Las obligaciones de los partidos para con la ley electoral hacen que la democracia en España esté cautiva en su propia mazmorra. La celda, asilada y profunda, es inviolable. Cualquiera que quiera participar en unas elecciones está obligado a meterse en su interior oscuro y húmedo. Y una vez aquí, ya no se sale. Para ello habría que poner de acuerdo a todos los que están dentro. Pero estos ya se acostumbraron al mal olor, al frío, a la humedad y a la falta de higiene, y ya no quieren cambiar; y desde luego no van a propiciar que nada se mueva, pues solo les perjudicaría.
Puede que los partidos emergentes se las prometieren muy felices a la vista de las encuestas. Pero, claro, ahora llega el momento de la verdad y en esta Democracia de mentira que tenemos hay que confeccionar listas autonómicas y locales. Esto significa que hay que poner una serie de nombres unos debajo de otros para que los electores asientan, lo cual resulta mucho más difícil de lo que parece. ¿Cómo puede hacerse una lista de candidatos de manera transparente y democrática? Bien..., hay muchas maneras pero, claro, es que si se hace así se pierde el control.
Podemos lo intentó con el subterfugio de las votaciones por Internet. Suena bien, pero aparta, de mano, a todo el que no se maneja en este mundo; además pueden darse infinidad de trampas. Al final las listas salieron pero uno no está del todo convencido de que el resultado sea realmente representativo. Podemos era un partido asambleario y, aunque no lo parezca, no hay nada menos democrático que una asamblea. Una asamblea se maneja fácilmente. El electorado presupone cuando responde a las encuestas que estas minucias están resueltas, pero ahora asiste boquiabierto a todo un espectáculo de luchas internas, familias, vanidades, egos y peleas de gallos desde la cúpula hasta el fondo que, mucho me temo, pondrán las expectativas de voto de este partido en su sitio. Lo que no es necesariamente malo de cara a unas generales. Mejor la cura de humildad ahora. Mejor aclarar el panorama hoy y moldear un partido estructurado y democrático de verdad para mañana.
Ciudadanos hizo otra apuesta. Tiró directamente por la calle del medio. Albert Rivera cogió a todo bicho viviente que hubiera estado antes en el cotarro, y que le pudiera aportar algo en una lista, y a la mierda. Rivera quiere poder rápidamente y se salta a la torera los límites interpuestos por el mismo en su organización: democracia a capricho, vamos. ¡Ay, ay, ay, Albert! Esto no es lo que propugnabas. El caso de Asturias es como para estudiar. Los resultados pueden ser catastróficos aquí, y si no lo son es porque en esta región el hartazgo con el PSOE es considerable, el PP es un grupo de indocumentados y Foro, bueno, Foro no es nadie. Los resultados electorales a corto, tal vez no sean malos del todo, pero los resultados políticos al final no van a ser buenos. Los mercenarios son eso y desconocen el significado de términos como prudencia, lealtad, respeto, empatía y chorradas semejantes. Esperemos que no sea igual en toda España.
Esto es lo que nos trae la ley Electoral española: democracia de baja estofa. Algo que solo puede arreglarse con una esmeradísima, limpísima y transparentísima elección de los miembros de las listas. Yo no vi a nadie por la calle que me pidiera una firma diciendo que quiere ser candidato o ir en la lista de tal o cual partido. Es lamentable que en España el ejercicio de las formas democráticas esté tan devaluado, con lo fácil que es. Pero se está mejor en el lodo y dejando a los ciudadanos normales al otro lado del charco, lejos de todo. Algo inaudito, teniendo en cuenta que pagan ellos el banquete.
No hay comentarios:
Publicar un comentario