19 mayo, 2015

Ciudadanos... No por mucho madrugar...

La ambición de Rivera, o de quien le aconseje, puede acabar llevándole al desastre. En un primer momento parecía que Ciudadanos iba a concurrir tan solo en comunidades autónomas y plazas estratégicas en las que pudieran garantizar la formación de listas según criterios democráticos y de transparencia. Sin embargo lo que está resultando es que en multitud de lugares las listas son nada más que una chapuza, llenas de irregularidades, repletas de «personajes» extraños y poco o nada estudiadas por la dirección para ofrecerle una buena alternativa a los votantes.

Los electores les harán pagar su osadía cuando empiecen a verse las carencias. Sin duda ninguna. La aparición en prensa de informaciones sobre el acerbo ideológico de muchos de los candidatos; o la inclusión de personas sin su consentimiento, o cualquier otro tipo de circunstancia reprobable, no conduce más que a la percepción por parte de la sociedad de Ciudadanos como un partido con excesivas prisas por empezar a hacer cosas de manera atropellada y sin importar ni como ni de qué manera, y lo que es peor, ni si serán correctas.

De cara a las elecciones generales, que deberían ser la gran apuesta de Rivera, estas prisas excesivas no harán otra cosa que restarle credibilidad. Algo que ya de por sí ocurre por su sobreexposición a los medios, pero que la ambición desmedida por estar en todas partes puede hacer crecer de forma exponencial. Puede que la estrategia de Ciudadanos contribuya a una gran decepción de no tomar medidas inmediatas y contundentes. Algo extremadamente difícil para una organización en la que solo unas pocas cabezas tienen la capacidad y la visión suficiente para hacerlo en la buena dirección.

Lo visto hasta ahora deslegitima a este partido para impartir lecciones de democracia a nadie. Es cuestión de tiempo que pague las consecuencias... O debería. Pero este es un país raro a la hora de votar. Un país capaz de mantener mayorías de formaciones con corruptos e imputados por todas partes. Tengo la impresión que a pesar de la aparición de cierta esperanza por la irrupción de gente nueva, a la vista de lo que hay, la abstención seguirá siendo la reina del baile. Ya se verá.

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