El PSOE es un circo: un circo de tres pistas en las que a la vez ejecutan sus números acróbatas, malabaristas y payasos. Un circo que constituye una enorme falta de respeto hacia un electorado al que se lleva ninguneando desde que perdió la última vez Felipe González, que ya llovió.El aparato del PSOE, preocupado exclusivamente del reparto del poder dentro del partido y del reparto de cargos en la cada vez más exigua cuota en las Administraciones del Estado, insulta de manera soez a todas las personas que creen, que creemos, tener en este partido nuestra casa ideológica. Nos expulsan.
Fuimos colocados en la abstención en su momento porque, que le vamos a hacer, no toleramos las bromas con la falta de seriedad y la corrupción en el ejercicio de la política; resucitamos tras el 11 M para expulsar al PP y demostramos nuestro músculo electoral. Pero tras la decepción de Zapatero, y ante la incapacidad del partido de canalizar la demanda de los ciudadanos de más democracia y menos chorradas, volvimos a retraernos. Y Rajoy fue la consecuencia.
No haber entendido a los electores pidiendo a gritos ser escuchados trajo como consecuencia que partidos como Podemos o Ciudadanos asumieran un papel que podría haber sido asumido en gran parte por el PSOE y por IU. Y así, 110 escaños cambiaron de manos. Y aunque el PP fue el más damnificado, el socialismo también resultó herido. Esta es la consecuencia de una política «aparatosa», o de aparato. Esta es la consecuencia de mirarse el ombligo.
Sin embargo una cosa se hizo bien en este tiempo. Las primarias fueron impecables, y el nombramiento de Sánchez como secretario general fue toda una lección de democracia interna. Pero, claro, no podía durar mucho. En el circo, al final siempre son los payasos los que adquieren protagonismo. Así, Susana Díaz, producto típico del partido, sin oficio ni beneficio, pero con ambición desmedida de poder, y otros cuantos llamados barones, por no llamarles saltimbanquis, intentan un golpe de mano acompañados por todos los resentidos que se quedaron sin «sitio»: Madina, Gómez, Carmona, etc... Un golpe de mano contra la democracia, contra el poder del Secretario General, obtenido legítimamente en las urnas.
Quieren disfrazar el golpe con ropajes de Congreso, pero no deja de ser un asqueroso golpe «militar» encabezado por la parte más corrupta del partido: Andalucía y por la segunda: Asturias. Y la excusa es que Sanchez obtuvo malos resultados.Susana ganó en Andalucía a pesar de estar hasta los ojos de corrupción porque el PP es todavía peor. Lo mismo que el PP ganó las elecciones del día 20 porque sus votantes temen que, a pesar de hacerlo como el culo, se pueda hacer todavía peor. O lo que es lo mismo, porque el PSOE no genera confianza; pero el PSOE, no Pedro Sánchez. El PSOE, el circo de tres pistas en el que todos los acróbatas, malabaristas, payasos, equilibristas, y hasta el jefe de pista, hacen sus números con una faca en la mano.
Este es el problema del PSOE, la deslealtad, la desunión, el mirar para dentro... La estupidez. Y por eso se le da la espalda. No por Pedro Sánchez.





















