20 mayo, 2013

La religión no debe estar en la escuela

Que lo esté es un atropello a los derechos de los ciudadanos. En La constitución está claramente escrito: Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones. Es decir ninguna confesión gozará de favor por parte de los poderes públicos. Se tendrán en cuenta todas, y lógicamente en un país de tradición católica, las relaciones con esta confesión serán más estrechas. Pero, esto no significa tener la exclusiva ni el derecho de adoctrinamiento de mentes sin formar.

Parece como si se distinguiese entre infieles y cristianos. Infiel es todo aquel que profese otra religión o que, mucho peor, piense que todas son una patraña... estos son los peores. La doctrina del "dios verdadero" se enseña en las escuelas por obra y gracia de las presiones de la Conferencia Episcopal, que tiene en el Gobierno a sus correspondientes cruzados. Estos son como los talibanes, pero cristianos. ¿Es que no hay alumnado de otras confesiones? ¿Tienen derecho a exigir que se les enseñe religión de la suya los musulmanes, evangelistas, ortodoxos, o los de la cienciología? ¿Acaso no pagan impuestos? Los musulmanes ya disponen de algunos profesores, van ganando terreno. ¿Qué pasará cuando cada confesión exija profesor propio. Cómo los políticos pueden ser tan lerdos.

Tener la religión en las escuelas es un verdadero atropello por el simple hecho de que la religiosidad entra dentro del círculo familiar y personal, pero que solo sea la religión católica la que se enseña, es un verdadero acto de imposición "a la brava". Que, además, la nota de la asignatura vaya a contar como si el conocimiento de una materia que no es conocimiento, sino una especie de película, fuera esencial en la educación es, cuando menos, una majadería digna de alguien que no tiene otra cosa que hacer que ganar puntos para ser santo.

Profesar una religión es algo personal, como no profesarla. Las sociedades libres tienen modos de difundir el conocimiento y facilitar el culto. Pero imponer su estudio fuera del ámbito familiar o del entorno de la confesión es un acto ilícito e inmoral. Ejemplos de imposición se dan a lo largo de la historia de la religión católica. No es pues de extrañar uno más. Lo único que no puedo llegar a comprender es que un ministro, un gobierno o alguien medianamente inteligente sea capaz de dar satisfacción a esta confesión con la única promesa a cambio de una vida eterna a la diestra de Dios Padre. O sea, lo mismo que los musulmanes a los suicidas. Ver para creer.

1 comentario:

Bond dijo...

Lo que sería verdaderamentee extraño es que un gobierno militante y obediente a la orden de la Secta hiciera otra cosa. El porqué un gobierno así está gobernando en España ye otro tema, claro