18 septiembre, 2011


Salarios de directivos

Es todas las empresas los directivos ganan mucho más que el resto del personal. Además, suelen tener  una parte de su salario ligada a la consecución de determinados objetivos. Es un sistema lógico y justo. La alta dirección toma decisiones estratégicas que pueden hacer ganar, o perder, mucho dinero a las empresas que gestionan y de algún modo tienen que ser recompensados los éxitos. Los fracasos suelen terminar con el responsable de la decisión en la calle.

Estos últimos años los altos ejecutivos de las grandes empresas lo tuvieron realmente fácil, especialmente los de bancos, constructoras y telecomunicaciones: el mercado demandaba crédito, viviendas y chismes para comunicarse. Así que quienes tuvieron la suerte de estar en los comités de dirección de estas empresas les cayó el maná por la cara. Pero el juego es así, a esta gente se le mide por los resultados de las empresas, no por lo que ellos hagan o dejen de hacer.

Pero claro, también es normal que cuando las cosas no van bien por causas del mercado o de la situación económica, los bonus de estos señores se vean inmediatamente reducidos o eliminados. Los directivos tienen que estar, y normalmente están, a las duras y a las maduras.

Cuando el entorno socioeconómico es desfavorable y hay en la calle millones de parados, las empresas deben tener cuidado y frenar los premios a los altos mandos, o al menos no airearlos de la manera que lo hacen, porque ello puede resultar moralmente reprobable.

Pero lo que nadie puede entender es que una empresa en pérdidas anuncie el pago de bonus millonarios, sencillamente porque el premiar una mala gestión es contra natura. Lo que tendrían que hacer es probablemente despedir a la alta dirección, o al menos bloquear el cobro de sobresueldos.

No es de extrañar pues, que la gente se ponga como una moto cuando oye que los de Cajamadrid no sé qué, o los de Telefónica no sé cuántos, además a la vez que dicen que, como van a tener problemas, van a tener que mandar al paro a miles de personas. 

La sensación que se mastica es que estos tipos están, o se sienten,  por encima de los demás y lo que pueda ocurrir al resto de los mortales no va con ellos. Las grandes corporaciones deberían tener un código ético acorde con lo que la Sociedad espera de ellas. De no ser así, deberían desterrar la soberbia de su comportamiento público.

1 comentario:

Luis dijo...

Escribe usted: Las grandes corporaciones deberían tener un código ético acorde con lo que la Sociedad espera de ellas. De no ser así, deberían desterrar la soberbia de su comportamiento público.

Su opinión es perfectamente lógica, más aún si una empresa representa una marca fuerte. Esto es verdad, sobre todo hoy, cuando una marca es cada vez mas mitigada por el debilitamiento de la publicidad que tradicionalmente controlaba la percepción de la marca por parte del público. Hoy, esa manipulación por parte de las empresas es cada vez menos, debido a la importancia creciente de los "medios sociales" y los provocadores e independientes expertos en el internet que están influyendo las opiniones del los pueblos hacia las instituciones, privadas, multinacionales y publicas.

Lo que propone el autor que debería ser la norma, código ético corporativo, no lo es - aun. Con el tiempo, la troika que es clientelismo político (tan ricamente explotad por el sector bancario), sindicalismo y la publicidad pagada, en combinación con las grandes empresas de comunicaciones establecidas, inevitablemente se convertirá menos poderosa.

Tal vez es hora de que la gente deje de aplaudir el programa de vanidades que parece llevar infinitos actos en la escena. El tiempo se va acortando para llegar los milagros que no aparecen en los bastidores del teatro. Todo lo que se está viendo es la actuación continúa de charlatanes y fanfarrones. Esta tan arraigada y la gente tan acostumbrada a ello, que su seducción es difícil de extirpar. Realizar cambio de escena supondría la intervención de la realidad, y eso, eso, es lo que falta, y acción, acción ahora.

Debería de ser obvio que a los actores permanentes del escenario no se les debería aplaudir. Pero como parece que son los dueños del escenario, teatro, libreto y hasta de la propia audiencia, así se les trata. Es el fraude que el pueblo admite por la entrega de pan y circo, y que esta prolongado durante demasiado tiempo. El tiempo para cortesías esta pasado. También el de solo usar palabras - el tejido experto de los oligarcas políticos profesionales. Desatarse de los cuentos de los tejedores que traen sueños, alhajas y promesas, ¿quien se atreve? Mucho mas cómodo seguir cobrando pan y circo - por lo menos hasta que terminen.

Si a cualquiera le parece que la gente se incomodara en atrevidamente tirar tomates al escenario, que no se olvide que en este país de que se trata, aun existe una clase a quienes se les llama majestad. Estos son los sin fines de la fantasía a que llega este teatro. Debe de ser obvio que la solución al problema que corre todo el país no se puede encontrar dentro de la orden establecida. La solución esta afuera.

Luis de Agustin