19 junio, 2013

Pobreza

La pobreza es ese horrible estado en que una persona deja de serlo para convertirse básicamente en un animal cuyo único objetivo es conseguir comida y cobijo para el día. La pobreza es ese horrible estado al que las distintas administraciones ponen números para hacer bonitas estadísticas, pero no remedio, nadie sabe por qué razón.














La gente aquejada de este mal no siempre es identificable por su aspecto desharrapado o por sus dientes podridos de inadaptado caído en la droga adulterada o el alcohol en tetrabrik. Estos que se reúnen al sol en los espacios públicos y comparten cartones en algún rincón resguardado de las ciudades son solo una parte. También hay personas más discretas, que piden limosna con la cabeza baja en alguna esquina para gastarse lo recaudado en un bocadillo y, si el día fue bien, en una cama y una ducha en alguna pensión.

En este submundo sórdido, con quien sabe qué motivaciones, reptan también mafias organizadas que colocan a sus esclavos en sitios estratégicos durante las horas punta. Mujeres jóvenes y no tan jóvenes, con o sin niños, hacen oír su voz trémula para llamar la atención por su lastimosa existencia. Embutidas en sus ropas  indefinidas pasan las horas en la calle vigiladas, imagino, en la distancia por sus miserables proxenetas.

Sabrán perdonarme las autoridades si digo que evitar que el ser humano caiga en la bajeza de vivir como un perro abandonado no tiene nada que ver con recortes ni con presupuestos sino con voluntades decididas de que esto no suceda. Cualquier ayuntamiento, comunidad autónoma, o país, lo que mejor proceda, tiene la obligación que disponer de unos medios mínimos para que esta pobre gente pueda dormir y asearse. Desde luego el coste de las infraestructuras necesarias es inferior al cientos de cosas superfluas. Se abre el turno de comentarios para enumerarlas...



Luego está la "alta política" a todas luces equivocada, al menos a la vista de los resultados: en un país en recesión, el número de millonarios aumentó en un 5%. Algo desde luego soez si uno mira el aumento del número de pobres, en sentido técnico, o de mendigos sin un lugar donde recogerse. La inexistente sensibilidad de los llamados servicios sociales es estridente. Ocupados en muchos casos en estupideces, los responsables no se dan cuenta de que no tienen más que mirar un día en su portal o en su cajero habitual para encontrar al sujeto real de su labor.

Las fotos fueron tomadas en mi ciudad, Avilés (menos de 100.000 habitantes) hoy miércoles hacia la una de la tarde en un radio de 100 metros. Me pregunto dónde dormirá esta gente, o a qué se dedican en el ayuntamiento. ¿Tendrán que resolver algún tipo de problema cosmogónico que no ven este? Me pregunto también cómo será en las grandes ciudades donde todo se disimula mejor.

1 comentario:

Bond dijo...

Para esta caterva de irresponsables, toda este gente que mencionas son invisibles. Atechaos en el coche oficial, dietas, chollos y demás, con todos los parientes y allegaos convenientemente colocaos, ni ven ni quieren ver lo que hay a su alrededor. Ni nadie se lo hace ver, por lo que pudiera pasar