23 diciembre, 2013

Aborto: Gallardón, Iglesia y pro vida

La ley del aborto Gallardón irrumpe en la sociedad poco después de la ley de vagos y maleantes del PP. Ambos proyectos, que eso son de momento, nos retrotraen a años negros en que si te manifestabas o te expresabas en la vía pública se te podía caer el pelo, o que si te daba por abortar, por la razón que fuera, quedabas estigmatizada y, con toda probabilidad fichada por aplicación del código penal. ¿Cuál puede ser el siguiente paso? Tal vez oír misa entera todos los domingos y fiestas de guardar o comulgar por Pascua Florida. Cualquier cosa.

Interrumpir el embarazo, sea por el medio que sea, se hizo en todas las partes del mundo a lo largo de la historia. No hay dios ni ley ni religión que impida que una madre que no quiere tener un hijo no intente expulsarlo de sus entrañas lo antes posible. No lo quiere. Es una reacción animal, irracional, de rechazo. Da igual prohibirlo. Sea a patadas en el vientre, o con perejil, o con un cuchillo de cocina oxidado la hembra va a eliminarlo, ya que, desgraciadamente, nuestra especie no puede reabsorber los fetos recién engendrados cuando las condiciones son adversas.

Tengo la impresión de que incluso una reabsorción de fetos sería vista como algo abominable por los grupos pro vida, y naturalmente buscarían prohibirla por ley. La reabsorción sería pecado mortal para la Iglesia y, probablemente sería perseguida por el Ministerio del Interior con cañones de agua al representar un serio riesgo para la seguridad ciudadana. La pena contra algo semejante podría ser encerrarte en una celda durante un mes con una grabación de fondo de las homilías de Rouco Varela.

La Iglesia y los grupos provida cometen una equivocación de base en su argumentación. Parten de la idea de que impedir el aborto significa salvar vidas y se ocupan en poner en todos los medios fotos de fetos para mostrar la crueldad de una sociedad insensible. Sin embargo no manifiestan la misma compasión por la muerte de niños, que ya sienten y padecen, por causa de la pobreza, el hambre o el maltrato. Ni se muestran beligerantes por la muerte de gente en la calle a causa del frío. Gente ya formada, gente adulta, que muere como animales en medio de todos nosotros. Los grupos pro vida no son defensores de la vida, son simplemente antiabortistas por convicción religiosa. Me pregunto si no son vidas los niños de los que los curas abusaban. No veo a estos ultras hipócritas yo por esos pagos protestando.

La regulación del aborto es tan necesaria como la regulación de la eutanasia. Únicamente una sociedad cínica y cargada de prejuicios religiosos destructivos es capaz de cerrar los ojos ante estos problemas. Una legislación seria y equilibrada que regule el aborto es tan necesaria como una norma para la eutanasia. Y eso no significará en ningún caso que aumenten ni las interrupciones de embarazos ni que los hospitales se conviertan en centros de ejecución. Aunque la Iglesia y los pro vida piensen lo contrario. Un hecho incontrovertible es que en 2012 se practicaron menos abortos que nunca, aunque no se hayan atrevido a sacar los datos oficiales todavía. La ley del aborto Gallardón tendrá que demostrar su eficiencia. Veremos.

2 comentarios:

Bond dijo...

No, por favor, homilías de Rouco Varela no, tened piedad

Anónimo dijo...

El aborto por si mismo es indeseable como medio de regular la natalidad, pero es el punto final al que se ven abocadas bastantes mujeres (muchas de ellas niñas) para no ser estigmatizadas cuando el varón, procreador con ellas de ese embrión, las abandona a su suerte y temen que sus padres hagan lo mismo. El Sr. Gallardon y el Sr. Rajoy no se han parado a pensar que ciertas actitudes humanas no se pueden regular punitivamente porque siempre exisistirán. Se puede legislar contra la prostitución, el aborto, la adicción al alcohol o a otras drogas, etc. pero siempre existirán prostitutas (o prostitutos), mujeres que aborten y personas adictas a alguna droga. Es más, cuanto más se las persigue parece que aumentan en número las personas que las transgreden. Nos guste o no, cada año en España abortan unas 200.000 a 300.000 mujeres que habrán de buscar un método para conseguirlo, sea legal o no. Lo que no me cabe la menor duda, es que las personas que quieran abortar y pertenezcan a las clases más desfavorecidas más probabilidades tienen de poner en riesgo la vida de la madre. Es decir, por evitar una supuesta muerte, la del embrión, se conseguirá que se añada a esa lista macabra la de la madre que abortó en condiciones deplorables. Sr. Gallardón, coja el toro por los cuernos y haga educación sexual como mejor método preventivo para embarazos no deseados. A. Sierra.