05 octubre, 2016

Digan Enthaltungen

Enthaltungen es una bonita palabra alemana que nuestros amigos socialistas pueden utilizar para no tener que pronunciar la que no quieren: abstención. El ínclito presidente de la gestora que dirige el partido podría decir: «Por el bien de España, nuestra posición ante un nuevo intento de investidura de Mariano Rajoy será una enthaltungen que facilite la formación de un gobierno». De esta manera no tendrían que pronunciar la palabra abstención, que no les gusta nada. Fíjate tú, como se va a decir abstención, menudo palabro. Te pueden largar incluso una rima de mal gusto tus adversarios: «¿Qué vais a hacer en la investidura?». «¿En la investidura...? Abstención». «Ah, pues tócame un c--´n». «Y estaría muy horrible, ¿no?». Queda mucho mejor «¿Qué haréis en la investidura...? Enthaltungen». «Y eso qué es». «Hombre, pues eso..., Enthaltungen. ¿No es cool?» «Ah, sí, sí es cool».

Es como si el PSOE se hubiese pasado al pijerío. Ya empezaron con Zapatero, que no decía crisis, que era otro palabro y que no quedaba bien en el vocabulario de un presidente. No dicen abstención porque no suena bien. Lo suyo es explicar a la militancia, y al pueblo estúpido en general, que se quitó a Sánchez porque había que facilitar la gobernabilidad de España mediante una Enthaltungen. El objetivo del motín andaluz, un alzamiento en toda regla secundado por las baronías afines, no era en realidad echar a Sánchez, sino quitarle el mando para llegar a una Enthaltungen, que es lo que necesitaba España, según decían los golpistas.

La trama contra Sánchez que tejió la gran estratega Susana y sus generales, más allá y más acá de Despeñaperros, se antoja ahora bastante burda e infantil. Se nota a las claras que solo querían el poder del partido. Que a ellos, lo de la democracia interna les importa un bledo, lo diga, o no, la Constitución. Sánchez era un estorbo para continuar con el mando oligárquico y hereditario (una cosa parecida al PP) y había que quitarlo del medio.

Pero, héteme aquí que la conspiradora no demostró mucha inteligencia; ni la conspiradora ni quienes la aconsejaban. No contaban con Rajoy, político corrupto y poco inteligente, pero no tonto. Sánchez tenía una posición clara: NO. Ahora quitaron a Sánchez para abstenerse, perdón para sich enthalten (abstenerse). Y, claro, Rajoy, que de tonto no tiene nada más que la cara, dice que si se quieren abstener que hay que pagar un peaje; que abstención sí, pero con garantías de estabilidad, presupuestarias, etc... Vamos, que quiere un gobierno para cuatro años.

Qué capacidad estratégica la de la tropa andaluza y resto de conspiradores. Ahora resulta que se encuentran en una situación mucho más delicada que con Sánchez, cuya posición: que Rajoy buscase sus apoyos sin contar con el PSOE, era clara para todo el mundo. Ahora resulta que al dar ese paso, Susana la lista, deja al PSOE a merced del PP, que sabe que si hay otras elecciones, no solo conseguirá mejorar, sino que dejará a los socialistas en cuadro. Si hay terceras elecciones tendrán en el PSOE que hacer una campaña exprés, y a ver donde encuentran alguien que quiera ir en cabeza sabiendo cuál es el peligro: resultados catastróficos para ellos, mayoría absoluta para el PP con Ciudadanos, y un tren de mercancías que les pasa por encima (Podemos) en votos y en escaños.

Un buen golpe de estado este del PSOE: represión contra el oponente, desaparición de la democracia y un electorado huérfano con la abstención como único refugio. Buen tándem Susana Díaz y Pablo Iglesias (el joven). Sin darse cuenta, entre los dos la liaron parda, reforzaron al PP, pudiendo haberlo quitado, se cargaron al PSOE, cuya única posibilidad era Sánchez. Ahora ya manda ella, la gran Susana. A ver que hace si el PP fuerza elecciones. Supongo que nada... Ella es parecida d Rajoy, deja que se quemen los demás. Sánchez, al menos era valiente. No sería, seguro, el líder ideal, pero tenía valor, y algo de honor, que es algo casi imposible de encontrar en el actual PSOE.


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