, que no se robe, que se redistribuya la riqueza, que los poderosos contribuyan más...
La Sociedad requiere soluciones a los problemas que tiene y Podemos puede dárselas. Pero para eso hay que ganarse la confianza con mensajes convincentes no inflamados. Pablo Iglesias tardó ayer un rato largo en explicar que significaba auditoría «ciudadana». A veces la verborrea da problemas de este tipo. Si de lo que Podemos está hablando es de auditar la deuda y ver que parte el ilegítima para darle otro tratamiento, para qué coño introduce lo de «ciudadana» si no aporta nada más que desconfianza. Este tipo de cosas pesarán al final. El equipo de Podemos es altamente cualificado y debería pensar en cómo descargar el lastre de tantas y tantas soflamas vertidas en televisiones de todo tipo por sus líderes y cómo llegar a la gente con un programa de gobierno y unos planes de acción creíbles. Pero ayer, Iglesias, mal: suspenso bajo en la primera evaluación. Así que a estudiar para arreglar el curso.
1 comentario:
La periodista Ana Pastor es como un fiscal de película americana: va al cuello del entrevistado y solo le deja responder con frases cortas sin dejar que se explique. Es como si tuviera prisa en terminar el programa o con el entrevistado.
No ví esa entrevista:¡qué pena!, pero el Sr. Pablo Iglesias sabe como cualquiera de nosotros -por muy preparado que esté en ciencias sociales y políticas- que el dinero -el capital- manda más que todas las ideologías políticas, y que la deuda, guste o no, hay que devolverla. ¿Quién nos endeudó? No lo se. Pero si no devolvemos lo que debemos nos embargan, y siempre pagamos los mismos: los ciudadanos de a pie. A. Sierra.
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