27 julio, 2014

Mil muertos en Gaza

He estado esperando antes de escribir sobre el conflicto, ya casi eterno, de Oriente Próximo. Me dije a mi mismo: «a ver cuantos muertos les cuestan a los palestinos los tres israelíes secuestrados y ejecutados ». Pensé en aquello de ciento por uno, pero no, me equivoqué, la cosa va camino de ser diez veces mayor. Y no va a pasar nada. Le darán a algún otro mequetrefe un premio nobel de la paz  por sus esfuerzos reconciliadores y al poco tiempo todo empieza de nuevo. El conflicto árabe israelí  sencillamente no tiene solución.

Si ahora mismo se realizara el milagro de la paz, serían necesarias varias generaciones para olvidar los muertos de uno y otro lado, cientos de veces más de uno que de otro, pero muertos al fin y al cabo, que serán magnificados y hechos mártires por ambos bandos. La reconciliación en un caso como este es imposible. Y los milagros, como puede verse, tampoco existen; ni siquiera para dos sociedades de tan alta religiosidad y que afirman ser ni más ni menos que los elegidos y demás monsergas. Lo que prueba también que si a un conflicto territorial le introduces la variable religión, la cosa se vuelve todavía mucho peor.

Además de todo lo anterior está la comunidad internacional, que la caga (con perdón) estrepitosamente en la gestión de un conflicto creado por ella misma al partir palestina en dos en los años cuarenta del pasado siglo. Palestina se dividió y a unos cuantos judíos se les dio la propiedad de lo que ellos tenían como la tierra prometida (manda huevos), y se expulsó a los árabes de sus espacios ancestrales. Claro, a ver quién evita un conflicto tras tal monumental cagada. Y eso que dicen que en aquellos años había políticos inteligentes. Aquí se lucieron.

El fanatismo de las clases dominantes judías es comparable al de las árabes. Hamás, por un lado y el ejército israelí, por otro no son más que meros instrumentos para infligir el mayor daño posible al enemigo. Si ambos pudieran, exterminarían al oponente, así de sencillo. Las clases dominantes trasladaron el conflicto al pueblo, generaron odio y radicalizaron las cosas de tal manera que es difícil encontrar aun judío que no justifique a todos y cada uno de los muertos entre los árabes, como lo es encontrar un árabe que no celebre la ejecución de un soldado enemigo o el éxito en el blanco de un cohete o de un hombre bomba que se haya llevado por delante a cuantos más mejor.

La cosa se convirtió en un problema de pueblos, pero no es más que un problema de clases dominantes. Clases interesadas en que la guerra perdure para siempre porque algo sacan de ella, no sé muy bien el qué, pero algo bueno, desde luego. Sin embargo el pueblo, a poco que le dejes tranquilo, lo que quiere es vivir en paz, criar a sus hijos y tener una juventud provechosa y una vejez tranquila. En esto son iguales israelíes y palestinos; por eso las épocas de paz no pueden durar demasiado. En esta ocasión fueron los palestinos quienes abrieron la caja de Pandora ejecutando a tres jóvenes. A Hamás le interesa que haya muchos muertos, cuantos más mejor, así se justifica su acción armada, y a los ultraderechistas judíos lo mismo: cuantos más muertos mejor.

Y si alguien tiene el botón para parar la masacre es alguien mecánico o tarado de mente a quien la muerte de cientos niños le importa un rábano. Pero es lo que hay.

3 comentarios:

CARMEN dijo...

Es una guerra abierta, tan dramática como todas, pero sin solución. Tristemente solo se terminará con la erradicación de uno de los dos pueblos, E.E.U.U. entorpece, Europa silenciada, y la catástrofe continúa. Y pensar que todo comenzó por mandato divino, "ocupad la tierra prometida" Y las muertes? Esas deslegitimizan cualquier religión, y mientras mas de media humanidad sufre guerras y hambrunas, los noticiarios dedican más tiempo al fútbol que al mundo real. Hace falta un milagro para frenar una masacre? O es que los Judios que desgraciadamente sufrieron sin parangón, por lo pasado, abora son como James Bond. "CON LICENCIA PARA MATAR"

Jesús Arribas dijo...

Gracias por el comentario, Carmen.

Efectivamente los valores de la comunidad internacional son peculiares: no importan las muertes, lo importante son los negocios con Israel y tener una cuña puesta en Oriente Medio... Qn fin... que se entró a sangre y fuego en Irak por mucho menos de los miles de palestinos muertos. Ahora bien. He de decir que los de Hamás están tremendamente interesados en que haya mártires porque su únicp objetivo es el terrorismo de la peor especie. Y como Israel aplica la respuesta violenta a la violencia, la espiral crece y crece sin parar.

Anónimo dijo...


Yo no creo que todo haya empezado por "mandato divino". No es una guerra religiosa, es una guerra de intereses con base en una partición mal hecha, ordenada por la ONU.
Un horror, de todos modos, porque no tiene solución ( al menos sin intervención divina).Saludos