10 septiembre, 2015

La indecencia

No me canso de insistir en que el motivo principal de que en España se haya producido una crisis mucho más profunda que en el resto del mundo fue la tremenda incompetencia del la parte política del sistema: de los políticos al mando, con nombres propios y de los partidos que los sustentaban y que, por no se sabe qué criterios, los pusieron ahí. Tampoco me canso de insistir en que la causa primera de que no salgamos de la situación es exactamente la misma, lo cual es perfectamente lógico, puesto que seguimos teniendo el mismo sistema generador de ineptitud.

En este país anormal pleno de ciudadanos normales, solidarios y trabajadores, anidan verdaderos enjambres de listillos, insolidarios y vagos. Estos nidos son alimentados por un sistema podrido que premia la capacidad para moverse dentro del mismo en lugar de premiar la honestidad, los méritos personales o lo innovador que se sea. Un ejemplo lo constituye cualquier gobierno; la mayor parte de sus miembros provienen de la propia Administración: abogados del estado, etc... Ello garantizaría que sabrían moverse perfectamente en cualquier parte en la que hubiera que opositar. Sin embargo, lamentablemente para nosotros, el mundo no es así. El único mérito que tiene un buen opositor es cantar los temas mejor delante de un tribunal, pero esto no garantiza su capacidad de innovación, de comunicación, de hablar idiomas, de negociación, etc.

Una vez claro que llevamos una veintena de años gestionados por torpes a todos los niveles, y que esto tiene su origen en el sistema de selección de las personas que ostentan la representación, y que por tanto gobiernan, vayamos ahora a la parte oscura del asunto. Esta gente se mantiene en el poder por el sistema viciado. Este es mantenido sin saberlo por el voto fiel de un electorado obligado a meter una papeleta con nombres que no conoce de nada. Y este voto es fidelizado, en especial por los partidos con verdadero poder, PP y PSOE, mediante la manipulación de la información sensible, de las estadísticas y de los indicadores esenciales. Es decir, mediante la indecencia más absoluta.

Quién haya tenido responsabilidades profesionales en cualquier empresa sabe que a la hora de rendir cuentas se utilizan indicadores reales y hechos objetivos, no índices ficticios y subjetividades, como es el caso cuando los políticos hablan de sus logros. Un ejemplo de esto es decir que en España se crea empleo y que la crisis es algo olvidado. Cuando la realidad es que, si se computan las horas trabajadas, estas son las mismas que cuando el paro estaba en máximos. Es por lo tanto indecente pasar el mensaje de creación de empleo en lugar de asumir que lo que se hizo fue un reparto del trabajo. Si se trabaja lo mismo, se produce lo mismo, por lo tanto lo de la salida de la crisis será para un sector concreto, pero no para los contribuyentes que sostienen el edificio del estado.


El Gobierno machaca a la población con la propaganda (sí, como Goebbels, propaganda). «Esto va bien y solo con nosotros puede continuar en esta senda». Qué es lo que va bien y para quién. La verdad es que es difícil saberlo. Esta orgía de indecencia apunta a una confabulación contra toda la sociedad civil con el único objetivo de conservar las cosas como están, aunque ello nos lleve a la ruina como país y al empobrecimiento más absoluto de la población. ¿Por qué digo esto? Muy simple. Me baso en hechos objetivos. El primero indica para quién se está trabajando desde las élites políticas. El número de ricos creció un 40% en España desde 2008. No es una manipulación, es la realidad. El segundo hecho muestra las consecuencias de la incompetencia de los gobernantes. El 46% de los hogares pasa por dificultades económicas, o sea que llega mal a fin de mes. Este dato estaba en el 13% hace cinco años. Cuidado.

Se puede casi adivinar el futuro sin grandes conocimientos en economía. ¿Es o no es indecente lo que intentan colarnos? Lo intenta el gobierno del PP, lo intenta Mas en Cataluña, lo coló el PSOE en Andalucía, y hasta Podemos en Madrid. Solo quieren el poder para instalarse en la indecencia y vivir a costa del contribuyente. Así de simple. Y no tengo la solución a este problema, ya podía. Lo único que se me ocurre es que habrá que pensarse muy bien a quien se da el voto. Votar con la cabeza más que con las vísceras. O eso, o una abstención del 100 % como protesta, aunque, claro, esto es imposible. Tal vez sea mejor la de utilizar el cerebro. No sé.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La estadística hace milagros. Tiene toda la razón cuando dice que el Sr Rajoy se jacta de haber creado empleo cuando las horas trabajadas antes y ahora son las mismas. De salir de la crisis, por desgracia, nada de nada. Para hacerlo realmente, se necesita devolver deuda y no disminuir solamente el déficit (si antes gastábamos 108€ por cada 100€ generados -impuestos, disminución del gasto púbico- y ahora sólo 105€, no nos queda más remedio que pedir más dinero prestado por lo que no sólo no devolvemos ni un euro de la deuda sino que la aumentamos con más emisiones de letras, bonos, etc. del Tesoro). Para crecer de verdad hay que apostar por la Investigación, Desarrollo e Innovación, sobre todo dejándolas en manos de Gestores/Coordinadores Senior que dirijan a esta juventud nuestra que es la más formada y capacitada en toda la historia de España. A. Sierra