Uno no puede dejar de asombrarse al ver cuál es la percepción de la realidad del gobierno. Rajoy hizo una presentación de la misma y, por mucho que lo intenté, no pude reconocer en ella al país en el que vivo. Por eso, llego a la conclusión de que van a tener razón los que están predican que existen universos paralelos. Bueno, universos completos, no sé, pero Españas, sí, porque Rajoy las ve. Y no es de broma. Basta con escuchar con un poco de atención su rueda de prensa de ayer, 26 de diciembre de 2014. Personalmente me sentí como un estúpido, porque yo no veo lo que él ve. Claro que Rajoy es presidente de un gobierno y yo un simple ciudadano, eso sí: bastante cabreado.
Lo que nos vino a decir esta suerte de oráculo es que España es un país altamente competitivo, con una gran capacidad exportadora, con baja inflación, o nula, que favorece nuestra competitividad, y en el que las pensiones y salarios, al no subir los precios, ganan poder adquisitivo. También nos dice que en tres años los españoles, sí, sí, con un par, los españoles, consiguieron dar la vuelta a la situación: un país en el que antes se tenía desconfianza, ahora se tiene seguridad; donde antes se destruía empleo, ahora se crea de manera sistemática y continuada; donde antes la economía se contraía, ahora crece... En resumen, España crece más que nuestros socios europeos y es el país que más empleo crea en Europa. ¿Qué...! ¿Alguien se atreve a negar que existe una España paralela, aunque algunos incapaces no alcancemos a verla?
Quién, me pregunto, le puede aportar a Rajoy tal cantidad de datos positivos. Y, cómo, un político, que no sea un desalmado, puede tratar de engañar con ellos a todo un país. El mensaje insano que intenta trasladar, además de hacerse propaganda para seguir en el poder, es que solo él u otra alternativa parecida, puede hacer algo bueno por España. Tengo que decir que fue cerca de una hora de alucinación completa. No me podía creer como alguien que dirige un país puede cometer la inmoralidad de llevar a cabo esa especie de intento de «sofronización» de un electorado al completo.
El desprecio por cualquier alternativa a su modo de hacer está presente a lo largo de toda la intervención. Esto es algo que a Rajoy le va a costar caro. Y vuelvo a Ortega: En épocas críticas puede una generación condenarse a histórica esterilidad por no haber tenido el valor de licenciar las palabras recibidas, los credos agónicos, y hacer en su lugar la enérgica afirmación de sus propios, nuevos sentimientos. Como cada individuo, cada generación, si quiere ser útil a la humanidad, ha de comenzar por ser fiel a sí misma.
Rajoy debería tener cuidado. Muchos pertenecemos a una generación que puso los pilares de lo que hoy debería ser España: un país bastante democrático y con bastante estado de bienestar. Estábamos hartos de algo y lo eliminamos, o casi... Ahora viene otra generación que está también harta de este modo tramposo e inmoral de hacer política. Atención al pensamiento de Ortega. De un modo u otro, Rajoy será desalojado por su arrogancia, y sobre todo por su capacidad de ver, como los locos, mundos, Españas, paralelas.
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