26 noviembre, 2005

Volver al armario

Hace días que leer los periódicos, oír los informativos de la radio o ver los telediarios, me provoca nauseas. Siento verdadera vergüenza ajena por la bajísima talla política y personal de quienes tienen la labor de representarnos. Me sonroja lo que se dice, y cómo se dice, en el parlamento. Especialmente desde la parte del PP, donde el discurso político se convirtió en un galimatías barriobajero.
Aquí todo el personal electo o asociado a la política tiene claro que lo primero son los intereses de su grupo, o los propios, no sé. El objetivo es alcanzar el poder, no importa el modo, o mantenerse en el a cualquier precio. Claro, para estos viajes hay que estar dispuesto a llevar la navaja abierta, a mentir, a insultar, a repetir hasta la saciedad cualquier estupidez, a traicionar, en definitiva, a cualquier indignidad.
Tras el 11M me movilicé desde una posición de abstención militante para quitar del medio a quienes me mintieron. Pero percibo malos vientos. Creo que unos cuantos que salimos del armario en las últimas elecciones, o esto da un giro, o nos volveremos a encerrar, y puede que a tirar la llave.