06 febrero, 2022

Un farol que pudo costar caro

 El farol que se marcaron PNV, ERC y Bildu, socios de investidura del gobierno, estuvo a punto de salir muy caro para millones de trabajadores. De no haber sido por la equivocación de un diputado del PP, los antedichos grupos tendrían que dar muchas explicaciones a esos millones de personas a quienes la contrarreforma laboral ya había beneficiado.

El chalaneo de estos grupos para sacar partido de algo que ellos sabían perfectamente que era infinitamente mejor que lo que había fue escandaloso, más teniendo en cuenta que el acuerdo entre las partes, Sindicatos y Patronal, era la primera vez que se alcanzaba y que la nueva ley tenía, por ello, una fuerza racional incuestionable.

La ceguera de quienes votaron no fue total. Los Sindicatos y la Patronal ya habían pactado y el Gobierno se había comprometido a respetar el pacto, por tanto ni una como podía moverse. Los socios de investidura buscaron sacar algo, no se sabe qué, pero algo. Así, cuando supieron que los síes estaban atados con Cs y los grupos minoritarios, se mentuvieron en el no. Tenían sus ojos políticos cubiertos de escamas y no contaron con ese carácter mafioso del PP y con el soborno a los de UPN. Actuaron como auténticos novicios.

Las caras de los diputados del PNV y de ERC cuando, en un principio la ley fue rechazada, era todo un poema, según algunos medios. Era cara de "¡qué hemos hecho, la que se nos viene encima!" y no era para menos. Se habían marcado un farol y no contaron con que al otro lado de la mesa había un jugador ventajista y dispuesto a cualquier trampa con tal de hacer perder a su oponente. Mientras, algunos diputados del PP y de Vox, aplaudían satisfechos mirando hacia los de UPN... No contaban con que un inepto de los suyos había votado al revés.

De momento ERC y PNV respiran aliviados, a Bildu le da igual. Pero un voto de diferencia es muy poco y puede haberse dado alguna irregularidad de procedimiento que los tribunales puedan admitir a trámite. Porque, de lo que no cabe duda es de que el PP y Vox van a recurrir al Constitucional, que es suyo, y al que la justicia en realidad le resbala. Así que es muy posible que todavía quede mucho por jugar.

De un modo u otro, prosperen o no las demandas de los "perjudicados", los amigos de ERC y PNV la liaron parda. Esto no es extraño en ERC, un partido "mobile qual piuma al vento", pero sí que lo es en el PNV, que suele ser cartesiano y medir sus decisiones.

De todos modos, oyendo a unos y a otros, no pude hacer otra cosa que sonrojarme. Y es que, a mi corto entender, si algo fue pactado por las partes interesadas, lo único a hacer es votar sí por puro trámite. Incluso el PP.

En fin, veremos qué pasa ahora en Castilla León, después de lo de Lorca, de las fotos con las vacas y de las elecciones en Portugal. Yo desearía algo, pero no lo digo para no ser acusado de iluso.

22 enero, 2022

Esas extrañas actitudes de Podemos

Podemos siempre tuvo cosas que me resultaron difíciles de entender. Sin embargo, desde la salida de Iglesias parecía que todo iba un poco más centrado, especialmente lo que pilotaba Yolanda Díaz, una muy buena ministra y una trabajadora infatigable. Al menos a mi me lo parece.

Esta ministra se dejó la piel para negociar y catalizar el acuerdo entre Sindicatos y Empresarios para mejorar todo lo posible la Reforma Laboral del PP, que tanto daño hizo a la clase trabajadora, y aunque se crea lo contrario, también a los empresarios. Pero esto último es para otra reflexión.

Yolanda Díaz consiguió un acuerdo de todas las partes, un acuerdo del que Podemos podría presumir en primera persona y enarbolar como un logro de partido. Pero Podemos es un poco raro. Para Podemos lo importante no es que salga adelante lo pactado por Gobierno, Empresarios y Sindicatos y que tanto trabajo costó. Lo importante para Podemos es que la nueva ley no sea votada por la derecha, y menos que sea esto lo que la haga posible.

Y yo pregunto. ¿Y si los socios de la investidura, los nacionalistas, por las razones que sea, deciden votar no? ¿Se prefiere que no salga la ley a que salga votada por Ciudadanos, o por otros partidos de derechas, aunque sea a cambio de nada? Porque es lo que parece.

Podemos siempre tuvo una extraña forma de ver los números y de encapricharse con los imposibles. Si Yolanda Díaz ya dijo que no se debía cambiar ni una coma porque era un acuerdo entre las partes interesadas, Podemos tendrá que procurar la salida de la ley; ¿o es que cambia en algo el texto porque lo vote alguien de la derecha? Porque si PNV y Esquerra dicen no, la ley puede no salir, a no ser que otros digan sí. Estos otros tienen que ser todos los muy minoritarios, algo difícil si cada uno pretende cambiar algo.

Entonces qué es lo que quiere Podemos. A ver si lo entendí: quiere que la ley salga sin mover una coma, Díaz dixit; quiere que la ley salga con los votos de PNV y Esquerra, pero estos quieren cambios; no quiere los votos de la derecha. Pero, claro, entonces no sale la ley, o no es seguro. Por lo tanto. ¿Quiere Podemos que la ley salga? O realmente no quiere que lo haga porque lo que de verdad desea es el fracaso de Díaz que, presumiblemente va a encabezar una nueva opción fuera de Podemos que puede hacer desaparecer o dañar seriamente a este partido. ¿No será eso en realidad y habrá alguna mano negra detras de esta estrategia tan artera?

De verdad que resulta muy difícil de entender. Agradecría que alguien lo argumentara bien para entenderlo. Y me refiero a argumenrar sin juicios de valor, claro.