30 noviembre, 2014

Relaciones con resultado de muerte

Es difícil aseverar nada sobre las relaciones de las parejas. No creo que haya nadie que pueda adivinar cuál va a ser el futuro de una relación afectiva. Tampoco creo que haya nadie capaz de comprender las motivaciones de una persona para fijarse en otra y entregarle esa parte de intimidad a que se renuncia cuando se decide el inicio de la convivencia. Es tremendamente complejo opinar sobre algo que, las más de las veces no se hace con racionalidad. La decisión de formar pareja con alguien tiene algo de lotería, pero también tiene bastante de sentido común, y esto es, por desgracia lo que menos se aplica.

Hace un par de días, al hilo del terrible caso, sucedido cerca de mi ciudad, del padre que asesina a golpes a sus dos hijas para tirarse después desde un viaducto, conversaba con un grupo de personas sobre ello. Las opiniones eran diversas. Desde las que venían de la víscera y que simplemente catalogaban al asesino como un malnacido, hasta las que, algo más prudentes, decían que habría que ver cómo era la relación; otras, escapistas, echaban la culpa directamente al juez que no había impuesto la orden de alejamiento solicitada por la madre de las niñas... Todo opiniones. Pero los casos de violencia extrema contra las mujeres especialmente, y contra los hijos, brotan como hongos cada poco tiempo en una sociedad deprimida por la crisis y entristecida por la falta de expectativas.

Hay quien dice que todo pasa por la educación, y puede que algo de eso haya. Pero yo no sé si será cuestión de educación el que a algunas chicas les gusten más los «malotes» que los chicos normales y que algunos chicos consideren que, cuando ligan, la niña es de su propiedad y no puede exponerse a la mirada de otros «machos» a la caza de «hembra». Para limitar estas actitudes, insisto, yo no sé si bastará con educación, o será necesario ir más a las tripas de la sociedad y hacer algo para limitar que esos estereotipos masculinos dejen de ser protagonistas en positivo de series, películas, videojuegos, anuncios para jóvenes, etc. Es posible que tenga que hacerse algo en políticas educativas, desde luego: Pero también en leyes para la protección positiva de las personas. No se trata de censurar. Pero, lo mismo que hay leyes que protegen al consumidor para que no caiga en trampas que le hagan consumir de manera inadecuada; o hay leyes que obligan a la paridad de hombres y mujeres, también deberían existir normas que limitasen el fraude de las personalidades en el cine o en la televisión. Y, desde luego eliminar toda posibilidad de que los programas basura y los periodistas buitre metan sus fauces devoradoras de carroña en estos casos de violencia gratuita.

Un comportamiento dominante en la juventud va a llevar a menudo a un resultado malo en la edad adulta: macho alfa. Las chicas que escogen a estos chavales corren un riesgo cierto desde el primer momento porque la posición de superioridad engancha de tal manera que, una vez acostumbrado a ella no se contempla otra opción y se hace cualquier atrocidad para mantenerla. Como el malnacido que mató a sus hijas, indudablemente para hacer daño a su mujer. Ella, ahora, desde su dolor infinito se estará preguntando por qué inició esa relación. Las imágenes de los detalles en los que se veía la faz del monstruo seguro que le vienen a la memoria y se preguntará cómo habrá caído en su trampa. Ahora, por desgracia, ya es tarde.

3 comentarios:

bond dijo...

Nada que añadir, perfectamente explicado

Anónimo dijo...

Todos deberíamos reflexionar sobre la actitud machista imperante en nuestra sociedad. El rol femenino subyugado al del hombre (macho) es fomentado en ocasiones desde la propia familia, pasando por la publicidad y terminando en la forma de trato y pago por el mismo trabajo en las empresas. Para mí, que al hombre se le extirpe de su pensamiento de una vez que la mujer con la que decida compartir su vida no es de su propiedad, debe serle inculcado a través de la familia, la sociedad y la empresa donde trabaja, al igualar roles familiares, sociales o mercantiles. Si el ser humano es el animal más desarrollado de la naturaleza, la mujer es el producto más y mejor elaborado del mismo, muy por encima del hombre. ¿Por qué? Muy sencillo: la mujer posee un órgano denominado matriz, que sirve nada menos que para que la especie humana no se extinga, y mal que nos pese a los hombres, todo ser humano llega a vislumbrar la luz de su existencia gracias a él, es decir, gracias a las mujeres. Maltratarlas es ir contra natura. Sin mujeres, la humanidad no tendría ningún futuro. ¡Ojalá algún día todos los hombres respetemos a las mujeres! Temo que no veré ese día, pero por intentar difundir la idea de que sin ellas no somos nada como especie, puede ser una manera de empezar. Al menos, para mí. A. Sierra.

Jesús Arribas dijo...

Gracias por un comentario tan sincero, Sr. Sierra