20 febrero, 2015

El desastre griego

Grecia es un desastre. No puede definirse de otra manera. Lo que está pasando en Grecia hoy es únicamente debido a la incapacidad de los sucesivos gobiernos para poner orden en su propia casa y a su connivencia con las élites interesadas en seguir con un sistema que les proporcionaba suculentos beneficios. En Grecia solo pagaban impuestos los más tontos. Entre 1999 y 2007 la evasión fiscal alcanzó una cifra equivalente al 27% del PIB. En Grecia decenas de miles de personas sin censar percibían pensiones. En Grecia, en 2011, solo 25.000 personas declaraban ganar más de 100.000 € y apenas 160.000 admitían ganar más de 50.000. En Grecia los funcionarios públicos ganaban de media un 170% más que los del sector privado. Y para qué vamos a hablar del gasto militar. Todo esto resulta increíble, pero es cierto. (informe OXFAN)

Ante esta situación es lógico que la UE haya dicho basta y haya obligado a los gobiernos griegos a hacer reformas. En algunos casos, como la reducción del sueldo de los funcionarios fueron en buen sentido. Pero también se obligó a bajar las pensiones; y también se subió el IVA un 10% en todas las categorías. La subida de impuestos directos a personas y empresas tropezó con la absoluta incapacidad para evitar el fraude y no se consiguió recaudar nada significativo: 14 millones de euros frente a los 9.700 millones que adeudaban los evasores. Ante este panorama la fuga de capitales fue masiva. A muchos de los griegos ricos les importa un bledo su país, lo importante es su dinero (lo mismito que los españoles). Hay depositados en Suiza 280.000 millones de ciudadanos griegos. La consecuencia directa de este coctel fue que la economía griega se bloqueó.

La escalada del paro, el empobrecimiento de la población y el crecimiento de la desigualdad fueron galopantes. En Grecia, a día de hoy, hay millones de personas que pasan hambre, que no pueden calentarse en invierno o que no tienen casa donde vivir. En Grecia hay millones de personas que sufren. Los anteriores gobiernos griegos mantenían la situación a base de endeudarse en lugar de tomar medidas contra el fraude y la evasión. Pero solo las élites políticas son culpables y responsables de sus actuaciones, no el pueblo. La UE no puede ignorar a aquellos que pasan penurias por la incapacidad de sus mandatarios. Y menos que la UE, Alemania.

Alemania llevó a Europa a dos guerras devastadoras que llevaron el hambre, el sufrimiento y la muerte a casi toda Europa. Alemania debía enormes cantidades de dinero. Pero en 1953 a Alemania se le perdonó directamente el 60% de la deuda contraída. Entre los países que aceptaron la quita estaban Grecia y España. No voy a hablar del saqueo de los nazis a Grecia porque eso es otro asunto, pero no debe dejarse de lado. Alemania debería avergonzarse de su posición de arrogancia ante el problema griego. Alemania se benefició de la quita y se recuperó. La población alemana sufrió por los delirios de sus gobiernos, pero se le perdonaron las deudas y eso ayudó a que salieran adelante hasta alcanzar una posición de liderazgo como la que ahora gozan. Alemania es un país serio y trabajador, un ejemplo para todos. Pero no tiene derecho a mostrarse arrogante.

Al gobierno de Tsipras debe exigírsele seriedad. Sin embargo también hay que ayudarlo. Ayudarlo a conseguir terminar con los evasores, a recuperar los capitales evadidos, a construir un sistema impositivo que garantice el cobro de impuestos, a recuperar la economía en definitiva. Pero la población también es importante. No es de recibo que en un país de la UE millones de personas pasen hambre por pagar una deuda contraída por políticos sin escrúpulos. Tal vez la UE debería perdonar parte de la deuda griega, por qué no. Con Alemania se hizo... Claro que, Alemania es distinta, hay menos evasores y más conciencia social. Pero el estómago de los pobres alemanes cuando pasaban hambre manda los mismos estímulos al cerebro que el de los griegos que la pasan ahora.

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