23 mayo, 2013

Aznar

¿Es posible que un personaje semejante tenga partidarios? Si la arrogancia y la prepotencia ya son de por sí odiosas en cualquiera, más en un político, cuando se adicionan de mala educación y mal carácter, la cosa ya llega a extremos imposibles. Cualquier partidario de Aznar es un individuo con alguna patología mental que le lleva a tener preferencia por un tipo de persona manifiestamente dañina en cualquier aspecto que se mire. De otra manera no se entiende que se pueda admirar a semejente esperpento.

Aznar no esboza sonrisas, no sabe, tiene parálisis facial en el labio superior inducida por el disgusto constante por todo lo que en el mundo pasa y no se ajusta a su visión de las cosas. Aznar no soporta un diseño de la sociedad diferente al que tiene en la mente, una especie de "sueño americano" soñado a su manera, con sus delirios de grandeza. De otro modo no se explica que un individuo bajito de Valladolid de inteligencia medianita, pero con un ego inversamente proporcional a su estatura y a su intelecto, haya casado a una hija, una niña, en el monasterio de El Escorial de la manera que lo hizo. ¿Pero, quién es este tipo?

Aznar es tan vacío de seso que se inventa cosas. Ahora se adjudica el éxito de un desarrollo económico en España durante su mandato; un desarrollo en forma de burbuja inmobiliaria, merced a su ley del suelo, que proporcionó actividad momentánea y que generó un estado de las cosas tendente a la locura que nos trajo adonde estamos ahora. Aznar es el máximo responsable de que ahora tengamos más de 6 millones de parados, pero él, en su mente deformada, piensa que eso es culpa de otros y que su gestión solo trajo progreso.

Aznar el prepotente de sonrisa forzada y equina que ponía ridículamente los pies en la mesa al lado de Bush y que salía hablando con acento mejicano para sonrojo de cualquier español que lo oyera. Las carcajadas por aquello en las sedes del PP se oían en la calle, me consta. Aznar el crédulo que afirmó que había armas de "destrucción masiva" en Irak y que metió a su país en una guerra sin preguntar ni siquiera al parlamento. Para qué, él era el caudillo, el vulgo hace lo que se le dice.

Aznar, el maquiavélico, que insiste en que el 11M es cosa de ETA y que obliga a la ONU a condenar el atentado en este sentido, para vergüenza de todos, y que quema a Acebes y compañía obligándolos al ridículo más espantoso para intentar convencer sin éxito a una sociedad que ya desde el primer momento sabía qué había pasado. El PP perdió las elecciones. Aznar también es responsable de que tuviéramos que sufrir a Zapatero y compañía. El PSOE no contaba con ganar y el resultado fue el conocido.

Ahora sale en una entrevista con su rictus de amargado y piensa, cómo no, que ÉL acabaría con todo esto que nos atenaza. Aznar es de esas personas para las que sus fantasías son más importantes que su país, que su familia, que sus hijos... Una especie de San Juan de la Cruz que recibe mensajes directamente de Dios y que por lo tanto, para nada cuenta lo que piensen digan o sientan los pobres mortales. Un desastre, vamos.

Pobre diablo...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo peor y más preocupante es que el Sr. Aznar insinuó que podría volver a la política. ´La Carta Magna habría que retocarla en muchos de sus apartados, pero uno fundamental sería que ningún candidato a Presidente de Gobierno pudiera ejercer tan alta responsabilidad por un tiempo superior a dos mandatos, fuesen seguidos o separados. Si así fuese, los delirios de "salvapatrias" del Sr. Aznar o no existirían o se desvanecerían en un instante. ¡Menuda desgracia para España con sus tres últimos Presidentes de Gobierno! Mejor estaríamos si nadie les hubiera votado. A. Sierra.

Bond dijo...

Arrogante, engreído, convencido de tener un carácter providencial, mesiánico incluso, para SU país, elevado al estrellato y a la fikigloria por una turba de fanáticos, este personaje quedará como ejemplo de que la mediocridad puede llegar a lo más alto, sólo hace falta que se encuentren los voceros necesarios adorando a su gurú