27 febrero, 2016

La solución de la media ponderada y la trampa de Podemos

Echemos un vistazo a los resultados de las elecciones de diciembre de 2015. Hagámoslo, porque tengo la sensación, cada día más, de que desde algunos partidos, sino desde todos, se tiene al electorado por imbécil. Y no les falta razón porque en este momento tan crítico para nuestro país, la gente en la calle discute sobre pactos, acuerdos o arrimes de manera visceral. Es como si la inteligencia colectiva demostrada al imponer un parlamento plural y variado hubiera desaparecido para, cada uno tirar para su lado y echarle la culpa de los problemas a los otros. Vamos, por tanto, a tratar de desbrozar un poco la maleza para tratar de ver de verdad el terreno.

Sobre el resultado de las elecciones. Lo primero y más importante es que la opción mayoritaria escogida por los españoles con derecho a voto es la de NO VOTAR. Casi nueve millones y medio de personas decidieron no hacerlo; por la razón que fuera, no me importa: son mayoría larga. Lo segundo, también para pensarlo; la fuerza más votada fue el PP; con toda la corrupción a cuestas pero ahí están, ganando por poco, pero ganando: 123 diputados. Y lo tercero es que hay un voto nacionalista, independentista o no, que, por primera vez en nuestra historia reciente no va a sacar tajada, o no debería, de sus escaños, a base de chantajear al gobierno.

Después hay tres partidos con peso parlamentario importante: PSOE, Podemos y Ciudadanos. IU, lo lamento por ellos, no cuentan aquí para nada. Todos estos parecen tener claro una cosa: el PP debe estar en la oposición por el daño causado a la sociedad, porque quien está a su cargo es, o consintió una corrupción galopante, o por ambas cosas. Pero estos tienen un par de problemas de fondo entre ellos. El más gordo lo tiene Podemos, que intenta, mediante una cortina de humo de un referéndum para quien lo quiera tapar su dependencia de sectores cercanos a la CUP en Cataluña y a lo folclórico en Galicia. Ni el PSOE ni Ciudadanos admiten la posibilidad de que el país se divida. Ciudadanos tampoco lo tiene pequeño (el problema): se cuidaron tanto de no escorarse a la izquierda para captar votos de la derecha que perdieron la oportunidad de pescar en la abstención militante de centro izquierda y ahora son colocados en la derecha por el electorado. Y del PSOE para qué hablar; hay miles y miles de estómagos que alimentar, en especial en Andalucía, que se comerán vivo a un Secretario General más legitimado que ninguno antes, de no mediar un milagro.

Con las cosas así, uno se dice que lo más importante sería que el PP no gobernara y que para eso se podría llegar a un acuerdo fácil. Sí, dije fácil. Veamos. El PSOE tiene 90 escaños, Podemos 69 y ciudadanos 40. Suman 199. El PSOE, por tanto, tiene el 46% de «fuerza», Podemos el 34% y Ciudadanos 20%. Estos tres tienen la obligación de ponerse de acuerdo. Ningún otro acuerdo, que no incluya al PP ni a los nacionalistas tiene posibilidades. Es así de simple. A los nacionalistas les importa un rábano lo que le pase a los ciudadanos españoles en general, solo lo que les pase a los de sus zonas. Solo participarían para sacar tajada, y además se radicalizaron. Por lo tanto es imposible un acuerdo con ellos, como con el PP, en este caso por mafiosos.

Si, como decíamos, el PSOE pesa 46, Podemos 34 y Ciudadanos 20, ¿qué es lo que impide que cada uno ceda lo que corresponde de lo que dice su programa: 54 el PSOE, 66 Podemos y 80 Ciudadanos, y se lograra un bonito gobierno de coalición, o un hermoso pacto de investidura? Pues sencillamente que Podemos no quiere negociar, no quiere reconocer la distribución de fuerzas y pretende dinamitar cualquier pacto porque lo que realmente desea es que haya elecciones para medrar. Se vio claro cuando Iglesias salió a exigir una vicepresidencia y no sé cuantas locuras más (interior, el CNI, economía... ) mientras Sánchez estaba con el Rey recibiendo el encargo de intentar formar gobierno.

A Sánchez no le quedó otra alternativa que intentar
un pacto con Ciudadanos y dejar a Podemos retratarse votando no a su investidura junto al PP. Es decir votando junto a la derecha. Algo que no debería extrañar, puesto cuando se escarba en la parte ideológica, Podemos tiene poco, o nada, de izquierda. Sus métodos: soflamas, puños arriba, «empoderamientos»..., presentan bastantes similitudes con sistemas pseudo dictatoriales en los que la manipulación y la propaganda son el arma principal del poder. Por eso defiendo el pacto de Sánchez con Ciudadanos, porque es la forma más certera de desenmascarar a Podemos, cuyo objetivo, repito es llegar a nuevas elecciones.

Es probable que Podemos consiga lo que quiere. Pero no debe olvidar que hay 9.500.000 votos dormidos que pueden despertarse, y que en su mayor parte son de centro izquierda, o de izquierda moderada. También es posible que Podemos consiga que le manden a paseo algunas de las personas valiosas que ficharon y que, como Manuela Carmena, ya dejaron claro que eran independientes. Atentos, pues..


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