03 octubre, 2014

Siempre la falta de criterios

En un corto periodo de militancia en IU, en la época inicial de Anguita, asistí a una asamblea en la que se comunicó a los «camaradas presentes» cómo quedaban constituidas las listas electorales por Asturias para las elecciones generales. El secretario, desde las alturas de una mesa presidencial, escoltado de otros circunspectos «dirigentes», como si fuera un comunicado del politburó, leyó con mucha seriedad y no disimulada satisfacción, los nombres de los que iban a concurrir a los comicios. Tras ello hizo un pequeño resumen de quiénes eran y a qué se dedicaban, que no tenía gran cosa de relevancia, salvo ser miembros importantes de la organización. Cuando dio «permiso» para hablar a los asistentes, se hizo un silencio sepulcral. Yo, como era nuevo, y algo maniático con las formas y la transparencia, levanté la mano e hice una pregunta simple: qué cuáles eran los criterios que utilizaba IU para elegir los integrantes de la lista, y qué había que hacer para ir en una.

Se montó un tremendo guirigay. El secretario, casi me insulta, los «camaradas» que me rodeaban me miraban como si hubiera blasfemado en una iglesia... En fin..., que no había criterios, que las listas se hacían, a la española, o a la soviética, o a la que fuera, pero de espaldas a los afiliados. No volví en mucho tiempo a una asamblea, y cuando lo hice, viendo la misma atmósfera, fue para entregarles el carné y explicar a un par de mandamases un par de cosas. Luego, me fui informando de que todo era similar en todas partes y partidos. Los nombramientos colaterales, las listas electorales, todo se basaban en la confianza, en la lealtad o en la estima personal, lo cual indicaba una absoluta y completa falta de criterios. A ver, que alguien me diga, de cualquier partido, sindicato, patronal, o lo que sea, cuáles son los criterios para designar a fulano, mengana, zutano o merengana consejeros de una caja de ahorros. La falta de criterio es la causa de los problemas de las tarjetas de Bankia.

A uno le gustaría imaginar que cuando se nombra a determinadas personas para ocupar el cargo de consejero, o consejera, en una caja de ahorros, los criterios deben ser sólidos: «oiga usted, esta señora ve las hierbas crecer y es honrada a carta cabal». Pues ya me valdría. Pero es que, con toda seguridad, el criterio no es ni ese. Luego, claro, les das una tarjeta de crédito, les dices que son vips y que la caja puede permitirse que sus directivos gasten en cosas, las que sean, en concepto de gastos de representación, y claro, entran al trapo. Y es normal, cuando nombras a gente sin criterios para ello, lo lógico es que te llenes de patanes sin principios y con una moral un tanto despistada. ¿Será solo en Bankia? Porque, mucho me temo que si escarbamos...

1 comentario:

Bond dijo...

En una reunión similar, aunque ene ste caso sin militancia, se me amenazó con darme de ostias por el simple hecho de discrepar y poner en duda la credibilidad de alguno de los capos de IU, y por llamarles mentirosos. Salvo que decir mentiras ya no sea ser mentiroso, no entiendo nada. O sí