20 marzo, 2015

2.183.043 razones para avergonzarse

El INE publicó estos días el padrón de españoles residentes en el extranjero. La cifra impresiona. Es prácticamente como si se hubieran ido del país todos los habitantes de Asturias, La Rioja y Cantabria. Si formaran una comunidad autónoma, los españoles residentes en el exterior tendrían la misma potencia poblacional que el País Vasco (2.289.000 habitantes). Y prácticamente nadie desde la parte política de la sociedad hizo comentario alguno cuando se publicó el informe, lo cual ratifica que los partidos políticos son meras empresas dedicadas a lo suyo: ganar votos para tener el poder y cómodos puestos de trabajo para los adeptos.

Si mañana, que no va a pasar, retornaran a España todas estas personas, entra la risa floja solo de pensar dónde se pondría la tasa de paro. Porque a la hora de evaluar la población desocupada solo se tiene en cuenta la desocupada residente. Pero si a esta desocupación, digamos 5.000.000, le sumamos a los que tuvieron que buscarse su quehacer fuera porque aquí no había, la cifra sería de unos 7.000.000 de personas, más o menos el 30% de la población activa. Claro que los puristas dirán que estas cosas no pueden mirarse así... Pero, qué pasa si lo hacemos. Pues que es un susto gordo.

Está claro que una parte de esta gente que está en el exterior, está porque quiere, pero son pocos realmente: los diplomáticos, los directivos de algunas empresas y los que se marcharon por amor, que su pareja no es de aquí y se fueron con ella, vamos. Fuera de estos, los que están fuera están porque aquí los sucesivos gobiernos no han hecho más que el canelo y han tenido que optar por marcharse para poder vivir, trabajar, formar familias... Y consumir, pagar impuestos y poner su talento a disposición de las naciones que les acogen. ¿Perfecto, no?

Si los inútiles gobiernos españoles que nos llevan castigando desde finales de los noventa hubieran hacho lo correcto: trabajar seriamente para modificar el modelo productivo español, las cosas serían hoy de otra manera. Y oportunidades y dinero no faltaron. Pero el infausto Aznar y el igualmente infausto Zapatero dilapidaron las enormes cantidades de dinero de fondos de la Unión Europea en sobrecargarnos de autopistas y trenes de alta velocidad, amén de aeropuertos sin sentido y rotondas gigantescas donde no hay coches y otras estupideces. No les importó abandonar a su suerte a la industria. No importaba... La construcción, el turismo y el consumo interno eran lo nuestro. Tendríamos un montón de arquitectos sin trabajo cuando ya no hubiera más casas por construir y miles de ingenieros y técnicos que serían fantásticos camareros.

Los muy estúpidos hicieron lo necesario para convertir a nuestro amado país en el engendro que es ahora y desde principios de este siglo cientos de miles de jóvenes y no tan jóvenes van a buscarse la vida y a hacer crecer a otros países que les acogen. Hay más de dos millones de razones para que quienes se dedican a la política sientan vergüenza, pero es igual. Ellos a lo suyo, a sus carguitos que pagamos a partir de nuestros puntuales pagos al fisco. Mientras tanto los dos millones de luchadores se cargan de razones para poder decir alto y claro que el suyo es un país de pandereta que les abandonó. Eso sí los pisos son baratos y las cañas te las sirven camareros muy preparados.

Y la salida de personas continúa. Este año se fueron 124.995. Ni más ni menos. Es como si desapareciera cada año de España una ciudad como Cádiz. ¿No es estupendo?

2 comentarios:

Bond dijo...

La "movilidad geográfica y el "espíritu de aventura", rediós

Luis dijo...

(A continuación)

Podemos va a cambiar leyes y constituciones para dar al pueblo todo lo que desea. Tal vez podrán hacerlo. El problema es que ni Podemos ni ningún partido puede hoy en España crear riqueza. Todo lo que van a dar cuesta dinero, y ellos solo sabrán gastar dinero, y mucho de ello. Ahora, ese gozo de dinero puede llegar a entrar a la Hacienda y Tesorería del Estado, pero lamentablemente no si el partido en poder es enemigo del capital. Es así de fácil. La inutilidad real verán Podemos no está en los hombres y mujeres quienes gobiernan este país, sino en el Estado que gobiernan. Es inútil esperar sacar de el la riqueza necesaria para llevar a cabo ni la quinta parte de todos los beneficios y actos benéficos que quiere este partido con promesa y sus seguidores. Si encima de la postura e imagen que de momento exhiben es una de lo que vendría a ser represión capitalista, esa ola que va formando terminara rompiendo de muy mala manera, mojando a todos, dentro y fuera de España, bajo una gran pena para lo que pudo haber sido Podemos.

Luis de Agustin