25 septiembre, 2014

¡Pero bueno! Mariano...

Menudo pájaro estás hecho. Vaya habilidad para deshacerte del Gallardón. Chapeau: una jugada maestra. El único en todo el PP con capacidad para, en un momento dado, hacerte sombra y plantarte cara en una teórica sucesión, vas y le induces al suicidio político. Alberto el pío dimite de todo, todito, todo... Bien, supongo que tiene posibles para poder vivir con dignidad y que no se irá a la cola del paro. Pero desaparece, según dice, de la escena política. De verdad, Mariano. Eres un fenómeno.

Ahora solo te queda la Espe. Pero ya lo arreglarás para que en ese juicio por lo de darse a la fuga cuando le echaban una multa de aparcamiento le salga algún marroncete del tipo insultos y vejaciones a los agentes, o algo así, que la haga moralmente reprobable para el electorado. Y después, con Chemari ya eliminado por el método de no hacerle ni puto caso y Anita Botella a sus labores, todo el PP para ti y para tu vicepresidenta preferida. Por cierto, estate atento, que Soraya seguro que te pide el pescuezo de Cospedal. Pero eso lo tienes fácil; bastaría con sacar algo de su cónyuge, que este tiene para dar y tomar. Pobre Dolo, la que le espera.

Lo dicho, Mariano, un fenómeno. Te tienes empollado a Maquiavelo. Sí señor, un digno alumno de don Nicolás. En fin. No te digo nada. Solo qué seas prudente que, acuérdate de lo que dice vuestro señor Jesucristo de que quién a hierro mata... ejem...

Pero volvamos a Gallardón. A ver, tío... Como pudiste convencer a Alberto de que preparara una ley del aborto tan retrógada que hasta a ti te olía mal. Gafotas fue quién, en otros tiempos, exhibió la cara de la derecha civilizada del PP. Estoy algo despistado. A ver, aclárame. ¿Es que el Gallardón era un carca y estaba engañando a todos solo para conseguir votos? No parecía cuando se le oía hablar en los medios de Prisa, fíjate tú, de Prisa, que era casi como hablar con el mismísimo demonio. Joder, Mariano, si era un carca nos engañó a todos de plano en aquella época. ¿A ti también?

La otra posibilidad es que ARG fuese en realidad un moderno casi izquierdoso al que le pediste una prueba de fidelidad haciendo una ley cavernaria que demostrase su compromiso con la verdadera derecha española que tú comandas. Porque tú no habrás cambiado, ¿no? Tú sigues siendo de la derecha, derecha... ¡O no! No me jodas, Mariano, que se me cae un mito... O sea que Albertito cayó como un cándido en tú ratonera y en cuatro días pasó a ser considerado por el vulgo como un facha meapilas, con lo que quedaba marcado para siempre. Si a esto unes que le retiras la ley y dimite, lo dejas eliminado para siempre. Muy bueno, tío. De verdad. Me descubro ante tu inteligencia silenciosa que, te lo juro, se me antojaba también inexistente.

Además, a pesar de que tú eres muy de derechas, no te llevas bien con los curas, con los de antes de Trento me refiero. Y ahora que Francisco le dio pasaporte a Rouco, sabes que quitándote el marrón del aborto solo pierdes cuatro votos de los fundamentalistas, que la nueva curia no va a meterse contigo por esto ni a sacar a la gente a la calle. O sea, que, al final vas a ganar votos. Qué cabrón. Qué bien te lo montaste. Y todo por el método de no decir nunca nada y dejar morir los problemas de inanición. ¿que qué es inanición? Lo mismo que vas a conseguir con el pueblo soberano, que se te muere de hambre... Pero eso no le importa a un tío bragado y de la derecha, derecha, como tú. Muy bien, Mariano.

2 comentarios:

Bond dijo...

Ye la única virtud de Marianín, ye gallego (como el Innombrable, Don Manué, Pío Cabanillas...)

Anónimo dijo...

Aunque gallego y maquiavélico, hay que reconocer que el Sr. Rajoy es coherente. Sí, sí, dije bien. ¿Antes de la promulgación de la ley del aborto había cumplido alguna promesa electoral? No, ¿verdad?, pues, para seguir en la misma línea de coherencia, tampoco aprueba la retrógrada ley del aborto y, de paso, deja al Sr. Ruiz Gallardón con el culo al aire y se deshace de un contrincante de un plumazo y sin abrir la boca. ¡Un genio de la política típica del mismísimo renacimiento italiano! A. Sierra.