31 diciembre, 2015

El PSOE: un circo de tres pistas

 El PSOE es un circo: un circo de tres pistas en las que a la vez ejecutan sus números acróbatas, malabaristas y payasos. Un circo que constituye una enorme falta de respeto hacia un electorado al que se lleva ninguneando desde que perdió la última vez Felipe González, que ya llovió.

El aparato del PSOE, preocupado exclusivamente del reparto del poder dentro del partido y del reparto de cargos en la cada vez más exigua cuota en las Administraciones del Estado, insulta de manera soez a todas las personas que creen, que creemos, tener en este partido nuestra casa ideológica. Nos expulsan.

Fuimos colocados en la abstención en su momento porque, que le vamos a hacer, no toleramos las bromas con la falta de seriedad y la corrupción en el ejercicio de la política; resucitamos tras el 11 M para expulsar al PP y demostramos nuestro músculo electoral. Pero tras la decepción de Zapatero, y ante la incapacidad del partido de canalizar la demanda de los ciudadanos de más democracia y menos chorradas, volvimos a retraernos. Y Rajoy fue la consecuencia.

No haber entendido a los electores pidiendo a gritos ser escuchados trajo como consecuencia que partidos como Podemos o Ciudadanos asumieran un papel que podría haber sido asumido en gran parte por el PSOE y por IU. Y así, 110 escaños cambiaron de manos. Y aunque el PP fue el más damnificado, el socialismo también resultó herido. Esta es la consecuencia de una política «aparatosa», o de aparato. Esta es la consecuencia de mirarse el ombligo.

Sin embargo una cosa se hizo bien en este tiempo. Las primarias fueron impecables, y el nombramiento de Sánchez como secretario general fue toda una lección de democracia interna. Pero, claro, no podía durar mucho. En el circo, al final siempre son los payasos los que adquieren protagonismo. Así, Susana Díaz, producto típico del partido, sin oficio ni beneficio, pero con ambición desmedida de poder, y otros cuantos llamados barones, por no llamarles saltimbanquis, intentan un golpe de mano acompañados por todos los resentidos que se quedaron sin «sitio»: Madina, Gómez, Carmona, etc... Un golpe de mano contra la democracia, contra el poder del Secretario General, obtenido legítimamente en las urnas.

Quieren disfrazar el golpe con ropajes de Congreso, pero no deja de ser un asqueroso  golpe «militar» encabezado por la parte más corrupta del partido: Andalucía y por la segunda: Asturias. Y la excusa es que Sanchez obtuvo malos resultados.

Susana ganó en Andalucía a pesar de estar hasta los ojos de corrupción porque el PP es todavía peor. Lo mismo que el PP ganó las elecciones del día 20 porque sus votantes temen que, a pesar de hacerlo como el culo, se pueda hacer todavía peor. O lo que es lo mismo, porque el PSOE no genera confianza; pero el PSOE, no Pedro Sánchez. El PSOE, el circo de tres pistas en el que todos los acróbatas, malabaristas, payasos, equilibristas, y hasta el jefe de pista, hacen sus números con una faca en la mano.

Este es el problema del PSOE, la deslealtad, la desunión, el mirar para dentro... La estupidez. Y por eso se le da la espalda. No por Pedro Sánchez.

24 diciembre, 2015

Lamento haber votado

Expliqué unas entradas atrás que creía conveniente votar esta vez. Me equivoqué: no valió la pena. Hay el mismo nivel entre los nuevos que entre los que ya estaban. La única diferencia es el grado de corrupción: muy alto en el PP, medio en el PSOE (muy alto en el PSOE andaluz), y poco o nada en Ciudadanos y Podemos. Expliqué también que mi motivación principal para votar era que se veían propuestas para cambiar la Ley Electoral; sin ninguna duda causa única de todos los males de este país. Así que voté con todas las consecuencias. Voté y ya lo lamento porque empiezo a pasar vergüenza.

Hay cuatro partidos con un número significativo de escaños. Y a la vista de sus actuaciones, parecen no haber entendido nada. Los votantes, el conjunto, no los de cada partido en particular, han determinado que se entiendan y que gobierne el que mejor pueda, sea el más votado o mediante pactos. Pero los votantes no han ido a las urnas para volver a ir en unos pocos meses. Quieren que se hable y que se llegue a acuerdos, que haya un gobierno que haga lo suyo, y un parlamento que filtre. Pero no, las estrategias de estos partidos no son esas. Ellos solo quieren poder. Poder es la palabra clave. El electorado les importa un comino.

La respuesta del PP es la esperada: quiere gobernar, aunque sea en minoría; y para ello espera que lleguen los apoyos que se lo permitan. Están convencidos de que al final se producirá el milagro. Como siempre, Rajoy confía el futuro a la inacción. El PP no propone nada, simplemente espera. Espera, porque, si al final no le dejan gobernar, unas nuevas elecciones movilizarían a su electorado. Si a siete millones no les importó la corrupción, ahora podrán ser más cuando inicie su llanto por el poder. El PP está interesado en repetir elecciones. Sus leyes siguen actuando entretanto y el problema catalán le importa un comino, él lo creó. Cataluña para el PP es solo un asunto para apuntalar votos en el resto de España.

Lo del PSOE da pena. Al pobre Pedro Sánchez se lo intentan cargar de todas las maneras posibles desde el primer día. En el PSOE no gusta que el elegido por los militantes decida. El PSOE es un partido de aparato, y debe ser este quien lo controle todo. La cosa está clara. El partido quiere que Sánchez se estrelle. La jugada de este solo puede ser intentar formar un gobierno alternativo al PP, y ya aquí, nadie le discutirá su candidatura ante unas nuevas elecciones en un par de años. Por eso Susana Díaz, desde la corrupta federación andaluza, pregona el no a Rajoy. De este modo forzará su nombramiento como candidata a las nuevas elecciones. Susana Díaz, la líder de la corrupta federación andaluza, hará lo imposible para que el Comité Federal desautorice a Sánchez para intentar su estrategia. A Susana, modelo de política profesional desde la cuna, se le ve el plumero. Solo quiere el poder aunque para ello tenga que devorar a su compañero.

Podemos quiere nuevas elecciones. Es el más claro de todos. Se inventa el asunto del derecho a decidir, imagino que para todas las comunidades, y también, por qué no, a todos los municipios, digo yo. De este modo desactiva cualquier posible acuerdo con nadie, ni siquiera con los independentistas, que también abominan de esta propuesta. Iglesias habla del derecho a decidir, pero no dice nada del supuesto de que la decisión sea salirse del puzzle. Solo quiere otro escenario electoral y con su idea apuntala su voto en Cataluña y en País Vasco. Iglesias se vio crecido en los debates y cree que puede irle mucho mejor en nuevos comicios. En fin, habrá que verlo.

¿Y Ciudadanos? Ciudadanos tiene un problema. Su propuesta de país era muy plausible, en especial por el cambio de Ley Electoral a la alemana. La visión económica de Garicano también era buena. Pero falló el líder. Rivera estuvo nervioso y no brilló. Rivera es el único responsable de no haber alcanzado mejores resultados por no haberse escorado al centro izquierda, posición natural del elector medio español. Se equivocó de plano y los resultados, aún siendo buenos, hacen que no cuente para nada. Y en la resaca electoral todavía está haciéndolo peor. Su ansiedad por que se forme gobierno, y entrar en él si es necesario, y su nerviosa verborrea incontenible, le hacen un líder poco fiable. Rivera no quiere ni oír hablar de nuevas elecciones. Puede salir escaldado. Pero, ya que no depende de él nada, lo mejor que podría hacer es estar callado y demostrar cierto aplomo; el que no demostró en campaña y que tan caro pagó su partido. Rivera, de momento, no es el líder que necesita ese centro que quiere representar. Necesita madurar. Lástima.

Así, que a la vista de este panorama, regreso a la abstención militante de la que nunca debí haber salido. Al fin y al cabo sigue siendo la primera opción electoral. Estaré dispuesto de nuevo cuando la política madure en este país tan naíf en estas cosas.


20 diciembre, 2015

El voto desesperado

Hoy es jornada electoral. Desde ayer no se puede pedir el voto. Hay una estúpida ley que lo impide: un candidato no puede acercarse a usted a la entrada del colegio a pedirle que le favorezca. Ah, coño, se me olvidaba que aquí no hay candidatos en sí. Aquí tendría que venir la lista del partido... Esa que hacen los jefes políticos sin contar con los electores y que esperan que estos voten como gilipollas. Y, lo malo es que allá van todos, pensando que tienen una bonita democracia. Es tanta la desesperación por arreglar nuestros males que se vota a nadie: a una lista.

Ninguno  de los que allí van nos representa de verdad. Pero les confiamos el poder. Los partidos interpretan nuestro voto como un mandato. Dicen que de las urnas sale una especie de orden, que se deduce del resultado. Una orden tal como «haz lo que te salga de los cojones», que fue el caso del PP en 2011; o «a pactar tocan, amigos» como previsiblemente saldrá de estas. El caso es que España tiene hurtada la democracia en favor de la partitocracia. Que no vale la pena ir a votar... No obstante, esta vez, además de una emergencia nacional, hay una pequeña luz de esperanza.

Muchos de los que estuvimos en la abstención, posiblemente tengamos un motivo para abandonar momentaneamente nuestras convicciones en esta ocasión, o mejor dos; sí, dos motivos: el primero que hay algunos partidos que llevan en su programa un cambio parcial de la ley electoral en el sentido bueno de la representatividad, y hay que apoyar esto; el segundo motivo para votar es el patriotismo. Sí. Este país no merece ser gobernado por personas indecentes y con nuestro voto podemos ayudar a desalojarlos. Basta con votar a otros.

Así que, amigos y compañeros en la abstención militante, hagamos esta vez una excepción por las dos razones explicadas. Traguemos  el sapo y buen voto. Aunque no pasa nada tampoco si ignoramos  a esa cosa viscosa llamada Senado.

15 diciembre, 2015

Un debate lamentable, y completamente inútil

Lamentablemente, el debate, o mejor, el combate, ha tenido lugar. Una refriega completamente inútil en la que cada uno, como un ave canora, se puso en una rama a cantar para intentar atraer a los votantes, a los votantes que ya tiene. Un espectáculo nada interesante para entretener al público que tienen entre ambos, aproximadamente la mitad del electorado. La otra mitad, que ellos creen que no existe, se lo va a decir el día que se vote.

Hace años, entre ambos partidos tenían casi el 90% del voto emitido, ahora tienen el 50%. Y siguen comportándose como si fueran los amos del cortijo. Cómo pueden ser tan estúpidos. A quién intentan impresionar. ¿Es que todavía no se dieron cuenta de que la gente quiere otra cosa? No sirve de nada sacar cifras, gráficos ni propuestas. Hoy ya todos tenemos ordenador, todos estamos conectados a internet y todos tenemos acceso a las estadísticas. Y no necesitamos que se nos interpreten de manera torticera.

Nadie, salvo los suyos y los tontos, cree a Rajoy, especialmente si se está en paro a se pasan canutas para llegar a fin de mes. ¿Que esto va bien, y que solo el PP puede llevar a España por el buen camino? Y una mierda... Tampoco nadie cree a Sánchez cuando dice que ellos son la única solución. ¿Qué tipo de solución? ¿La misma que en los ocho años de Zapatero? Ambos expusieron números maquillados a su antojo y que demostraban que la culpa de todo la tiene en contrario. Y prometieron, y se comprometieron...O sea, más de lo mismo.

¿De qué sirvió todo este circo? Estamos igual que antes. Solo una cosa reseñable. Sánchez le dijo a Rajoy que era un indecente. Se lo dijo con toda claridad y ante millones de personas. Y puede que Rajoy no sea decente. No puede serlo alguien que mandó tantos años un partido tam profundamente corrompido. Pero se le olvidó algo. En estos combates hay unas reglas, como en el boxeo. Se puede dejar KO al adversario, pero no valen las patadas en los genitales. Quien lleve a la lona al otro así pierde automáticamente el combate. Y Sánchez olvidó eso. Podría haber demostrado de otra manera la poca decencia de Rajoy. Tal vez le hayan asesorado mal.

Pero esto es lo que hay. PSOE y PP creen que ellos son España. Ellos, los partidos. Es como si los ciudadanos no afiliados, los otros partidos, la sociedad civil o el resto del mundo no existiera. Y eso va a ser lo que les pase factura. Los jóvenes están hartos de tanta mediocridad; muchas personas adultas, parecido. Puede que las otras opciones de voto no gusten demasiado, o nada. Puede que no guste el sistema electoral. Pero iremos a votar, porque cualquier cosa que termine de una vez con esta aburrida práctica bipartidista, empeñada en un imposible exterminio mutuo, es mejor que lo que hay. Puede que sigan ganando las elecciones, pero ya han perdido el poder. Tendrán que inclinarse ante la nueva situación. Así son las cosas.




13 diciembre, 2015

España: mala madre o malos gobernantes

Por qué va a sentirse española una persona que fue prácticamente expulsada de España para buscarse la vida. Por qué va a sentirse española una persona que, además, se le dificulta el derecho al voto (voto rogado) con el que poder desalojar a quien catalizó su expulsión. Por qué va sentirse español alguien, que habiéndose quedado aquí, es obligado aquí a trabajar por un salario de miseria a pesar de tener una extraordinaria formación.

Por qué, en definitiva van a sentirse españoles nuestros jóvenes. El 50% están mano sobre mano porque nadie supo, ni quiso, ocuparse de construir una nación moderna en lugar de una constituida, como antaño por campesinos, obreros de la construcción (en paro ahora) y camareros. De qué sirve formar a la gente, fabricar ingenieros, biólogos, químicos, maestros, profesores, arquitectos o abogados, si luego la mayor parte del trabajo disponible consiste en servir cañas, o poco más.

¿Es España la que expulsa a los jóvenes, o son los gobernantes que tiene y que tuvo en los últimos ochenta años? No hay ninguna diferencia en los criterios para gestionar el país entre los gobiernos franquistas y los formados en democracia. La única cosa distinta es que en democracia entró aquí dinero. Dinero malgastado en gran parte. Dinero empleado en arreglar el jardín y en pintar la fachada de colores, en lugar de en recimentar el edificio y ponerle un buen tejado a prueba de temporales.

Espero que se me sepa perdonar el pesimismo, pero así lo veo. Se me caen las pistolas al suelo cuando oigo hablar a los chicos y chicas, cientos y cientos de miles, expatriados. Chicos y chicas que entregan su capacidad a otros países más honrados, realistas en inteligentes (si es que los países pueden ser estas cosas), en definitiva, paises mejor gobernados que el nuestro. Si yo fuera uno de ellos sentiría cierta antipatía hacia mi patria. Y más cuando al pedir ejercer mi derecho a votar para intentar quitar del medio, a desalojar, a quien tanto daño hizo, se me niega o se me dificulta.

Comprendo a todos ellos. Comprendo que se pregunten: «¿Qué me dio España a mi? ¿Una educación, una formación? Y para qué. ¿Para que tuviera luego que abandonar mis raíces?». Yo llamo a eso sadismo patrio. Y si yo fuera una de ellos y rogara el voto y me pusieran dificultades diría: «¿Ah, sí? Pues que le den por el culo a España». Bueno a España no, a sus infaustos gobernantes de los últimos años. Al final España es solo un pedazo de tierra.

08 diciembre, 2015

Guía para decidir el voto

Normalmente el voto de los españoles fue siempre una cosa visceral, además de irracional. Se elegía entre izquierda o derecha. Había solo dos partidos a los que mirar, el PP, en la derecha y el PSOE, en la izquierda; y salvo unos pocos que miraban a un tercero, también en la izquierda, la cosa estaba entre los dos grandes. ¿Cómo ocurría que uno u otro ganaba? Sencillo: el PP tenía un voto fiel prácticamente seguro (la leal infantería que no pensaba, votaba); el PSOE tenía técnicamente más votantes, pero menos fieles. Cuando, por alguna razón estos votantes libres se incomodaban con el PSOE, se quedaban en casa, no iban a votar, y entonces ganaba el PP. Cuando el PP hacía el canelo (11 M) se volvían a movilizar, y entonces ganaba el PSOE.

El asunto se dirimía siempre en el centro. España es un país con un elector medio temeroso, tanto de la derecha derechosa como de la izquierda izquierdosa. El elector medio es de centro izquierda. Este hecho es avalado por los datos de años de gobierno del PP, o del PSOE. El PSOE gobernó más tiempo que el PP, un poco más. Así pues quedamos en que la victoria la decidía la abstención de la izquierda y, en pequeña medida, alguna gente, poca, residente en el centro ideológico,
y capaz de cambiar el voto.

Pero las cosas cambiaron en el transcurso e los años, y cambiaron porque en las últimas cuatro o cinco legislaturas casi todo se hizo tan rematadamente mal que la gente se cabreó. Entonces ocurrió que se empieza a pensar en elegir a otras formaciones. Estas, abanderadas de la limpieza, pretenden ocupar un espacio importante en el parlamento. Por fin en España el electorado está dispuesto quitarse complejos y a votar libremente. El problema está en que los aparatos propagandísticos de los partidos hasta ahora preponderantes no lo ponen fácil y extienden cortinas de humo para hacer que los votantes duden.

Por eso en esta ocasión el voto debería ser técnico, es decir evaluando, en el caso del PP, el resultado de su gestión, en el PSOE sus antecedentes y sus propuestas y en Podemos y Ciudadanos únicamente las propuestas. Después se debería situar todo en un eje de valor, digamos de 1 a 10, y sencillamente sumar. Así de simple.

La cosa no es demasiado difícil. Los criterios en los que hay que moverse no son demasiados. A mi se me ocurren algunos. Son estos:
  • Calidad democrática
  • Equilibrio social
  • Actividad y empleo
  • Educación
  • Sanidad
  • Economía
En Calidad democrática estaría, por orden de importancia:
  • Cambiar la Ley Electoral
  • Elaborar leyes contundentes anticorrupción
  • Elección de jueces (TC y CGPJ)
  • Retocar o cambiar La Constitución
  • Puertas giratorias
El equilibrio social sería todo lo que tiene que ver con...
  • Reducir la brecha entre ricos y pobres
  • Lucha contra el fraude
  • Capitalismo de amiguetes
  • Justeza fiscal
Actividad y empleo. Esta es fácil:
  • Planes para generar actividad productiva
  • Parados sin prestación
  • Cambios en modelo productivo para dejar de ser los camareros de Europa
  • I + D y política científica y técnica
Educación
  • Un pacto necesario para el futuro
  • Dejarlo como está
  • Derogarlo todo y empezar de nuevo
Sanidad. Aquí hay para todos los gustos
  • Sanidad universal absoluta
  • Sanidad universal con matices (extranjeros)
  • Recuperación de derechos eliminados
  • Mejora de la eficiencia
Economía
  • Cómo devolver una deuda del 100% del PIB
  • Cómo se va a garantizar el pago de pensiones
  • Cómo se va a recuperar y aumentar la hucha de la SS
Podemos fijarnos en estas, en más, o en menos. Pero lo importante son los criterios. Todos hemos visto debates, leído resúmenes de los programas y escuchado a los líderes en sus periplos televisivos. No es tan difícil, de todo lo anterior, extraer lo que uno considera más importante y ponerle nota en función de lo que nos parece lo que cada uno ofrece sobre esto. Luego, se suma, y listo. Ya tenemos una base para decidirnos.

Luego hay una segunda parte: la credibilidad. El PP gobernó los últimos cuatro años. Es fácil evaluar si cumplió su programa, si mejoró la economía, el empleo, la educación, etc... Si la respuesta es sí, ya no hay que pensar más. Pero si la respuesta es no, para qué escucharle. Por qué va a cambiar nada alguien que no lo cambió hasta ahora. Y con el PSOE pasa algo parecido: por qué se les va a creer ahora si pudieron haberlo hecho bien antes. Y con Ciudadanos y Podemos. ¿Por qué tenemos que hacer un acto de fe? Son nada más que preguntas que uno puede hacerse antes ir a las urnas.

Así que, en nuestras manos está. Espero que la entrada ayude a decidir el voto a quien tiene la paciencia de seguirme. Creo firmemente que esta vez España necesita de nuestra capacidad de raciocinio para elegir la opción correcta. Buena suerte.

04 diciembre, 2015

Varietés

En esta especie de cabaré de país pueden admirarse muy diferentes números, como sería de esperar. Números cómicos y grotescos, como es menester arriba de un escenario de varietés... Al final todo es pura burla. Los candidatos y allegados se pasean haciendo el gilipollas por los distintos platós de las televisiones: saltan y brincan, cantan y tocan, confiesan sus cositas como «personas humanas»... A ver quien cae mejor y es más majo. Porque hay quien vota por esto, les dicen. Los hacen imitar a los americanos (los asesores..., supongo) en todo salvo en una cosa: estos, los yankees, practican la seriedad luego, a la hora de hacer política, algo inusual en nuestra amada madrastra patria (seguiré con este asunto de hacer el pijo en la tele).

No nos bastaba ya con el sonrojo por verlos a todos hacer el canelo, cuando, el lunes se presentan a un debate en El País. Un buen debate, la verdad, independientemente de vencedores o vencidos. Se echaba de menos. Estaban todos los normales, faltó, el inadaptado: Rajoy. Hay quien dice que es que es listo Rajoy. No, no es verdad, puede que haga bien eso de ir a su ritmo y marcar los tiempos. Pero es porque no tiene otro ritmo, vamos que va lentito, que se le oyen ruidos si se le arrima el oído a la cabeza cuando piensa. Rajoy es lo suficientemente despierto para darse cuenta de que un debate libre al estilo del visto, es como jugar fuera de casa en campo embarrado y sin bota de tacos. Vamos, que no iba a dar bola. Intentó mandar a Soraya y le dieron calabazas. Al final hubo un atril vacío

Rajoy va a tener un debate, dice, con líder del principal partido de la oposición. Me pregunto si Pedro Sánchez tendrá los reflejos suficientes para anunciar que no va, que es mucho mejor que Rajoy hable solo... Total, va a decir nada más que chorradas. A qué va a ir Sánchez, ¿a escuchar que el paro bajó y la economía mejoró y no poder mandarlo a la mierda? Porque, a ver. Uno no sabe como cuentan lo del paro, pero le resulta raro, por llamarlo de algún modo que haya, según el INEM casi 1.000.000 de personas más trabajando que cuando empezó Mariano, y, sin embargo haya 25.000 cotizantes menos a la Seguridad Social. La bajada del paro se explica facilito: la gente que deja de tener prestación pasa de fichar y desaparece de las listas de desempleados. Pero, puedo equivocarme, desde luego.

Sánchez no debería ir a un debate con un tipo capaz de creerse sus propias mentiras; a una discusión con preguntas pactadas, con tiempo pactado... No se si habrá acuerdo hasta para el tipo de ropa interior de cada uno. Es mejor no ir. Rajoy va a decir que la economía mejoró. Algo que se desmonta con una simple alusión al aumento hasta el 100% del PIB de nuestra deuda pública. Rajoy va a decir que subió las pensiones, cosa que se tira abajo solo con mencionar que se gastó la mitad de la hucha del fondo de reserva y que si no nos andamos con ojo va a haber dificultades para pagarlas, puesto que cada mes entran varios miles de millones menos a la Seguridad Social al haber no solo 25.000 adscritos menos, sino a que los que hay cotizan menos porque los salarios son bajos o el empleo que tienen es a tiempo parcial. A qué va a ir Sánchez al debate. Hazme caso Pedrín queda en casa.

Y vuelvo al desfile por los platós para dejar solo una pregunta en el aire. ¿De verdad es necesario ser entrevistado por Bertín Osborne para ganar votos? ¿Es que no hay ni un ápice de dignidad en quién va allí para cuando le invitan decir sencillamente que no va? ¿De verdad el amigo Bertín puede ofrecernos algo que pueda interesar a los electores sobre el candidato. A mi me da que ir a esos sitios hace dudar a los votantes de la seriedad de esta gente. Pero, claro, uno solo es un pobre blogero de provincias cuya opinión no cuenta.




.

26 noviembre, 2015

Vergüenza obligada

La actuación del Gobierno en el asunto de ayudar a Francia en su lucha contra el yihadismo es verdaderamente bochornosa. Rajoy intenta, como siempre, ponerse de perfil y dejar morir los problemas de inanición. Pero en este caso le resulta imposible porque él no marca los tiempos. Sin embargo, persiste en ello por puro miedo, por puro egoísmo. Rajoy pretende parapetarse detrás de la inacción por si hacer algo pudiera resultar negativo para sus intereses electorales.

Se me permitirá decir que esta actitud de Rajoy me produce verdadero asco. Más cuando su ministro de Exteriores, ya el primer día después de los atentados le marcó el camino más fácil, y el más lógico:   remplazar a Francia en el control del Sahel. Pero Rajoy, en un acto de cobardía indigno de alguien que está a la cabeza de una nación como España, paró en seco algo tan razonable. Haber tomado esta decisión en el primer momento nos habría puesto en primer plano de la escena internacional y nos hubiera dignificado como país. Pero este infausto presidente que nos tocó en suerte dijo no.

A nadie se le puede olvidar que si Francia no hubiera puesto mucho de su parte ETA seguramente seguiría poniendo bombas y pegando tiros en la nuca a policías y militares. Es verdad que Francia pudo haber reaccionado primero, que pasó de nosotros al principio..., tal vez por desconfianza en una nueva y descafeinada democracia. Pero cuando decidió ayudar lo hizo con seriedad y con contundencia. Así, Francia fue la clave para que el mayor problema que había tenido nuestro país en décadas quedase resuelto.

Por eso la táctica del avestruz de Rajoy produce nauseas; igual que la actitud del líder del PSOE, que no dice ni pío y que está encantado de no estar en la piel de Rajoy y así no tener que tomar decisiones. Sánchez no parece darse cuenta de que a Francia no solo hay que ayudarla porque lo necesita sino porque se lo debemos. Nadie en el espectro político nacional, salvo Rivera, tiene una postura clara en este asunto. Nadie, con la excepción mencionada, quiere tomar partido. ¿Tan importante es el poder que se entrega incluso la dignidad? ¿Es que no saben que se trata de la dignidad de una nación? ¿Es que nadie se da cuenta de que se pierde de un plumazo la posibilidad de pedir a Francia colaboración en el futuro? Eso sí, todos van corriendo a firmar un pacto antiyihadismo completamente inútil salvo para salir en una foto.

España no se merece políticos de tan baja estofa. Francia fue atacada por el terrorismo islámico desde dentro. Hay jóvenes franceses que por alguna razón caen el las redes del islamismo radical, y este es un problema interno que Francia tiene que resolver. Pero Francia entiende que el problema está en el Estado Islámico, y decidió responder al ataque movilizando a su ejército en un acto legítimo, más cuando el EI tiene declarada la guerra a Francia (y a España, no debemos olvidarlo). Pero los recursos de nuestros aliados y vecinos no son ilimitados ni en material ni en efectivos. Por eso piden ayuda. Ayuda que nosotros le negamos por pura cobardía de nuestro presidente. Un presidente que quiere que se le vote de nuevo. Inaudito. Y habrá gente que vote a un cobarde.

Si en estos días tengo la oportunidad de hablar con algún amigo o conocido francés, lo primero que haré será pedirle perdón en nombre de la gente de bien que hay España, que es casi toda. También le pediré excusas por esta rara habilidad que tiene el electorado español de poner al frente del país a verdaderos estúpidos.

24 noviembre, 2015

Campaña electoral y guerra

En una entrada anterior intentaba explicar que estas próximas elecciones eran un buen momento para ejercer como votante racional, o sea ver los hechos de manera imparcial, mirarse las líneas básicas de los programas y decidir en función de ello. Prometí una ayudita mediante una tabla de decisión simple, y lo mantengo, lo haré en unos días. Pero es que ahora hay un nuevo elemento a considerar: la actitud de cada partido, de cada líder, con respecto a una hipotética guerra contra el islamismo radical. Y esto puede cambiarlo todo, porque la percepción de una actitud no es un hecho evaluable, es algo subjetivo que, además tiene una fuerte influencia en la decisión de cada individuo en función de su propio temperamento más belicista, más pacifista, más diplomático... En fin una complicación más para los electores. Porque, además, los candidatos tienen miedo. Miedo a meter la pata.
El miedo en Rajoy

Puede que la gente se de cuenta de que Rajoy no hizo realmente nada en este mandato. Es posible que  los votantes acaben por ver que realmente no aumentó al trabajo en España, a pesar de haber disminuido el paro,  vamos, que la actividad es la misma; que la mejora de los números tiene más que ver con artificios financieros y con los precios de las materias primas (petróleo) que con una recuperación sólida en base a la producción industrial, por ejemplo; o que la deuda no para de crecer.  Pues todo esto, que haría perder unas elecciones a cualquiera, ahora va a tener menos importancia, y así, la victoria pírrica que le auguran las encuestas puede terminar en catástrofe (perderlas con claridad) , o convertirse en victoria contundente. Todo depende de lo mal o bien que juegue sus cartas y de sus decisiones respecto al conflicto con el EI. Rajoy debe estar sufriendo horrores, porque en esto no puede ponerse de perfil; querría ponerse, pero no le van a dejar Y, además, estar callado tal vez juegue en su contra.
El miedo en Sánchez

El amigo Sánchez tiene el mismo problema. El PSOE abanderó el «no a la guerra» durante la segunda invasión de Irak. Pero esto no es lo mismo, y la gente lo sabe; y Sánchez y el PSOE saben que la gente lo sabe. Lo que se hizo en la invasión de Irak fue un crimen premeditado entre Bush, Blair y el gran Aznar (que además creía que era el líder de aquello, qué tipo más simple). Irak no hacía nada, solo estaba allí y alguien se inventó razones para invadir y masacrar. Aquí, por lo tanto la postura estaba clara: «no a la guerra rotundo». Pero, ¿y ahora? Ahora la situación es diferente... A cuenta de aquella guerra, resulta que, en aquel territorio se implantó un grupo radical perfectamente organizado, con un ejército entrenado, con capacidad para manejar armas, con capacidad para actuar en cualquier punto del planeta y que además nos declaró abiertamente la guerra. Menuda patata caliente para Sánchez decir ahora «no a la guerra». Así que, como Rajoy, a ponerse de perfil toca... Pero tampoco le vale.

El miedo en Iglesias
Podemos ya puso claro que ellos se oponen directamente y en cualquier circunstancia a nada que tenga que ver con una confrontación... ¿Y Ciudadanos? Pues parece que Rivera no quiere ponerse de perfil, lo cual es de agradecer. Se le ve nervioso, con ganas de mojarse. Dice que no le dejan entrar en el pacto antiyihadista ese... Pero, poco más. Claro, quiere que muevan ficha primero otros. Si él dice a una intervención, por la izquierda le van a masacrar, y por la derecha parecido. Los unos le tacharían de belicista derechoso y los otros de político poco maduro, o de joven advenedizo que cree que es listo. Rivera también tiene una patata caliente de buen tamaño.

El miedo en Rivera
Es decir que, se complicó la cosa y lo que parecía tan hermoso, que era votar en base a hechos, datos y programas (la parte creíble), se convirtió en una tensa espera hasta ver la actitud final sobre la guerra al EI de estos muchachos que se presentan para liderarnos. Yo apuesto por una tremenda decepción con todos ellos y apuesto también a que ninguno toma una actitud seria de decir sí, o no, y se lo explica con claridad a la población. O mucho me equivoco o aquí no hay ningún Churchill, o ningún Gandhi, para equilibrar. Aquellos, claro, eran políticos, no títeres. Aquí todos tienen miedo a definirse.

17 noviembre, 2015

París atacada por sus hijos

Algo falla en la sociedad occidental. No es normal que franceses de segunda o tercera generación se involucren en los ideales del islamismo más extremo. Pero sucede: los terroristas del EIIL(*) son reclutados entre gente que nació y recibió educación en Europa; educación que, al menos en lo que respecta a los valores vigentes aquí, fracasó estrepitosamente. Y este fallo es más llamativo aún en Francia, paradigma de país libre, laico y abierto en el que millones de musulmanes encontraron un lugar donde vivir.

Puede ocurrir que las políticas de integración hayan fallado. Los inmigrantes argelinos y de otros países árabes se suelen concentrar en las banlieue, o sea, en los suburbios de las afueras de las grandes ciudades; unos lugares que no dejan de ser guetos, o reductos con normas propias y con baja permeabilidad al cambio cultural que sería deseable. De estas banlieue no resulta fácil salir. Los niños están escolarizados, sí, pero conforme crecen nace en ellos la sensación, no irreal, de que en ese país en el que subsisten, no hay demasiadas oportunidades para ellos. De poco valen entonces los Valores Republicanos que la escuela intenta transmitirles.

Este tipo de guetos, además de focos de incultura y de pobreza, son también caldo de cultivo para la delincuencia callejera, para el inconformismo y para el odio hacia quienes viven en el mismo país, pero con otra suerte. Y el Estado Islámico supo canalizar ese inconformismo en los jóvenes y darles razones para no quedarse en el simple odio, sino actuar contra el sujeto del mismo.

Hasta aquí todo parece indicar que una buena parte de responsabilidad en este asunto recae sobre la propia sociedad europea, que acoge a toda esta gente y la utiliza, no nos engañemos, como mano de obra barata, a la que mantiene semiaislada, en «campamentos urbanos». Europa, Francia, tranquiliza su conciencia con un buen chorro de millones en forma de subsidios y gasto social; lo justo para mantenerlos donde están, sin más expectativas. Pero también es verdad que toda esta gente, en la mayoría de los casos, estaría en peor condición en sus países de origen; y que, de todos los millones que malviven aquí, solo unos pocos toman la dramática decisión de hacer suya la causa del fundamentalismo islámico. Europa, Francia, puede catalizar la transformación de estos jóvenes, sí, pero los culpables de delito de terrorismo no son más que ellos mismos, que son quienes toman la decisión. Puede parecer drástico pero, insisto, como ellos hay millones de chicos en las banlieue y no lo hacen. Caerán fácilmente en otro tipo de cosas, pero no en esas. En manos del EI solo caen determinados perfiles. Un dato muy a tener en cuenta por los gobernantes.

La cuestión es que estos barrios, casi plenamente musulmanes, son reflejo del mundo musulmán; un universo social en el que, por alguna razón, nunca se separó la religión de la política. La primavera árabe constituyó una hermosa oportunidad, pero hoy no es más que un recuerdo. Y en un entorno en el que la religión lo impregna todo, es fácil dirigir el odio hacia el infiel que, por otra parte, es causa evidente de sus desdichas: invasiones de Iraq, en especial la segunda, para la que no había motivo alguno; política seguida en Siria, en Palestina; etc...

No conviene engañarse. El mundo musulmán, al menos en el Oriente Medio no va a cambiar. Cualquier intento de democratización seria va a ser cortado en seco por quienes ostentan el poder. Estos invocarán a Dios para justificar la represión, y a la Ley Coránica. Pero no es más que una pantalla para tapar la realidad: dinero, influencia y negocios, con Occidente, naturalmente. Porque, de alguna manera a los grandes poderes del hemisferio occidental les interesa que Oriente Medio sea foco de permanente tensión.

Y aquí estamos. Los atentados van dejando ya miles de víctimas: Nueva York, Madrid, Londres, Paris... Y así seguiremos. Haremos concentraciones, cantaremos himnos, pondremos velas y lloraremos por nuestros muertos. Los afectados llevarán eternamente su odio y desearán que el EIIL desaparezca de la faz de la tierra, y con él todos sus adeptos, es lógico. Ahora, como respuesta, se emprenderán campañas militares.Pero los ejércitos son para lo que son: solo eliminan enemigos, pero no resuelven los problemas. Es lógico que se responda con la fuerza. Francia tiene derecho a hacerlo, claro. Pero la situación va a persistir y a empeorar: en más o menos tiempo surgirán nuevos exegetas que releerán el Corán a su modo y cargarán contra el infiel.

Estamos ante algo que tiene solución. Una solución larga y difícil. Muy difícil porque hay gente en ambos lados que está ganando mucho con esta situación. Lo difícil es identificar quienes son y, más difícil aún, hacer que dejen de mover las marionetas. Me pregunto cómo serían hoy las cosas si los países árabes fueran democráticos... Tal vez un día...

(*) EIIL (Estado Islámico de Iraq y Levante). Prefiero estas siglas a las de ISIS, que son lo mismo, pero en inglés (Islamic State of Iraq and Syria). Levante es el nombre enpañol de la región de la Siria histórica.

12 noviembre, 2015

El voto racional

«La democracia española es, sin duda, de baja calidad, por no decir que es directamente una porquería». Mi vecino me tachó de exagerado. «Pero, Jesús, si vamos a votar cada cuatro años». No me costó mucho trabajo hacerle entender que ninguno de los que están cómodamente sentados en el Congreso fue realmente elegido por los votantes, sino puesto de manera arbitraria en una lista por la mano de alguien en un partido. «Eligen otros, nosotros solo asentimos, y así nos luce el pelo: vagos, corruptos, mequetrefes, incompetentes... Sí, y algunos buenos, joyas invisibles entre tanta quincalla». Resopló... «Ostras, pues visto así, apetece no votar... Pero es que, joder, nos costó tanto».

Esa es la razón principal por la que la gente va a votar, aunque le apetecería quedarse en casa: Qué costó mucho recuperar ese derecho. Pero la cuestión es que, tras casi cuarenta años de ejercerlo, uno se da cuenta de que, sí, el país avanzó mucho. Pero solo al principio: derechos, sanidad y educación gratuitas, entrada en la Unión Europea... Y para. Ahí se terminó la historia. Desde el noventa y poco hasta hoy, nada. La clase política dejó de aportar cosas. Si acaso algo en derechos, Zapatero (Dependencia y Matrimonio entre personas del mismo sexo). Pero poco más.

El adocenamiento de los políticos es simple de explicar. La Ley Electoral y la Ley de Partidos, crea un vórtice del que es imposible salir y que genera corrupción y selección deficiente de representantes. Ambas leyes deben ser modificadas de manera urgente. Debe impedirse que los partidos sean agujeros negros llenos de dinero del mismo color, especialmente los de la parte derecha del espectro. Pero la parte izquierda, si bien no puede ser acusada de mordidas, si que pueden echársele en cara las vergonzosas puertas giratorias o la malversación de fondos públicos en beneficio de amiguetes... en fin, lo conocido por todos.

O sea, que se nos fueron cayendo los palos del sombrajo. Los de derechas tenían al PP, los de izquierdas al PSOE, los del centro, a los dos, a elegir según les diera, y los muy izquierdosos a IU, pero este partido no cuenta, tiene bastante con sus propios líos (una lástima). ¿Qué pasa entonces de aquí en adelante? La gente cabal de derechas, se dirá que a un PP metido en mil pleitos por corrupción, que lo vote su padre. La de izquierdas que a un PSOE medio groggy por los ERE, y después de dónde nos metió Zapatero, que lo vote también su padre. Es decir que el electorado está huérfano de referentes y de ideales.

Bueno. Pues por fin estamos en un buen sitio. No hay mal que por bien no venga. Tenemos un elector que probablemente va a votar sin ideales. Un elector que va a comportarse con racionalidad, desapasionadamente. Tenemos un elector al que le cayeron bofetadas por todos lados y al que la gente del 15 M, y luego Podemos, abrió los ojos: hay una casta que lo está desangrando. Y por la parte central aparece, desde Cataluña, Ciudadanos. Sí. Al menos se termina, o lo parece, el aburrido bipartidismo.

PSOE y PP tendrán que ser muy concretos en sus promesas. La gente ya no cree todo lo que se le dice. Han mentido demasiado los dos. Las promesas tienen que ir soportadas por bases tangibles. Podemos y Ciudadanos ofrecen cambios profundos en las leyes problemáticas: Electoral y de Partidos. PSOE y PP no quieren tocar aquí, porque perderían poder. Pero, claro, si no tocan, a lo mejor la gente no les vota, entonces tendrán que proponer algo en este sentido. A ver que dicen.

Lo dicho bienvenido el voto racional. Se trata de elegir para la gestión. La ideología no cuenta. Va a ser entretenido, igual hasta salgo de la abstención esta vez. Eso sí. En una próxima entrada, más cerca de las elecciones, prepararé un modelo de tabla de decisión para escoger la opción de voto de manera desapasionada. Pero esto, en un par de semanas o tres.

05 noviembre, 2015

Albert Rivera, escucha... Franco es injustificable

Si se quiere ocupar el poder, en determinados asuntos sensibles, hay que tener una posición previa clara. De no ser así nadie te respeta. A Rajoy, por ejemplo no se le respeta porque es indefinido, porque su posición ante lo esencial no es clara y porque en lugar de afrontar los problemas, los elude hasta que ya no queda más remedio. Por eso no le respetan ni en su partido. Tampoco se respeta a Pedro Sánchez por lo mismo, ponerse de perfil ante algo que hay que afrontar: el «affaire» de los ERE. Los políticos fuertes tienen que tomar posiciones fuertes y llevar a su partido a hacer lo mismo.

Por eso fue una mala decisión de Ciudadanos de abstenerse en una votación para la retirada de la medalla de oro de la ciudad que un ayuntamiento había otorgado a Franco. La dictadura franquista es uno de esos asuntos sensibles en los que los partidos en España no pueden ser neutros. Se diga lo que se diga, lo del franquismo es algo simple: o se le condena, y se es demócrata y normal, o se mira para otro lado alegando estupideces, en cuyo caso se participa de la democracia, pero no se es necesariamente demócrata (esto se llama instrumentalizar un sistema).


Verás, Albert. Por si no lo sabías, te lo voy a decir yo. Franco fue solo un golpista y un dictador que causó un enorme daño provocando una guerra, que ganó, y tras la que millones de personas sufrieron una más, o menos, brutal represión. Así de simple. Por eso, en las cosas del franquismo no puede uno ponerse de perfil, como hicieron tus concejales. Y mucho menos tú. Tú no puedes justificar este grueso error aludiendo a que, no es bueno abrir un debate sobre la «memoria histórica».

El problema de Ciudadanos, Albert, es que está plagado de gente muy de derechas que actúan como submarinos del PP, que es en realidad a quien quieren, que se apuntaron corriendo para coger sitio. Gente que solo está en Ciudadanos porque en al PP no pudieron, o no tuvieron oportunidad de hacer carrera, y que, en realidad, son elementos del más rancio nacional catolicismo. Gente que en ese ayuntamiento no votó con el PP para no retratarse ante la dirección de su propio partido. Gente cobarde, que se escondió en una abstención para mantener su estatus.

Cuidado con estas cosas, Albert, porque mucha gente que te votaría por lo interesante de tus propuestas y por los mensajes claros que mandas, se va a inhibir. En política, además de propuestas y planes, hay que tomar posiciones. Ciudadanos es un partido con posibilidades y pretende luchar por el poder en España. Pues en España es necesario tener una posición clara con el franquismo. Tú, como Albert Rivera, ya te manifestaste claramente contra él. Pero tus concejales se abstienen y tienes que hacer mil piruetas para justificarlos.

Permíteme un consejo, pequeño saltamontes. Extirpa este furúnculo que tienes en tu surco interglúteo antes de que te afecte de verdad. Expulsa del partido a todo aquel que no sea un verdadero demócrata. Y pon orden en esto de Franco, porque te van a atacar por ahí, ahora que vieron que tienes un punto débil. Este error te va a abrir un agujero gordo por el que se te pueden marchar cientos de miles, sino millones de votos si no actúas rápido. Así que limpia ya. Porque si, así y todo llegas al poder, si no pones orden ahora, no te quiero ni contar el tipo de personal que se te va a colar en los cargos que vas a tener que repartir.

Hazme caso, no seas gil. A no ser que tú seas también un submarino del PP, que espero que no.

31 octubre, 2015

El pueblo cosificado

Cosificar es convertir en cosa una persona. Cuando un individuo es cosificado pasa a ser un mero objeto a utilizar sin tener en cuenta las consecuencias de ello. No importa si se le daña, si se le perjudica, si se le engaña... Pasa a ser nada más que algo útil.

Cosificar, es lo que tanto Mas como Rajoy están haciendo con el pueblo, con el electorado. Su único fin, no salir de su urna institucional protectora. Mas alimenta el sentimiento independentista visceral, y parte de los electores, convertidos en cosas, se nutren de ello. En consecuencia, sostienen a Mas y le acompañan en su intento de viaje a una República Catalana, donde no valdrían las leyes españolas y por tanto no iría a la cárcel. Mas no quiere ir preso. Por eso se pone al frente del carro independentista, y únicamente por eso.

Mas está sentado en un barril de pólvora llamado 3%, y si esto estalla, pasará, con seguridad, una temporada a la sombra o se le condenará al ostracismo. Mas utiliza al pueblo catalán solo para conseguir su fin: protegerse. A Mas le importa una mierda cómo le vaya a Cataluña. Mas no anima a su pueblo a la opción separatista porque crea que le va a ir mejor. Ni porque sea el deseo mayoritario de la sociedad catalana. De hecho, solo un 45% votó la opción que les planteó. Un 45% que hubiera sido muy inferior de no estar otro gran cosificador, Rajoy, al frente del gobierno Central. Rajoy fue todo este tiempo un perfectamente programado centro de producción de independentistas. Mas sabe esto perfectamente y le importa un rábano. A Arturo, solo le importa Arturo.

Rajoy también podría ir a la cárcel si sale del poder y le empiezan a llover acusaciones por mirar para otro lado o por alentar el sistema de mordidas del PP. Y su jugada para seguir protegido es similar a la de su homólogo catalán: enajenar a unos cuantos millones de votantes para que le reconozcan como el gran anticatalán, como el garante de la unidad de España. Lo mismito que Franco, lo mismito que Mas. Tres personajes idénticos en sus maneras políticas. El pueblo no cuenta, solo es una cosa para conseguir fines. Pero no todo el pueblo es tan incauto. Además tiene los cuchillos afilados para exigir que se haga justicia a tanto corrupto indeseable. Al tiempo.

25 octubre, 2015

Datos, gobiernos y engaños




200820112015
Población activa (millones))23,06423,08122,900
Ocupados (millones)19,85617,80718,048
Parados (millones)3,2085,2744,852
Jornada media efectiva mes (horas)137,5137,9134,9
Horas totales trabajadas (millones/mes)273024562435
Deuda pública (miles de millones)4407441033

Esta simple tabla podría ser válida para hacer el análisis simple de la gestión de un gobierno en una legislatura. Lógicamente también debería servir para decidir el voto. Sin embargo, y los sociólogos lo saben perfectamente, el voto no se decide por los resultados ofrecidos como balance de un mandato. El voto, para desgracia de las sociedades, se decide desde las vísceras, ese lugar sensible a la propaganda y poco dado a dejarse llevar por la fría objetividad.

El resumen podría ser el siguiente. El PP, con Rajoy al frente criticó y alanceó sin piedad a Zapatero por su evidente mala gestión en la legislatura de 2008 a 2011. Los datos de ese periodo están también en la tabla. Zapatero mantuvo la tasa de población activa (ocupados + parados), pero se le desbocó la de paro. Un país no puede manejarse con esa tasa de desempleo. Rajoy atacó entonces con contundencia ofreciéndose a los electores como única solución a esto y, según él,  para evitar que Zapatero siguiera endeudando a España y eliminando derechos adquiridos: la deuda aumentaba de manera galopante, la prima de riesgo subía y los recortes comenzaban.

Con este panorama favorable, y prometiendo a «los españoles» una gestión que llevaría al país de nuevo a la senda de la prosperidad, Rajoy ganó las elecciones en 2011. La mayoría absoluta le permitía casi reinar, más que gobernar: y reinó. Pues bien, en la tabla de la cabecera está el resultado. Unos pocos números fríos, fáciles de entender por cualquiera. Unas cifras con las que un elector normal diría algo así como: «¿Pero qué coño estuvo haciendo este tipo todo este tiempo?».

El resumen, de la gestión de Rajoy al frente del gobierno es, más o menos, que la situación de actividad del país es, podríamos decir, la misma que la que le dejaron: ligera disminución de la población activa; ligera disminución de la cifra del desempleo (irreal si se tiene en cuenta que se trabajan menos horas); precarización de los contratos, indicado por la reducción de la jornada media; y, esto sí, aquí lo ha hecho bien, ha elevado la deuda pública en casi un 40%. Lo que uno no entiende es cómo con esta enorme cantidad de pasta que se debe se puede decir que salimos de la crisis.

De todo lo anterior, el aparato propagandístico del PP pone el acento nada más que en la disminución (relativa, como ya se dijo) de la tasa de desempleo. Pero en ningún momento se oye a dirigente alguno de este partido hablar de la deuda, o de la total ausencia de mejora de la actividad, o de la precarización del empleo... Claro, que el principal partido de la oposición, como también sale retratado, tampoco puede decir que va a arreglar las cosas, porque, lógicamente, la gente no se lo iba a creer. Así pues, se callan y hacen una actividad de desplazamiento poniendo el foco en la eliminación de recortes y  de leyes retrógadas impuestas por la mayoría absoluta de Rajoy.

España lleva décadas igual. El paro es endémico y el espejismo de la construcción solo sirvió para que este ejercito de desocupados pasara a amasar cemento y a poner ladrillos. Al haber menos paro, las empresas empezaron a elevar salarios, se consumía más (consumo interno) y se descuidaba el mercado internacional, para qué, si todo se vendía en casa... Al final todo a la mierda. Y ahí, en la mierda se mantendrá este país hasta que alguien, de una maldita vez, elimine el modelo productivo arcaico que tenemos y lo transforme en el de un país europeo decente.

Espero que la tabla del inicio de esta entrada ayude a decidir el voto, o al menos a decidir a quién no votar. Pretendo con ello aportar luz. Yo, desde luego, tengo claro que hay dos opciones por las que no me voy a decidir: una la reflejan los números de 2008 a 2011, la otra de 2011 a 2015. Por fortuna salió a la superficie gente nueva, con ideas y con un pasado limpio.

Fuentes INE y Ranstad

17 octubre, 2015

Sobre la sensatez

La sensatez es algo casi indefinible en las personas y en las instituciones. La sensatez no tiene que ver ni con la edad ni con el tiempo ni con la experiencia. La sensatez es algo más bien relacionado con la limpieza, entendida como higiene mental, con la generosidad, con la dignidad y con la honestidad. Algunas de estas cosas me resultaron sensatas, otras no. Otras me hicieron sentirme incómodo. Muy, muy incómodo. Pero estos son los bueyes...

Refugiados:

Un cardenal, Cañizares creo que se llama, dice que no todos los refugiados son trigo limpio. Es extraño que este hombre, purpurado, cura antes, y con voto para elegir papa si no me equivoco, no se haya dado cuenta de que esto es así en todas las colectividades, incluso en el cónclave para elegir a Francisco no todo era trigo limpio. ¿Lo será él? (Cañizares)

Mújica, el expresidente de Uruguay, habla en una entrevista a un semanal de que los pobres, los campesinos y los desheredados se quedan clavados a la tierra en sus países de origen. Que los que se suben a los barcos para huir, tienen dinero para pagar a las mafias, que los pobres de verdad están clavados a la tierra porque no tienen nada. Y sentencia que los que llegan a Europa no quieren cualquier cosa, prefieren la parte que brilla: Alemania, Suecia, Noruega...Tiene algo de razón, pero estos que vienen en masa a Europa, tampoco dejan de ser refugiados, entiendo.

También dice Mújica que Alemania demuestra inteligencia al acogerlos: son mano de obra cualificada en su mayor parte. Quienes los rechazan cometen un error. Esta gente no es un problema, es una solución, en especial a largo plazo. Esto me gustó.

Independencia judicial:

El CGPJ lanzó una dura invectiva al Gobierno Autonómico de Cataluña porque alentó las protestas delante de los juzgados cuando Mas y otros fueron a declarar por el intento de consulta. Lo sensato habría sido no decir nada, por tres razones: una porque la gente, toda, incluso los que se dedican a la política, tiene derecho a expresarse libremente; otra porque los jueces, quiero pensar, ya están maduritos como para dejarse intimidar por estos jolgorios; y una tercera porque cuando desde el PP se alentó algo parecido cuando Camps y algún otro pijo de Valencia eran juzgados, el Consejo estuvo callado como un muerto.

El órgano de gobierno de los jueces se jacta de ser independiente del poder político. Claro que todo depende de como se mire. Un preso le decía a otro recién llegado a la cárcel que en aquel centro penitenciario había plena libertad, que dentro de tu celda podías moverte por donde quisieras... Pues eso.

Política:

Una señora cambió de partido, se pasó de UPyD al PSOE. La ficharon, dicen, por su competencia. Pero dentro del PSOE muchos la acusan de haber dicho verdaderas salvajadas de ellos cuando era del otro partido. Lo que no llego a entender es por qué se extrañan. La política en España consiste justamente en decir a gritos que el adversario comete atrocidades de todo tipo. La política en España no se ocupa de mejorar la vida de la gente. Para qué.

SENSATEZ

Nombre femenino. Cualidad que tienen las personas que muestran buen juicio, prudencia y madurez en sus actos y decisiones.

15 octubre, 2015

Política nociva

La política del PP, o de Rajoy y sus estrategas, que no se sabe muy bien quien da las directrices, puede calificarse de muchas maneras: perjudicial, nociva, dañina.... Nada de lo que hace Rajoy en este momento es positivo para los españoles: nada. Tengo mis dudas de si alguna vez hizo algo pensando de verdad en el país, algo para mejorar la vida de las personas, o para que no empeorase. El paso del tiempo, que, como la marea cuando baja, deja al descubierto el fondo lleno de basura. Un periodo realmente sucio a la vista del paisaje: desigualdad disparada, déficit público en máximos, mismo modelo productivo... A pesar de ello él, ellos, insisten en su buena gestión.

Durante su etapa en la oposición Mariano Rajoy insultó, despreció y faltó al respeto al presidente en ejercicio. Rajoy nunca asumió haber perdido tras el 11 M y se le notaba el resentimiento. Zapatero no era un dechado de virtudes, pero Rajoy se empleó de manera inmisericorde con el único fin de destruirlo. Se opuso a todo de manera virulenta. Durante la segunda legislatura socialista las sesiones del parlamento dedicadas a los recortes o a la subida del IVA fueron puro teatro por su parte: Rajoy despellejaba a Zapatero porque le obligaban a reconducir las cosas con recortes, a pesar de que él sabía que aquello era lo que tocaba. Y consiguió lo que quería: elecciones generales. Y el electorado expulsó a Zapatero a patadas, con todo merecimiento.

Rajoy ganó su mayoría actual en las urnas con toda legitimidad, pero hizo trampas en campaña. Prometió lo contrario a lo que había hecho su antecesor, para luego, sin explicaciones, hacerlo él mismo, pero con más contundencia. Rajoy echó la culpa de la crisis a Zapatero y le tiró encima de la mesa los millones de parados, en su mayor parte de la construcción, de cuya burbuja era igual de responsable que su oponente. Rajoy siempre echa la culpa a otros (todo el PP lo hace). Rajoy nunca dice la verdad, juega con las medias mentiras, o las medias verdades, que es casi peor, en su provecho y en el de su partido. Rajoy nunca piensa en el beneficiar a los españoles, a pesar de aludir a la «inmensa mayoría» para justificar cualquier estupidez que se le ocurra.

Rajoy es muy peligroso, casi más que una enfermedad incurable. Como no reconoce sus limitaciones, crea problemas enormes por su imprudencia. La cuestión catalana es culpa suya en exclusiva. El problema que tiene España con Cataluña, y a la inversa, es únicamente fruto del recurso de inconstitucionalidad contra el estatuto. A pesar de ser admitido por el gobierno en ejercicio y votado por los catalanes en aplastante mayoría en referéndum. El Constitucional, pleno de jueces al servicio del PP, amputó la ley. Rajoy había ganado a Zapatero gracias a «su leal tribunal», pero plantó el germen del independentismo radical que ahora le muerde la yugular. Pero él, incapaz como es, no verá esto tan evidente y seguirá en sus trece de hacer cumplir la ley. Su siguiente paso será amenazar con el uso de la fuerza si es necesario.

Rajoy, además, es vengativo. No le importa perder mientras su oponente quede también lesionado. El empeño en hacer los presupuestos ahora no es más que un intento de chantaje a los votantes. El mensaje es que aunque Bruselas diga que con esas cuentas se incumplirá el déficit, él sabe qué hay que hacer para cumplirlo, pero, claro, para eso hay que votarlo; porque como «otros» no saben harán más recortes. Su maldad es tal que es capaz de endeudar todavía más a su país con tal de que otros tengan que tomar medidas impopulares para que los números cuadren. Es tal su orgullo malsano que si tiene que dejar su casa porque le desalojen, saldrá, sí, pero antes le prenderá fuego para perjudicar al que entre después. Al menos en esto, Zapatero fue elegante, palabra de la que Rajoy ni oyó hablar.

Ojo con este hombre. Véanse si no las leyes que intenta aprobar en plena agonía de la legislatura. Ojo con este hombre.