31 octubre, 2015

El pueblo cosificado

Cosificar es convertir en cosa una persona. Cuando un individuo es cosificado pasa a ser un mero objeto a utilizar sin tener en cuenta las consecuencias de ello. No importa si se le daña, si se le perjudica, si se le engaña... Pasa a ser nada más que algo útil.

Cosificar, es lo que tanto Mas como Rajoy están haciendo con el pueblo, con el electorado. Su único fin, no salir de su urna institucional protectora. Mas alimenta el sentimiento independentista visceral, y parte de los electores, convertidos en cosas, se nutren de ello. En consecuencia, sostienen a Mas y le acompañan en su intento de viaje a una República Catalana, donde no valdrían las leyes españolas y por tanto no iría a la cárcel. Mas no quiere ir preso. Por eso se pone al frente del carro independentista, y únicamente por eso.

Mas está sentado en un barril de pólvora llamado 3%, y si esto estalla, pasará, con seguridad, una temporada a la sombra o se le condenará al ostracismo. Mas utiliza al pueblo catalán solo para conseguir su fin: protegerse. A Mas le importa una mierda cómo le vaya a Cataluña. Mas no anima a su pueblo a la opción separatista porque crea que le va a ir mejor. Ni porque sea el deseo mayoritario de la sociedad catalana. De hecho, solo un 45% votó la opción que les planteó. Un 45% que hubiera sido muy inferior de no estar otro gran cosificador, Rajoy, al frente del gobierno Central. Rajoy fue todo este tiempo un perfectamente programado centro de producción de independentistas. Mas sabe esto perfectamente y le importa un rábano. A Arturo, solo le importa Arturo.

Rajoy también podría ir a la cárcel si sale del poder y le empiezan a llover acusaciones por mirar para otro lado o por alentar el sistema de mordidas del PP. Y su jugada para seguir protegido es similar a la de su homólogo catalán: enajenar a unos cuantos millones de votantes para que le reconozcan como el gran anticatalán, como el garante de la unidad de España. Lo mismito que Franco, lo mismito que Mas. Tres personajes idénticos en sus maneras políticas. El pueblo no cuenta, solo es una cosa para conseguir fines. Pero no todo el pueblo es tan incauto. Además tiene los cuchillos afilados para exigir que se haga justicia a tanto corrupto indeseable. Al tiempo.

25 octubre, 2015

Datos, gobiernos y engaños




200820112015
Población activa (millones))23,06423,08122,900
Ocupados (millones)19,85617,80718,048
Parados (millones)3,2085,2744,852
Jornada media efectiva mes (horas)137,5137,9134,9
Horas totales trabajadas (millones/mes)273024562435
Deuda pública (miles de millones)4407441033

Esta simple tabla podría ser válida para hacer el análisis simple de la gestión de un gobierno en una legislatura. Lógicamente también debería servir para decidir el voto. Sin embargo, y los sociólogos lo saben perfectamente, el voto no se decide por los resultados ofrecidos como balance de un mandato. El voto, para desgracia de las sociedades, se decide desde las vísceras, ese lugar sensible a la propaganda y poco dado a dejarse llevar por la fría objetividad.

El resumen podría ser el siguiente. El PP, con Rajoy al frente criticó y alanceó sin piedad a Zapatero por su evidente mala gestión en la legislatura de 2008 a 2011. Los datos de ese periodo están también en la tabla. Zapatero mantuvo la tasa de población activa (ocupados + parados), pero se le desbocó la de paro. Un país no puede manejarse con esa tasa de desempleo. Rajoy atacó entonces con contundencia ofreciéndose a los electores como única solución a esto y, según él,  para evitar que Zapatero siguiera endeudando a España y eliminando derechos adquiridos: la deuda aumentaba de manera galopante, la prima de riesgo subía y los recortes comenzaban.

Con este panorama favorable, y prometiendo a «los españoles» una gestión que llevaría al país de nuevo a la senda de la prosperidad, Rajoy ganó las elecciones en 2011. La mayoría absoluta le permitía casi reinar, más que gobernar: y reinó. Pues bien, en la tabla de la cabecera está el resultado. Unos pocos números fríos, fáciles de entender por cualquiera. Unas cifras con las que un elector normal diría algo así como: «¿Pero qué coño estuvo haciendo este tipo todo este tiempo?».

El resumen, de la gestión de Rajoy al frente del gobierno es, más o menos, que la situación de actividad del país es, podríamos decir, la misma que la que le dejaron: ligera disminución de la población activa; ligera disminución de la cifra del desempleo (irreal si se tiene en cuenta que se trabajan menos horas); precarización de los contratos, indicado por la reducción de la jornada media; y, esto sí, aquí lo ha hecho bien, ha elevado la deuda pública en casi un 40%. Lo que uno no entiende es cómo con esta enorme cantidad de pasta que se debe se puede decir que salimos de la crisis.

De todo lo anterior, el aparato propagandístico del PP pone el acento nada más que en la disminución (relativa, como ya se dijo) de la tasa de desempleo. Pero en ningún momento se oye a dirigente alguno de este partido hablar de la deuda, o de la total ausencia de mejora de la actividad, o de la precarización del empleo... Claro, que el principal partido de la oposición, como también sale retratado, tampoco puede decir que va a arreglar las cosas, porque, lógicamente, la gente no se lo iba a creer. Así pues, se callan y hacen una actividad de desplazamiento poniendo el foco en la eliminación de recortes y  de leyes retrógadas impuestas por la mayoría absoluta de Rajoy.

España lleva décadas igual. El paro es endémico y el espejismo de la construcción solo sirvió para que este ejercito de desocupados pasara a amasar cemento y a poner ladrillos. Al haber menos paro, las empresas empezaron a elevar salarios, se consumía más (consumo interno) y se descuidaba el mercado internacional, para qué, si todo se vendía en casa... Al final todo a la mierda. Y ahí, en la mierda se mantendrá este país hasta que alguien, de una maldita vez, elimine el modelo productivo arcaico que tenemos y lo transforme en el de un país europeo decente.

Espero que la tabla del inicio de esta entrada ayude a decidir el voto, o al menos a decidir a quién no votar. Pretendo con ello aportar luz. Yo, desde luego, tengo claro que hay dos opciones por las que no me voy a decidir: una la reflejan los números de 2008 a 2011, la otra de 2011 a 2015. Por fortuna salió a la superficie gente nueva, con ideas y con un pasado limpio.

Fuentes INE y Ranstad

17 octubre, 2015

Sobre la sensatez

La sensatez es algo casi indefinible en las personas y en las instituciones. La sensatez no tiene que ver ni con la edad ni con el tiempo ni con la experiencia. La sensatez es algo más bien relacionado con la limpieza, entendida como higiene mental, con la generosidad, con la dignidad y con la honestidad. Algunas de estas cosas me resultaron sensatas, otras no. Otras me hicieron sentirme incómodo. Muy, muy incómodo. Pero estos son los bueyes...

Refugiados:

Un cardenal, Cañizares creo que se llama, dice que no todos los refugiados son trigo limpio. Es extraño que este hombre, purpurado, cura antes, y con voto para elegir papa si no me equivoco, no se haya dado cuenta de que esto es así en todas las colectividades, incluso en el cónclave para elegir a Francisco no todo era trigo limpio. ¿Lo será él? (Cañizares)

Mújica, el expresidente de Uruguay, habla en una entrevista a un semanal de que los pobres, los campesinos y los desheredados se quedan clavados a la tierra en sus países de origen. Que los que se suben a los barcos para huir, tienen dinero para pagar a las mafias, que los pobres de verdad están clavados a la tierra porque no tienen nada. Y sentencia que los que llegan a Europa no quieren cualquier cosa, prefieren la parte que brilla: Alemania, Suecia, Noruega...Tiene algo de razón, pero estos que vienen en masa a Europa, tampoco dejan de ser refugiados, entiendo.

También dice Mújica que Alemania demuestra inteligencia al acogerlos: son mano de obra cualificada en su mayor parte. Quienes los rechazan cometen un error. Esta gente no es un problema, es una solución, en especial a largo plazo. Esto me gustó.

Independencia judicial:

El CGPJ lanzó una dura invectiva al Gobierno Autonómico de Cataluña porque alentó las protestas delante de los juzgados cuando Mas y otros fueron a declarar por el intento de consulta. Lo sensato habría sido no decir nada, por tres razones: una porque la gente, toda, incluso los que se dedican a la política, tiene derecho a expresarse libremente; otra porque los jueces, quiero pensar, ya están maduritos como para dejarse intimidar por estos jolgorios; y una tercera porque cuando desde el PP se alentó algo parecido cuando Camps y algún otro pijo de Valencia eran juzgados, el Consejo estuvo callado como un muerto.

El órgano de gobierno de los jueces se jacta de ser independiente del poder político. Claro que todo depende de como se mire. Un preso le decía a otro recién llegado a la cárcel que en aquel centro penitenciario había plena libertad, que dentro de tu celda podías moverte por donde quisieras... Pues eso.

Política:

Una señora cambió de partido, se pasó de UPyD al PSOE. La ficharon, dicen, por su competencia. Pero dentro del PSOE muchos la acusan de haber dicho verdaderas salvajadas de ellos cuando era del otro partido. Lo que no llego a entender es por qué se extrañan. La política en España consiste justamente en decir a gritos que el adversario comete atrocidades de todo tipo. La política en España no se ocupa de mejorar la vida de la gente. Para qué.

SENSATEZ

Nombre femenino. Cualidad que tienen las personas que muestran buen juicio, prudencia y madurez en sus actos y decisiones.

15 octubre, 2015

Política nociva

La política del PP, o de Rajoy y sus estrategas, que no se sabe muy bien quien da las directrices, puede calificarse de muchas maneras: perjudicial, nociva, dañina.... Nada de lo que hace Rajoy en este momento es positivo para los españoles: nada. Tengo mis dudas de si alguna vez hizo algo pensando de verdad en el país, algo para mejorar la vida de las personas, o para que no empeorase. El paso del tiempo, que, como la marea cuando baja, deja al descubierto el fondo lleno de basura. Un periodo realmente sucio a la vista del paisaje: desigualdad disparada, déficit público en máximos, mismo modelo productivo... A pesar de ello él, ellos, insisten en su buena gestión.

Durante su etapa en la oposición Mariano Rajoy insultó, despreció y faltó al respeto al presidente en ejercicio. Rajoy nunca asumió haber perdido tras el 11 M y se le notaba el resentimiento. Zapatero no era un dechado de virtudes, pero Rajoy se empleó de manera inmisericorde con el único fin de destruirlo. Se opuso a todo de manera virulenta. Durante la segunda legislatura socialista las sesiones del parlamento dedicadas a los recortes o a la subida del IVA fueron puro teatro por su parte: Rajoy despellejaba a Zapatero porque le obligaban a reconducir las cosas con recortes, a pesar de que él sabía que aquello era lo que tocaba. Y consiguió lo que quería: elecciones generales. Y el electorado expulsó a Zapatero a patadas, con todo merecimiento.

Rajoy ganó su mayoría actual en las urnas con toda legitimidad, pero hizo trampas en campaña. Prometió lo contrario a lo que había hecho su antecesor, para luego, sin explicaciones, hacerlo él mismo, pero con más contundencia. Rajoy echó la culpa de la crisis a Zapatero y le tiró encima de la mesa los millones de parados, en su mayor parte de la construcción, de cuya burbuja era igual de responsable que su oponente. Rajoy siempre echa la culpa a otros (todo el PP lo hace). Rajoy nunca dice la verdad, juega con las medias mentiras, o las medias verdades, que es casi peor, en su provecho y en el de su partido. Rajoy nunca piensa en el beneficiar a los españoles, a pesar de aludir a la «inmensa mayoría» para justificar cualquier estupidez que se le ocurra.

Rajoy es muy peligroso, casi más que una enfermedad incurable. Como no reconoce sus limitaciones, crea problemas enormes por su imprudencia. La cuestión catalana es culpa suya en exclusiva. El problema que tiene España con Cataluña, y a la inversa, es únicamente fruto del recurso de inconstitucionalidad contra el estatuto. A pesar de ser admitido por el gobierno en ejercicio y votado por los catalanes en aplastante mayoría en referéndum. El Constitucional, pleno de jueces al servicio del PP, amputó la ley. Rajoy había ganado a Zapatero gracias a «su leal tribunal», pero plantó el germen del independentismo radical que ahora le muerde la yugular. Pero él, incapaz como es, no verá esto tan evidente y seguirá en sus trece de hacer cumplir la ley. Su siguiente paso será amenazar con el uso de la fuerza si es necesario.

Rajoy, además, es vengativo. No le importa perder mientras su oponente quede también lesionado. El empeño en hacer los presupuestos ahora no es más que un intento de chantaje a los votantes. El mensaje es que aunque Bruselas diga que con esas cuentas se incumplirá el déficit, él sabe qué hay que hacer para cumplirlo, pero, claro, para eso hay que votarlo; porque como «otros» no saben harán más recortes. Su maldad es tal que es capaz de endeudar todavía más a su país con tal de que otros tengan que tomar medidas impopulares para que los números cuadren. Es tal su orgullo malsano que si tiene que dejar su casa porque le desalojen, saldrá, sí, pero antes le prenderá fuego para perjudicar al que entre después. Al menos en esto, Zapatero fue elegante, palabra de la que Rajoy ni oyó hablar.

Ojo con este hombre. Véanse si no las leyes que intenta aprobar en plena agonía de la legislatura. Ojo con este hombre.

10 octubre, 2015

¿Dignidad, sensatez, seriedad y sentido común?

En algunas ocasiones, no pocas, tengo la impresión de que este país tuvo poca suerte con la mayor parte de los gobiernos que tuvo en democracia. Pero la verdad es que con este que le tocó ahora la tuvo verdaderamente mala, o muy mala. Y no mala por lo que el presidente Rajoy señaló como objetivos: salir de la crisis y culpar al PSOE de todas las desgracias. La mala suerte para todos nosotros fue que el Gobierno, a imagen y semejanza de Rajoy, se ha limitado todos estos años a dejar morir los problemas de inanición y que todo siguiera un curso lógico para que la apariencia de los indicadores de la economía española cambiase. Aparte de esto, nada que no fuera eliminar derechos y hacer pagar el pato a las clases medias y bajas.

La verdadera perversión de todo ello estriba en cómo unas cosas se unen con las otras. Rajoy intenta hacer tragar al electorado que los indicadores mejoran por chapuzas tan burdas como la reforma laboral o decisiones económicas tan nefastas, como el rescate bancario. Y claro, también por los recortes en educación, sanidad, etc... Vamos que el hecho de que las agencias de calificación mejoren nuestra nota se debe a todo lo anterior, lo cual no solo es falso, sino que, para cualquiera que lo analice con un poco de detenimiento, resulta un insulto a la inteligencia de las personas, incluso para las de cociente intelectual similar al del propio Rajoy.

El presidente habló estos días en foros diferentes. En uno de ellos dijo que se había gobernado con dignidad, sensatez, seriedad y sentido común. Qué barbaridad... Este hombre que maneja las riendas del estado es un verdadero peligro. Para llegar al poder no dudó en oponerse a todas las reformas que se le impusieron a Zapatero y en asegurar que el nunca haría cosas semejantes, para después, con una caradura digna de un estafador profesional, asegurar que no le quedó otro remedio que hacerlas. Así, sin ninguna explicación. Pues a mi me parece que no necesitábamos cambiar de partido para hacer lo que irremediablemente iba a tener que hacerse: sacrificios. Pero cambiamos, los votos hablaron, y cambiamos a peor, claro.

Cambiamos a peor porque, ya que el PP es de derechas, aprovechó que tenía el poder al completo para dar una mano de caspa a todo. Claro que había que recortar gastos. Pero no era necesario una ley laboral que precarizara el empleo e hiciera aparecer la figura del pobre con trabajo. A eso debía referirse Mariano con «dignidad».

Cuando decía  «sensatez» seguro que pensaba en la decisión de rescatar a Bankia. Digo yo que lo sensato hubiera sido dejarla quebrar, y listo. No sé que había que salvar en Bankia. La ley del mercado se hubiera impuesto. Los depósitos se hubieran reintegrado y solo quedaría arreglar lo de la estafa de las preferentes devolviendo el principal a quienes las tuvieran. Solo nos habría costado unos cuantos miles de trabajadores más en el paro. Como si quiebra cualquier empresa. Pero aquí había que estafar más, y nos estafó a todos. Si señor, eso es sensatez.

Seriedad y sentido común son fáciles de definir en este individuo. «Seriedad» es decir que el «hace lo que tiene que hacer», lo cual es un pensamiento de gran profundidad; y «sentido común», haber nombrado a Bárcenas tesorero y decirle que sea fuerte y que resista en la cárcel. Esto le encantó a Luis, que cualquier día lo «apuñalará» en el hígado con algún papel de esos y retorcerá el cuchillo sacándolo poco antes de las elecciones generales.

Pues este es el presidente de un país como España, la duodécima economía mundial, a pesar de todo. El mejor país del mundo sin duda, pues resiste todos los intentos de hundirlo desde hace cientos de años, además de saqueos, y otras cuantas artes del bandolerismo y la piratería. Una delicia oiga, tener estos gobernantes.