01 julio, 2014

Liberté, égalité...

El expresidente Sarkozy detenido, o retenido, para declarar sobre la financiación ilegal de su campaña electoral... El expresidente de la Repúblic Francesa... Adoro Francia especialmente por cosas como esta. El expresidente de la república es comparable a nuestro exrey. ¿Alguien se imagina a Juan Carlos obligado a permanecer en una comisaría para declarar por presuntas irregularidades en lo que fuera? Pues en Francia lo hacen. Y no me cabe ni la más mínima duda de que son un país sensiblemente más avanzado, más justo y más democrático que el nuestro. ¿Por qué no tomamos nota? Fácil: porque no interesa a los que el amigo Pablo Iglesias llama, con toda la razón la casta.

Aquí se cargaron a Garzón por investigar la financiación ilegal del PP. La instrucción de Ruz por lo mismo lleva años y, salvo Bárcenas, no hay nadie en la cárcel. El fiscal del caso Noos pone a parir en un escrito a un juez que imputa a una simple infanta (¿qué es una infanta, aparte de nadie?). Una juez en Sevilla lleva también años detrás de los peces gordos del PSOE que hicieron trampas con dinero público. Pero no hay nadie en la cárcel. En España solo van a la cárcel los «pringaos». España es diferente... España es una vergüenza de democracia. Y hay quién se siente orgulloso de ella.

En España, cualquier pelagatos que haya ido en una lista electoral por obra y gracia de algún gerifalte de su partido, haga lo que haga, para juzgarlo, hay que armar un circo de dimensiones galácticas porque está aforado. No es que no se le pueda juzgar, pero lo que haya hecho debe ser instruido y evaluado por el Tribunal Supremo, oiga. Cualquier senador o diputado del tres al cuarto está protegido por una extraña ley, lo mismo que los diputados autonómicos, jueces, miembros de la realeza y altos cargos de no sé cuantas cosas. Me pregunto qué broma es esta.

Se me permitirá decir que entre el nuevo rey Felipe y yo no hay ninguna diferencia. Somos personas exactamente iguales, nacidos de útero y provenientes del acoplamiento entre un macho y una hembra de la especie. Por qué él va a ser inviolable y yo no. Y lo mismo puede aplicarse para cualquier otra persona. Por qué un diputado, un juez o un presidente del gobierno tiene que gozar de privilegios especiales respecto a ningún ciudadano. Pues por nada. Semejante diferencia no se sostiene, por mucho que se intente razonar. El presidente de los Estados Unidos puede ser juzgado, si delinque, por el mismo juez que un chorizo del Bronx. Aquí andamos con miramientos de que si familia real, de si gobierno o de que si la abuela fuma.

Francia da a menudo lecciones de democracia a todos. Lo lleva haciendo desde la revolución, allá en 1789. Liberté, égalité et fraternité siguen teniendo un significado. Los franceses menean el guindo las veces que sea necesario. Aquí hicimos una chapuza de Constitución y de leyes básicas pactadas con los franquistas que mandaban, para iniciar un camino democrático, y cuarenta años después, una etapa similar a la de Franco, no se ha avanzado nada en este aspecto. Nada. Siguen igual.

¿Seríamos aquí capaces de juzgar a Aznar por haber tenido cajas B en el PP, a González por los Gal, o al exrey, qué sé yo, por matar elefantes? No, claro que no. Por eso, hoy más que nunca... ¡Vive La France!


No hay comentarios: