Estepa no es más que un epítome, un resumen escueto de un problema general, y grave, que se da en todo el país: la impunidad de "los malos" y la impotencia de "los buenos". Los buenos son los ciudadanos normales, grises, estándar, los que trabajan, los que están jubilados, los que se defienden como pueden de las bofetadas de la crisis, pero que sobreviven respetando las leyes. Los malos son los inadaptados, los que se pasan la ley por el forro, los que delinquen, las más de las veces con total impunidad, los que, para más inri se pasean, chulos y fanfarrones por el medio del mismo pueblo o barrio donde cometen sus fechorías, porque saben que la gente normal les teme.
Por lo que pude leer, en Estepa, hace años que se producen robos y más robos sin que nadie, hasta el momento, hiciera nada por resolver el problema. La Justicia, la Policía (incluida la local), la Guardia Civil y los responsables políticos pasaron olímpicamente del asunto durante todo este tiempo: así de sencillo. De repente, la gente, que, por lo general solo se queja, pero nada más, se decide: se envalentonan unos apoyados en otros, en el grupo, en la manada, y los individuos pasan a convertirse en masa, en chusma indignada en estampida que carga contra quién tiene la certeza, o supone, que es la causa de todos sus males. Atacan sus viviendas, se llevan algunas de las cosas que les habían sido robadas y, ya puestos, provocan un incendio.
Entonces, como por arte de magia, todo el mundo toma partido. La Guardia Civil, la Delegación del Gobierno, los políticos locales, etc. Todos aquellos a los que se les da la oportunidad, a los políticos, me refiero, se les llena la boca hablando del Estado de Derecho, de que es la ley y la justicia quien debe actuar y de que el ojo por ojo no está contemplado en nuestro ordenamiento jurídico. Todo muy bonito, sí. ¿Pero que hay de los perjudicados? ¿Es que nadie piensa en el tiempo que llevan sufriendo? Ahora se les criminaliza por haberse tomado la justicia por su mano. Pues muy bien, será políticamente incorrecto, pero yo los comprendo. Y los comprendo por una razón muy sencilla: durante años pidieron justicia y se les negó, y cuando al pueblo se le niega la justicia, llega un momento en que explota.
Efectivamente, justifico (no defiendo) un acto delictivo. Lo justifico razonadamente por la inoperancia, la desidia, la indolencia y la indiferencia de quienes en la estructura social tienen la obligación de velar por la seguridad de los ciudadanos. Que en Estepa se haya robado y se robe impunemente a los vecinos es una vergüenza, por los robos y porque nadie haya hecho nada al respecto. Lo que me extraña es que la gente haya tardado tanto en movilizarse y tomarse la justicia por su mano. Algo que, con toda probabilidad, llevará a algún estepeño de los que más se significaron en esto del ojo por ojo a terminar entre rejas una temporada. Pero, sí, justifico lo que se hizo en Estepa. Qué deberían haber hecho. ¿Seguir con las denuncias y continuar igual otros cuantos años? Pocas alternativas tenían.
Estepa tiene 12.000 habitantes, policía local y cuartel guardia civil. Con toda seguridad se sabe quién efectúa los robos. Pero no se actúa, por lo que sea. Lo más probable es que por miedo, o desinterés, de las propias fuerzas de seguridad a meterse con clanes de delincuencia. Para qué complicarse la vida. O eso, o porque alguien les dice que no actúen, que también puede suceder. Porque, no estamos hablando de un barrio conflictivo de una gran ciudad en el que la red de delincuencia está entretejida de manera compleja, hablamos de delincuencia en pueblos pequeños, en los que se conoce todo el mundo y en el que todos saben quién es y quién no es trigo limpio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario