16 abril, 2011

China

China tiene dinero para invertir. España necesita vender deuda para financiarse. Por lo tanto, es lógico que Zapatero vaya a hacer negocios con China.

Lo bueno, o lo malo, del dinero es que no entiende de política. No entendió nunca y seguramente nunca va a entender. Por eso el comercio de bienes del tipo que sea se da entre comunidades humanas que necesiten cosas unas de otras y no entre las que piensen igual o tengan una filosofía u otra.

China es una dictadura más o menos permisiva. En China no se respetan los derechos humanos  ni hay la libertad de expresión. En China hay presos políticos y no se consiente la salida de un premiado con el Nobel de La paz porque sencillamente está en la cárcel por disidente.

China es una vergüenza desde el punto de vista moral y humano. Pero tiene más de mil millones de consumidores potenciales y una capacidad casi ilimitada de producción de bienes basada en una mano de obra baratísima y suficientemente cualificada en muchos casos. Por eso el mundo occidental en el que vivimos no tiene más remedio que tener relaciones comerciales con China. Y vale más dejarlo así.

Estos días escuché críticas a Zapatero por negociar la venta de deuda española con China, una dictadura. Los críticos, casi con toda seguridad, compran en los comercios de chinos que tienen de todo a precios bajos, usan zapatillas deportivas y juegan con palos de golf hechos en China, o van de turismo a ver la Gran Muralla. Yo creo que el Presidente ha hecho bien. Y si el presidente hubiese sido otro, Rajoy por ejemplo, diría lo mismo. Esto para que no haya dudas.

El régimen chino es abominable, pero es cuestión de tiempo que las cosas cambien. Solo hace falta que la gente que trabaja vaya exigiendo y obteniendo cada día más derechos. Cuando la mano de obra se encarezca en China pasarán de nuevo a ser una nación pobre que tendrá más que suficiente con preocuparse de alimentar y generar bienes para su enorme población. Y ese será el momento de Occidente, con las Empresas ya bien colocadas en el país, porque poco o mucho, los chinos seguirán consumiendo y necesitando nuestra tecnología.

Occidente puede romper relaciones o bloquear comercialmente a un país débil y dependiente como Cuba (qué cobardía, ¿no?). Pero para hacer esto mismo con un gigante como China, además de tener agallas, hace falta ser estúpido.

Así de injustas e inmorales son las cosas, pero son las reglas del juego.

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