26 noviembre, 2012

Mas y la realidad

Los partidos políticos tradicionales suelen escuchar mal al electorado. Y les ocurre, por lo general, que la gente no piensa lo que ellos creen que piensa. Así, Mas, interpretó mal el éxito de la manifestación del Día de Cataluña. CiU creyó que les estaban enviando el mandato de liderar un plan independentista y se pusieron de inmediato a trabajar, no para el pueblo, no, sino para aprovechar las circunstancias favorables que, pensaban, les llevarían al rotundo éxito electoral.

La realidad se ocupó de decirle a CiU que no eran así las cosas. Qué si había que votar por una opción soberanista, la de ERC era más legítima: ERC siempre fue un partido claro en su opción política independentista, CiU, no. Y los electores prefieren siempre lo auténtico a lo sucedáneo. Además, el Presidente no contaba con que se le tuviera en cuenta la desgraciada gestión al frente del gobierno, ni los números rojos, ni el paro, ni los recortes. Se equivocó. Rotundamente, se equivocó.

Las elecciones también dejan clara otra cosa muy importante, que poca gente va a querer ver. Me refiero al asunto de la independencia, pero en clave general. De todas las opciones que obtuvieron representación hay 3 soberanistas (73 escaños y 48% de los votos) y 4 no soberanistas (61 escaños y 46% de los votos). Esto es importante, porque en un referéndum no hay ley D' Hont que valga, cuentan los sufragios y una diferencia de un 2 % no parece mucha. ¿Se atreverá alguien a convocar una consulta con una pregunta clara sobre independencia con este grado de incertidumbre?

Por otro lado hay que tener en cuenta que un 6% de los votos fueron a parar a opciones varias, de las que la mayoría, salvo UPyD (no soberanista), no tienen una adscripción clara en este aspecto. Y, naturalmente, están todos los que decidieron abstenerse, que nadie sabe qué opción escogerían, si es que no siguen en la abstención. Es decir el panorama no puede ser más incierto para una consulta de este tipo. Con cualquier resultado, poco más o menos la mitad de la población estaría descontenta... ¿No es verdaderamente un bonito problema para las preclaras mentes de nuestros avezados políticos?

En tiempos no muy lejanos saldremos de dudas. Sin embargo, tengo la impresión de que pasados unos meses, cuando todo esto vaya enfriándose, sus señorías se sentarán cómodamente en sus poltronas y disfrutarán por cuatro años de su ventajoso estatus y de su buen sueldo mientras sale de esta pesadilla y se sosiega el pueblo soberano. Y en las siguientes elecciones, otra cosa inventarán...

22 noviembre, 2012

Gobierno inútil, oposición amorfa

Nunca me voy a cansar de escribir que el primer problema de España es la falta de actividad. Tampoco me voy a cansar de presionar para que gobierno y oposición tomen las responsabilidades que les corresponden en la solución de este problema. Un país es más, o menos, según su tasa de actividad, y aquí nadie hace nada por resolver este déficit endémico que amenaza con ser permanente en nuestra sociedad.

Mi crítica, ácida, va contra todos: gobierno, oposición, sindicatos, medios de comunicación y empresarios. Mi crítica se centra en que los datos de ocupación solo son noticia cuando aparece una EPA o cuando, cada mes, salen los números del INEM sobre el paro. Nada más. Ni gobierno, ni oposición, ni sindicatos, ni CEOE, ni medios hacen nada para impulsar políticas que conduzcan a los sectores productivos a activarse y generar de empleo. Y si no lo hacen los agentes sociales y los medios, para qué coño están entonces.

Llevamos demasiado tiempo preocupados de elecciones autonómicas que no son más que un modo de enredar y revolver la mierda; demasiado tiempo con noticias económicas que sirven de estímulo a discusiones inútiles y demasiado tiempo pendientes de cualquier idea genial del gobierno y de la respuesta, no menos genial, de la oposición. Estos últimos días con los costes judiciales. Qué si son, que si no son, o que si dejan de ser no sé que estupideces. No son más que un medio recaudatorio en un país en el que, si no se saca el dinero de este modo, no hay dinero.

La riqueza de un estado depende de los ingresos por impuestos derivados de la actividad. Las empresas ganan y pagan, el paro desciende y la gente gana más y paga más impuestos. El dinero fluye y todo es un poco más hermoso que ahora. Pero, dónde están los líderes que van a impulsar este tipo de acciones.  dónde están las políticas que favorezcan algo, aunque sea poco. Por ejemplo ayudas a los autónomos para que se sitúen. Dónde está la ayuda prometida  por Rajoy en su famoso discurso en las Cortes para propulsar la actividad consultora a nivel internacional.

Dónde están los empresarios. ¿Solo el Sr. Grifols es capaz de decirle al pan pan y al vino vino? ¿Dónde está la prensa, dando caña de verdad en este asunto? ¿Dónde están los sindicatos, aparte de en las convocatorias de huelga? ¿Solo valen para eso? Por los políticos, ni pregunto... Estos están en su mundo ideal de buenos salarios y vida muelle mientras el pueblo a quién representan sufre y sufre.

21 noviembre, 2012

Permiso de residencia

Entender. Solo quiero entender, porque no logro ver cuales son los inconvenientes que puede generar dar la residencia española a quien compre una vivienda ni, por otra parte, las ventajas de hacerlo. Quienes sean extranjeros y compren un piso, seguramente estarán más interesados en la rentabilidad de su inversión que en obtener la autorización para vivir legalmente en España por un tiempo limitado.

De dónde puede sacar el Gobierno la peregrina idea de que este ofrecimiento puede atraer inversores. Seguro que salió de una tormenta de ideas de esas que se hacen cuando no se tiene ni puta idem de qué hacer y alguien dice algo parecido a "oyes, y por qué no les damos permiso de residencia a esos inmigrantes que tienen pasta, osea oye, pasta de verdad. Fijo, fijo que vienen a comprarnos el stock de pisos, ministra...". Es imposible que de un debate inteligente salga una idea estúpida como esta.

Claro que hay que atraer inversores, como si vienen del infierno. Claro que hay que facilitar la residencia en el país al que traiga dinero para invertir en inmuebles o para hacer negocios, pero dinero, no unos míseros 150.000 €. En todos los países un inversor puede acceder a la residencia si cumple determinados requisitos, pero hacer a alguien residente por comprar únicamente un piso, sin más, parece un poco fuerte. Es, pues, lógico que las asociaciones de inmigrantes varios se cabreen por agravio comparativo.

Otra cosa es lo de que la medida pueda atraer mafias, como afirma algún tremendista por ahí. Yo, de verdad, no creo que las mafias y los mafiosos vayan a comprar un piso para instalarse aquí, tienen otros posibles métodos. Son también ganas de enredar y de crear debates estériles que no nos llevan a parte alguna.

Atraer inversión extranjera es una necesidad, como también lo es inventarse actividad para que la gente vuelva a tener ocupación. Porque, está claro que la construcción nunca más va a volver a ser motor de nada. En España ya se hicieron viviendas para muchos años. Solo el mantenimento y la renovación del stock va a mover algo el sector. El Gobierno debería pensar en algo más serio y dejarse de ocurrencias y vaguedades.

16 noviembre, 2012

No entienden nada

Ni PP ni PSOE están por la labor de detener los desahucios. En varias reuniones hablaron y hablaron, pero de nada de lo que realmente hace que los ciudadanos a punto de ser desalojados de su vivienda se sientan desesperados y lleguen incluso al suicidio. No se enteran. Ambos partidos siguen prisioneros de la banca y de sus propios miedos. Sencillamente no quisieron hacer un decreto que frenase en seco el problema. La valentía, en política, se demuestra al hacer cosas para el pueblo en momentos difíciles; especialmente si las dificultades por las que pasan los ciudadanos son responsabilidad de la gestión política de ambas formaciones en sucesivos gobiernos.

La gente se seguirá suicidando porque la desesperación por la pérdida de la vivienda no tiene que ver con cuánto se gane o se deje de ganar. Tiene que ver con la imposibilidad de generar los ingresos suficientes para vivir y, a la vez para atender los recibos de la hipoteca. Tiene que ver con algo tan simple como que si no pagas a tiempo, los intereses de demora hacen crecer y crecer tu deuda hasta el punto de poder pasarte la vida pagando por algo que nunca va a llegar a ser tuyo. El sueño de la vivienda propia convertido en pesadilla infernal. La depresión, la angustia, a muchos, les puede llevar a autoeliminarse: aquí se queda el mundo, yo me bajo.

No comprendo esa incapacidad de la política para hacer cosas por la gente corriente. Tengo la impresión que PSOE y PP solo quieren a la masa social de a pie para que metan un voto que les coloque en posición de poder para, una vez instalados, utilizarlo en cosas que nada tienen que ver con la realidad de quienes metieron ese voto en las urnas. Yo no voto porque me da asco lo que hay en política hoy en día, pero esto es otro asunto... La actuación de los dos grandes partidos es vergonzosa. Por primera vez me doy cuenta de que, no solo no intervienen en favor del pueblo, sino que lo hacen en contra. Nunca pensé que pudiera llegar a decir esto, pero a la vista del resultado de este intento de acuerdo sobre los deshaucios, creo que es exactamente así: contra el pueblo.

Qué la gente se suicide no es una cuestión técnica ni de ingresos, es una cuestión de situación social general. Los habitantes de este país nos sentimos desamparados ante un panorama en que los partidos políticos van a lo suyo; los sindicatos, parecido; la patronal, qué vamos a decir; y el poder económico, sensibilidad cero. Es una vergüenza que pueda ocurrir una situación así. Es una injusticia. De qué manera se puede pagar algo adquirido en un momento en que tenías ingresos cuando no los tienes por desaparición casi completa de la actividad y del trabajo que antes poseías. Yo siempre había creído que entregabas el bien y se acabó. Pero no. Es más complicado.

Me siento avergonzado de nuestros dos grandes partidos, de su cobardía, de su insensibilidad, de su falta de acción en favor de los ciudadanos y de su despreocupación. De su barriga llena, de sus comisiones, de sus grupos de trabajo, de sus mesas de negociación, en definitiva: estoy harto de este circo. Me siento mal, me siento realmente mal por la impotencia de no poder echarlos a todos a patadas de sus escaños de mierda que no sirven más que para calentar su gordo culo.

Escribir probablemente no sirva de nada, pero mientras me quede un gramo de ánimo, seguiré denunciando esta pantomima urdida en contra de todos nosotros, que hemos pagado y pagamos la fiesta en este puto país de mierda en el que tan bien viven políticos, sindicalistas, banqueros y ricos mientras la pobre clase media se desloma y la baja mendiga para mantenerles a todos ellos. No conseguiré que los políticos, que son quiénes tienen la solución, cambien radicalmente, pero al menos van a tener que escuchar una voz que les diga alto y claro lo cobardes y miserables que son.

14 noviembre, 2012

La huelga como síntoma

Siempre que se convoca una huelga general es que algo está pasando en un país. Siempre que se convoca una huelga general las plumas de opinión se afilan: qué si está justificada, o no; qué si perjudica al país,  o no... Incluso algún iluminado opina sobre la pertinencia de tal derecho ciudadano. Sin embargo nadie, o casi nadie hace un análisis de la situación con un enfoque clínico: la convocatoria de una huelga general es un síntoma de que una sociedad atraviesa por problemas serios.

En España se han convocado varias huelgas generales, algunas difícilmente justificables. Sin embargo esta vez no es así. Los sindicatos, a pesar de estar devaluados, como los partidos políticos, están tomando en cuenta el sufrimiento de las clases medias bajas en esta crisis y canalizan este malestar de la única forma que les es posible, haciendo presión mediante la convocatoria de una huelga general

El común de los ciudadanos tacha a los sindicatos de nido de liberados que no pegan un palo al agua, a veces con cierta razón. Los sindicatos no son ya la fuerza preeminente que algún día fueron, sus actuaciones y sus abusos han quemado su credibilidad. Su presencia en los consejos de las Cajas, por ejemplo, les ha puesto en situación incómoda y ha reducido su credibilidad social. Los sindicatos, aunque no lo admitan, están medio podridos. Sin embargo, en esta ocasión, hacen lo que se espera de ellos: oponerse a la explotación.

El problema es que la huelga va contra un sistema difícilmente manejable por el Gobierno de España. La pérdida de derechos y del estado de bienestar en los países del sur de Europa se debe sobre todo a que el BCE no se comporta como tal banco central comprando deuda de los países del euro a bajo interés, sino que deja que estos se financien a través de préstamos en "los mercados" a un interés alrededor del 6%. El BCE presta dinero a las corporaciones financieras (bancos) a menos del 1% y estas lo invierten en deuda de los países con dificultades. El diferencial del 5% es el chollo del siglo.
Si el BCE prestase el dinero a los estados al 1%, la deuda pública española dejaría de ser un problema inmediatamente. Luego, aquí lo que hay es una explotación del sur por parte del norte y una recapitalización bancaria a costa de los ciudadanos de los países que fueron más incautos en estos últimos años.

Claro, desde el poder político en España poco puede hacerse para obligar a algo al BCE. Pero sí que pueden hacerse cosas "domésticas". Por eso está bien la huelga porque mediante ella se mete presión para que los gobiernos central y autonómicos para que hagan lo correcto: dejarse de electoralismos y sacar el dinero de donde hay que sacarlo. Y es fácil... Si se revierten impuestos que se quitaron, especialmente a grandes empresas y tramos altos del IRPF; si se revierte el impuesto de sucesiones y el de patrimonio; si se introducen impuestos especiales a las grandes fortunas; si todo esto se hace no hará falta recortar pensiones ni en sanidad, ni retrasar la jubilación, ni nada parecido. Las clases más humildes no pueden ser las únicas que soporten la presión.

La huelga general está, esta vez sí, plenamente justificada, aunque solo sea para obligar a la clase política a redistribuir equitativamente los sacrificios en tiempos de crisis.


10 noviembre, 2012

¡A la calle, pobre de mierda!

Este es el mensaje implícito que lleva un desahucio hoy. Un mensaje frío e hiriente como la punta de un punzón. Un mensaje humillante, insultante, degradante, ofensivo. Alguien llega con un papel en la mano y te deja sin un techo donde guarecerte. En qué estarías pensando cuando se te ocurrió pedir un crédito para comprar un piso... Todo brillaba, el dinero, barato, el trabajo, a mansalva. Qué más da lo que cueste, el año que viene vale el doble. Y mañana te echan... Espera. Cierra la ventana. Piénsalo bien. La vida es lo único que no te pueden robar entre los banqueros y los políticos. No se la entregues. Debes, debemos, luchar contra ellos... Siempre hay alguna posibilidad. Algún día morderán el polvo.

Pensaba en esto esta mañana en mi deambular por las calles de mi ciudad. No paraba de darle vueltas a lo fácil que resulta llegar a una situación de pobreza extrema y no entendía cómo nadie hacía nada al respecto. Mi inflamación interior iba "in crescendo", cuando de repente me crucé con una cara conocida de la política nacional. Iba con un crío y no tuve valor para decirle nada, pero si tuve la energía suficiente para mirar directamente a sus ojos. Creo que vio mi cara de reproche, porque bajó instintivamente los suyos. Fue una mirada muda, pero llena de preguntas, que creo que entendió. ¿Qué estás haciendo por la sociedad desde tu escaño? ¿No te da vergüenza? ¿No te sientes culpable de que haya gente tirándose por la ventana a causa de tu inacción?

Cada día que pasa estoy más convencido de que si no hacemos algo para que reaccionen estos palurdos de políticos, acabaremos o con una revuelta popular de proporciones imprevisibles, o escuchando a caudillos abanderados del orden y de la ortodoxia católica. ¿Cómo es posible que se esté suicidando gente a causa de los desahucios y no haya ya en el BOE un decreto de paralización. Cómo es posible que ante una situación social como la que tenemos no haya un pacto de estado entre todas las fuerzas políticas, sindicales, económicas y empresariales para tomar acciones conjuntas para que la sociedad, que les mantiene a todos no sufra como está sufriendo. ¿Tiene que morir más gente? ¿Tiene que haber más hambre?

A mi lo que se me ocurre es que, cuando nos los encontremos por la calle, venzamos nuestra cobardía y les hagamos las preguntas que yo hice con la mirada. Fui un cobarde, lo reconozco. Puede que el hecho de ir con un crío me frenase. No lo sé. Pero no me importa  decirlo públicamente, porque igual hay muchos, menos apocados que yo, que, a lo mejor, se atreven a espetarles en la cara preguntas de este tipo a los políticos. Sí. A los políticos. Únicamente ellos nos metieron en este embrollo y solo ellos nos pueden sacar. Tenemos que hacerles reaccionar, porque, aparte de cómodos con su vida, están paralizados... Y, a veces no queda otra que mover al personal a patadas.



08 noviembre, 2012

¿Qué hemos hecho para llegar a esto?

Nuestro país está llamado a ser el último de la clase en Europa. Seremos los últimos en equilibrar nuestras cuentas, por tanto los últimos en empezar a crecer; también seremos los últimos en empleabilidad, o los primeros en paro, que es lo mismo; y también seremos, casi seguro los más endeudados con relación a nuestro PIB, que decrece y decrece.

Me pregunté muchas veces qué hemos hecho y las mismas veces me di la misma respuesta: los líderes políticos no supieron llevarnos hacia un camino de actividad sólida, bien cimentada en la investigación y en la tecnología para poder coexistir (ya no digo competir) en un mundo donde el nivel de exigencia a bienes, productos y servicios es cada día mayor.

Echar la culpa a los políticos es fácil. Yo no albergo duda alguna de que la tuvieron casi toda. Pero tengo la impresión de que hay una pequeña parte de responsabilidad en todos y cada uno de los habitantes de este país, tan amigos todos de criticar mucho y hacer poco. La falta de iniciativa para decir alto y claro que las cosas se hacían mal es únicamente culpa de cada uno de nosotros. A los españoles nos puede nuestro maniqueismo: Izquierda o derecha, Madrid o Barça, religioso o ateo, blanco o negro...

De esta manera, los votantes menos dogmáticos de la izquierda desprecian a los de la derecha. E incapaces de reconocer la enorme equivocación que se estaba cometiendo, se limitaron a esperar a las siguientes elecciones para pasar, avergonzados, a la abstención, donde continúan. Los votantes de la derecha, casi todos dogmáticos, desprecian a la izquierda. Y como la leal infantería, ni siquiera pasan a la abstención cuando los suyos la cagan, untan la mierda en panecillos y preparan sabrosos canapés que se comen entre alusiones a la herencia recibida y al recuerdo de Aznar y lo bien que dejó el país. Los pobres, en su ignorancia y fidelidad perruna no saben ver que la diferencia entre Aznar y Zapatero fue ninguna, en lo referente a sistema productivo.

Hay, sin duda, una parte de culpa de todo esto en nosotros, el pueblo. Los españoles carecemos del arranque necesario para organizarnos y ponerles las peras al cuarto a los partidos si lo que están haciendo no es bueno para nuestro futuro. Nos ponemos una venda en los ojos y consumimos de la despensa sin importarnos si quedan alimentos. Nada importa si cuando pasemos hambre le podemos echar la culpa a nuestro adversario. Este círculo infernal es la causa de nuestros males. Es como si estuviésemos genéticamente predispuestos a confiar ciegamente tras unas elecciones. No nos damos cuenta que los ciudadanos tenemos la obligación de ser beligerantes en la petición de responsabilidades. Les hemos puesto ahí, pero, coño, les pagamos nosotros y no les exigimos nada.

Seremos los últimos de Europa en levantar la cabeza porque, a pesar de que todos nosotros sabemos cómo estamos, seguimos sin exigir a los políticos que trabajen para nosotros. Hemos entrado como incautos al trapo de la independencia de Cataluña. Ya tenemos alguien a quien sacudir, a quien criticar, a quien escupir... Ya estamos contentos y tranquilos. No importa que el hambre se esté ya asomando a muchos hogares, que la depresión empiece a hacer mella en muchas personas, que la angustia y los suicidios se empiecen a instalar en el día a día. Con tener algo de que hablar (Cataluña, el PSOE, el PP, el Madrid, El Barça... ) nos basta.

Hasta que lleguemos al suelo en este salto en el vacío sin paracaídas. A ver quien nos recompone... Claro que siempre está Dios. Olvidaba decir que en España siempre tenemos a Dios para sacarnos del apuro... Seremos memos.

05 noviembre, 2012

Las 3 especies de españoles

Charles Darwin explicó, allá por 1859 en su célebre obra "El origen de las especies", que la selección natural, es decir las condiciones del medio, determinan la diferenciación de los individuos hasta el punto de que, con el paso del tiempo, pueden llegar a convertirse es especies diferentes. Dos especies se consideran diferentes cuando los descendientes híbridos son incapaces de reproducirse entre sí. Como los mulos, para que se entienda.

Hoy hemos desayunado con dos noticias interesantes: tenemos nosecuantosmil parados más en octubre y en España se acrecienta la diferencia entre las clases sociales. Todo a causa de la consabida crisis económica que se aferra a nuestros gañotes. La maldita crisis que nos dejó con el culo al aire y que demostró que los políticos encargados de llevar el timón, llevan 20 años engañándonos a todos. Veinte años de bonanza en los que en lugar de organizar un tejido productivo de futuro, parcelaron el país para que cada europeo se hiciese una casa. Idea brillante, oiga.

La decisión equivocada de los gobernantes convirtió España en un lugar idóneo para la especiación, es decir, para que de una especie única, "Homo hispanicus" (la mujer se incluye en el género homo, que no se me remonte el personal femenino), y por acción de las condiciones ambientales, se seleccionen variedades que terminen por ser incapaces de generar descendientes fértiles.

El ambiente social hará que cada día sea más difícil el acceso desde las clases inferiores a las clases acomodadas. Los pobres no podrán disfrutar de oportunidades para dejar de serlo y se mezclarán entre sí. Se fomentará la endogamia y, sus descendientes sólo se reproducirán entre ellos, acelerando de esta manera la selección natural. Lo mismo los ricos: no se mezclarán con los pobres ni con la clase media. Así las nuevas generaciones de pudientes serán más pijas, si cabe, y acabarán por tener descendientes pijérrimos que aprenderán a decir "ooseaoye" antes que "papá", o "mamá".

Luego está la clase media, que como está cómoda, se queda quieta, no vaya a ser que si se mueve le planten otro impuesto para mantener el cotarro. La inmovilidad se refiere también al movimiento de caderas necesario para reproducirse. La clase media tendrá cada día menos descendientes; su economía da para el sostenimiento de la pareja, o al lo sumo uno o dos retoños, con lo cual disminuirá su número hasta llegar a la extinción, Porque ya no habrá jubilación, claro.

Cuando esto ocurra, pobres y ricos tendrán que llegar a un acuerdo, porque, hombre, al no haber clase media, a ver quien paga impuestos para mantener los servicios, a los funcionarios y a todos los políticos (estos son una clase aparte no pertenecientes a la especie nodriza). Entonces, sin duda, intentarán reproducirse entre ellos. Pijas y pijos con una pinza en la nariz mientras fornican con pobres y "pobras". Habrá preñaciones a tutiplén. Y los representantes de ambas clases estarán muy contentos porque los descendientes serán, lógicamente, de clase media, por un principio matemático simple.

Sin embargo, pobres y ricos son ya variedades demasiado alejadas; constituyen especies diferentes y sus híbridos, la clase media, no pueden reproducirse. Son estériles. Son mulos (rico y "pobra") y burdéganos (pobre y rica). Con lo que a las clases extremas no les va a quedar otra que seguir yaciendo para mantener el número de mulos que sostengan el sistema. Qué cosa más curiosa esto de la selección natural... Pobres y ricos condenados, no a entenderse, pero si a joderse, en el sentido más literal de la palabra. Siempre dije yo que el tal Darwin era un genio.

02 noviembre, 2012

Tragedia en Difuntos

Las chicas muertas en la fiesta, por llamarla de alguna manera, organizada con motivo de la Víspera de Todos los Santos (Halloween), pagaron un precio demasiado alto por un rato de diversión. Ellas no volverán a fiesta alguna. Sus padres se preguntarán toda la vida si no deberían habérselo prohibido. Sus amigos llorarán amargamente su pérdida, algunos por mucho tiempo, otros, hasta el siguiente botellón. La sociedad se escandaliza y se revoluciona, como siempre que algún joven resulta muerto por causas semejantes.

De poco sirve ahora lamentarse, el mal ya está hecho. Sin embargo el aparato social tiende a la autojustificación. Busca responsables, causas, algo que explique el hecho: puertas de emergencia, aforo,  petardos, demasiado alcohol, ... También mezcla cosas, porque a la sociedad le encanta el revoltijo y se denuncia la presencia de menores como si ello fuera relevante. Se pregunta si los permisos estaban en regla. Los organizadores defienden su gestión, pero la empresa es sospechosa... Lo dicho, un revoltijo.

Qué hayan entrado, o no menores, no causa el accidente, que los permisos estuvieran, o no en regla, no causa la catástrofe. Lo único real es que se permitió una fiesta "descontrolada" en un recinto preparado para otro tipo de cosas. Los chavales, metidos en un vórtice de música, diversión, gritos y risas están a lo suyo. De repente, por lo que sea, alguien entra en pánico y todo de desmorona. La tragedia está servida. Y ahora viene la gran cuestión: por qué ocurrió. Quién es el culpable se deduce del porqué.

Un pabellón deportivo está preparado para eventos a los que la gente acude ordenadamente y se marcha de la misma manera. Todos hemos acudido a conciertos en este tipo de recintos y nos hemos sentido agobiados al finalizar. Siempre resulta difícil salir. Siempre hay alguien que quiere correr más, se producen empujones, el espacio entre las personas se reduce a milímetros. Si esto pasa cuando hay cierto orden ¿Qué puede ocurrir entonces cuando hay un momento de pánico en una fiesta caótica como la de ayer? El riesgo se multiplica por mil.

Es una aberración meter a varios miles de jóvenes en una celda, por muy grande que esta sea. Lógicamente, la muchachada va a beber y a tomar cosas, serán jóvenes, pero no son imbéciles y les gusta divertirse. Ellos no son culpables de nada. La ignorancia de quién tuvo la feliz idea de celebrar la fiesta en un recinto cerrado, o de quién consintió en hacerlo, es la única causa de las muertes. El error es este y los responsables son quienes lo organizaron y quienes lo permitieron. Otra cosa es que sea, o no legal, pero esto es irrelevante. Siguen siendo los responsables y sobre su conciencia están las muertes de las chicas. Si la justicia actúa, o no, es secundario.

No es un problema de que los jóvenes no sepan divertirse si no es en macrofiestas ni tonterías semejantes. El sentido común de los chavales les lleva a celebrar botellones en lugares abiertos y diáfanos: son más cómodos y cada uno puede hacer casi lo que quiera. Los espacios abiertos dan seguridad a la manada, en los espacios cerrados la muerte puede estar emboscada y manifestarse de muchas maneras, fuego, agua, pánico...

El modo e divertirse la chavalería siempre estuvo en entredicho. Eso mismo pensaban nuestros padres de quienes ahora somos padres. Ellos hacen lo que deben como nosotros lo hicimos. Qué diferencia hay entre esto o ir a un concierto en los 80 con varios cubatas puestos y con un canuto en la mano. Es responsabilidad de la sociedad, de alguien concreto, desde luego, velar porque el modo de diversión no desemboque en tragedia. Si alguien organiza una fiesta loca en un laberinto cerrado, en una ratonera, en un crematorio y no evalúa bien el riesgo y se produce la catástrofe, el responsable es únicamente el organizador y, por extensión quien le otorgó el permiso.