En cualquier parte del mundo todo tipo de festejo que se organice para la diversión con el sufrimiento de un animal, con la muerte de un animal, es de por sí deplorable. Sí; la tauromaquia es también deplorable. No entiendo por qué le pusieron ese nombre tan rimbombante a la simple tortura de un toro por parte de un grupo de personas. Lo que pasa en una plaza de toros llena de gente es una auténtica barbaridad. Sin embargo, en España las leyes regulan y protegen este tipo de actos salvajes, como en algún tiempo protegieron los autos de fe y las ejecuciones en la plaza pública.
La cosa es así de simple. Los festejos con toros están regulados por leyes estatales autonómicas o municipales. Pues bien; insisto: no hay ninguna diferencia entre torturar a un toro o torturar a un ser humano. O es que alguien, que no sea un imbécil, cree que el dolor que experimenta un toro cuando una lanza le perfora un pulmón es diferente al que sentiría un especimen del género homo. No es diferente. No tiene nada de diferente. Al toro le duele exactamente igual. Lo mismo siente el toro cuando lo pican que el torero cuando un cuerno le entra por el muslo hasta los genitales.
El próximo 17 de septiembre en Tordesillas, Valladolid, van a soltar a un toro. Vulcano, se llama el pobre animal. Pues Vulcano va a ser perseguido por el entorno del pueblo y entre unos cuantos habitantes provistos de lanzas lo van a matar. Lo van a matar a lanzazos. ¿No es estupendo? Un grupo de valientes tordesillanos van lancear un toro. Le van a perforar los pulmones, los intestinos, la garganta... lo que pillen. Vulcano tendrá una bonita agonía mientras estos héroes se sentirán seres superiores, valientes y se irán al bar a beber y a contarse su hazaña unos a otros. Qué hombría, qué machada.
Vulcano
Pues bien. Tordesillas sigue la norma del cabezota: "Si el mundo se viene contra mi, yo voy contra el mundo". Los cabezotas no suelen ser muy inteligentes y no se preguntan por qué el mundo se pone en su contra. Lo que consigue Tordesillas con el Toro de La Vega es ser un pueblo mundialmente famoso por alancear un toro hasta la muerte. Si se piensa bien es todo un orgullo. Me imagino a un tordesillano que llegue, no sé, a una universidad americana... "Ah, sí. Tordesillas. El sitio ese en ¿África? No, no, en España, donde usáis lanzas para matar a un toro... Qué fuerte, tío".
Los valientes caballeros
Un pueblo termina por ser el fruto de lo que siembra. Lo malo es que ello constituye, como en el caso de Tordesillas un estigma para sus habitantes, incluso para los que abominan de este festejo. Muchos españoles hemos tenido que excusarnos en muchas partes del mundo por las corridas de toros. Es difícil explicar a un extranjero cualquiera que la mayor parte de la gente aquí no está a favor de la fiesta de los toros, muy difícil. Nos lo hemos ganado.
La bonita y estética agonía
El Toro de La Vega supera cualquier acto de salvajismo y por eso Tordesillas es un pueblo "non grato" para el resto del planeta desarrollado. "Un pueblo de bárbaros asesinos". Eso es lo que se oye cuando uno se da una vuelta por el mundo. Los Tordesillanos, especialmente los que están en contra de este festejo, que los hay, pueden estar orgullosos de lo que han conseguido sus paisanos: poder ir por el mundo con el hermoso sello de SALVAJES impreso en la frente. Es lo que tiene ser cabezota.
1 comentario:
Todos a una, como en Fuenteovejuna
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