15 agosto, 2017

Exceso de revoluciones

Hace mucho tiempo que insisto en que el modelo de diversión está pidiendo a gritos un cambio en lo político para que, mediante la articulación de leyes, las cosas se encaucen.

En lo que va de verano hemos tenido noticias de agresiones, de peleas, de palizas o de desmadre a go go, casi siempre protagonizados por jóvenes, nacionales o extranjeros, poco importa, que están de marcha. La marcha, siempre la marcha. La maldita marcha, que nada tiene que ver con pasárselo bien, admite todo tipo de comportamientos.

Ayer moría un chico italiano en una discoteca en Lloret de Mar de una patada en la cabeza; hace unos días en Gijón a un chaval le pegaron una paliza unos macarrillas aficionados al boxeo y que les gusta ese rollo de acojonar y pegar, el agredido sigue en la UVI.

Día sí, día también los telediarios nos muestran imágenes de este tipo. Es el cuento de nunca acabar, y queda solo en eso, en noticia. ¿Por qué no se hace nada? Pues porque detrás de toda esta marcha hay un negocio, muchas veces controlado por autenticas mafias. Y muchos políticos con cabeza hueca piensan de detrás de la marcha y de la fiesta también hay votos. Por eso nadie hace nada.

Entiendo que son los políticos, sí siempre los políticos, quienes tienen que tomar partido y trabajar en la modificación de leyes, ordenanzas y sanciones. Pero hoy mismo oía unas declaraciones de un munícipe gijonés, que hablando de una pelea nocturna, decía que era una excepción, que eso se daba en after hours y sitios de estos, que la noche gijonesa era segura. El muy estúpido no sabe que un atentado es también una excepción y no por ello dejamos de vigilar y poner esados de alerta.

Pues como este imbécil, todos los que no someten a una regulación rígida esta historia. La noche, la marcha, tal y como está concebida, no tiene nada de segura. Qué pidan la opinión de los padres de los agredidos, a ver qué dicen. Y si no, que se miren al espejo y piensen en su propia opinión si fueran sus hijos los agredidos.

Qué coño es un after hours, cuál es su finalidad y qué falta hace en la sociedad. Para qué se necesitan macrodiscotecas en las que el alcohol de garrafón y las pastillas circulan con total impunidad. Qué necesidad hay de prolongar cada fin de semana la noche hasta la mañana del día siguiente. Por qué la sociedad tiene que asumir el gasto de UVIS móviles, ambulancias y personal médico que atienda comas etílicos y excesos con las drogas; o la intervención policial para separar a pandillas que se agreden.

Puede que haya una manera de mejorar las cosas, aparte de regular los horarios y de castigar con la máxima severidad a los pegones. Y esa manera podría ser hacer pagar las costas de las intervenciones sanitarias y policiales al personal atendido, o a sus papis, que se iban a poner muy contentos.

No sé. Pero no me puedo imaginar el dolor, la rabia y la impotencia que sienten los padres de los chicos víctimas de este terrorismo causado por la «marcha». Pero mucho me temo que para ellos cualquier modo de diversión ya carece de sentido. Así que, hagan algo de una vez, que es su obligación.

12 agosto, 2017

Manda huevos


Es curioso que prácticamente nadie haya hecho mención de las redes al hecho de que circulan por Europa millones de huevos contaminados con un pesticida, fipronil.

Es verdad que no existe prácticamente riesgo por comerse un par de huevos contaminados, que haría falta comerse cien para notar algún síntoma como vómitos o mareos. Pero esta no es la madre del cordero. Este pesticida está prohibido en cualquier aplicación dentro se la industria de producción de alimentos. Por lo tanto los alimentos deben estar libres del mismo.

Las autoridades quieren alimentos seguros y solo permiten el uso de sustancias inocuas. El fipronil se utiliza entre otras cosas para fumigar cultivos, controlar parásitos en el ganado. Pero siempre tiene que haber la seguridad de que no pasa a los alimentos.

Sin embargo esta vez, algún listo en alguna empresa que comercializa los pesticidas para uso en granjas de gallinas ponedoras introdujo fipronil para lograr mayor efectividad insecticida. Las gallinas tienen piojos, y otros parásitos que reducen su capacidad productiva. Pero claro, la molécula esta pasa a los huevos.

Por eso, aunque la cosa no sea grave para la salud de los consumidores, lo que sí es gravísimo es que los sistemas de alerta alimentaria de la Unión Europea no hayan saltado a tiempo y tengamos en media Europa un problema de millones de unidades contaminadas. A España llegará con toda seguridad, que nadie lo dude.

Bélgica y Holanda, donde nació el problema, lo saben desde hace un año y no habían notificado nada hasta hace unas semanas. No nos podemos imaginar mos millones y millones de huevos y, peor aún, huevo líquido para uso en hostelería habrán pasado a la cadena alimentaria. No quisiera imaginarme que la sustancia fuera peligrosa de verdad.

En fin, que no hay riesgo mayor, pero los holandeses y los belgas, tan perfectos ellos para otras cosas organizaron un tinglado de mucho cuidado.

02 agosto, 2017

La vida es propiedad de cada uno y debe poder disponer de ella

Este es, era, Luis de Marcos cuando estaba bien.
Hace unos meses este hombre, enfermo de esclerosis múltiple hizo un llamamiento para poder morir dignamente, o sea, para que se le ayudara a suicidarse. La vida para él era insoportable: inmovilidad casi completa, dolores que solo él conocía..., un infierno.
Luis murió en un hospital de Madrid, y todo lo que se pudo hacer por él fue hacerle lo más soportable posible el sufrimiento durante meses. No es ni medio ético ni medio moral ni tiene el más mínimo sentido dejar que una persona sufra de esa manera.
Luis pidió ayuda a los políticos, esos personajes raros cuyo objetivo principal es perpetuarse en su puesto a cualquier precio. No le hicieron ni puto caso. Lo hizo a través de una petición en change.org. Aluden a que hay que abrir un debate social. Y una mierda. Un debate sobre qué. No hay ningún peligro ni daño para nadie. No hay opiniones que valgan.
Siempre sostuve que la vida es lo único que de verdad tenemos en propiedad. Y resulta curioso que uno no pueda decidir cuando se la quita. Normalmente a todos nos gusta vivir. Pero puede suceder que, por la razón que sea, alguien decida que ya no quiere seguir haciéndolo. Ese alguien tiene todo el derecho a eliminarse o a pedir que lo hagan por él. Su vida no pertenece a nadie más que a él mismo. No hay debate, no hay opiniones que valgan ni discusión posible.
Dediqué mucho tiempo a darle vueltas a por qué, o con qué derecho, la «sociedad» se opone a que uno se quite la vida. ¿Quién es nadie para determinar que alguien tiene que seguir viviendo si no quiere? Ya no hablo de casos como el de Luis, que son todavía más sangrantes. No hace mucho alguien que había sacrificado a su perro gravemente enfermo, se preguntaba por qué se hacía lo mismo con las personas. Todos conocemos casos de gente cercana que sufrió lo indecible para morir, a veces por prejuicios morales o religiosos de familiares o médicos. Algunos humanos anteponen sus enfermizas creencias a la más elemental compasión, y no es de recibo que los gobiernos no garanticen un derecho tan elemental.
Desde aquí hago un llamamiento al sentido común y pido que se legalice en España la eutanasia, el suicidio asistido, y todo lo que haga falta para que quien, por propia voluntad, quiera morir, se le facilite la posibilidad. Personalmente tengo claro que cuando mi vida no merezca ser vivida pediré que me la quiten o que me den los medios para poder hacerlo por mi mismo con la debida dignidad. Ojalá quienes hacen las leyes se sensibilicen de una vez con un asunto tan prioritario.