13 mayo, 2016

Desconfianza

Después del sarao de los cuatro últimos meses en los que la política, el parlamento, los partidos, todo parecía una jaula de grillos de las grandes, ahora resulta que, sin ponerse ni colorados, los mismos que antes nos pidieron el voto para cambiar el país, para echar al PP, para seguir creando empleo, o para darnos a todos una renta mínima garantizada, o para qué sé yo qué cosas más; ahora, insisto, sin ponerse ni colorados, nos lo piden otra vez. Coño, pero si se lo dimos hace cuatro meses y no hicieron nada con él. Por que nos tenemos que fiar de ninguno.


 ¿Por qué nos tenemos que fiar del PP si sigue cada día apareciendo caso tras caso de corrupción, y cada día más vergonzante?. Por qué nos tenemos que fiar de un partido que tiene bajo control incluso a jueces para que hablen con imputados para que digan determinada cosa de determinada manera al comparecer ante ellos, solo para tratar de arruinar la carrera política de otro juez, en este caso una juez de Podemos. Esto lo hizo el juez Alba, sustituto de la juez Rosell, a la sazón diputada saliente de Podemos. Este siniestro personaje habló con un imputado para que dijera «cosas» para que él pudiese emitir un informe que perjudicara a Rosell. De hecho, a partir de este informe, el Supremo admitió a trámite una querella del exministro canario-panameño Soria. ¿Se puede ser más corrupto ya? ¿Más mafioso? ¿Más displicente con el electorado? ¿Cómo es posible que siete millones de personas voten a esta organización criminal? Solo se me ocurre una respuesta a esta última pregunta. Porque al otro lado solo ven un vacío cósmico.

Por qué nos tenemos que fiar del PSOE. Sí. Es verdad. Lo intentó durante estos cuatro meses. Intentó pactar con Ciudadanos para hacer algo, para quitar al PP del medio. Pero se veía claro que, a pesar de ser un objetivo bueno para el país, por detrás estaba el hecho de que se forzaba la máquina porque, de no conseguirlo, la cuenta atrás empezaba para Sánchez. Por qué nos tenemos que fiar de un partido que cerró en falso toda su corrupción en Andalucía por el viejo método de echar tierra encima. Por qué nos tenemos que fiar de un partido que salpica a sus electores con la sangre de las puñaladas internas en la lucha por el poder de las distintas familias, como en la cosa nostra.


Por qué nos tenemos que fiar de Podemos. Podemos es el principal responsable de que Rajoy no esté fuera de la Moncloa. A podemos le preocupa nada más que su posición y eliminar al PSOE. Es mentira lo que dice su líder. Podemos solo tiende la mano al PSOE para traerlo hacia sí y morderle la yugular. Podemos solo piensa en sus sillones. Pero, además, por qué nos vamos a fiar de un partido que dice en un sitio, por ejemplo,  que hay que eliminar a los cargos de confianza y en Madrid coloca a más de cuarenta, y como justificación argumenta que está dentro de las normas. Habíamos pensado que ellos iban a cambiar esas normas. Pobre Carmena, rodeada de verdaderos mediocres, como los del PP de Botella, pero de camiseta en lugar de corbata. Donde gobierna Podemos no se da ejemplo. Todo parece igual, solo cambia la estética.

¿Y ciudadanos? Lo único que hizo bien este partido fue proponer un cambio radical en la ley electoral. Un cambio de calado que la democratizaría y la haría más justa. Fuera de eso, la altivez de su líder, distante y endiosado, casi a semejanza del de Podemos, pero un pelín más educado, no mucho más, dice a las claras cual es su talante. Talante que quedó ahora patente cuando sacó a relucir a los «comunistas» (qué antiguo este Rivera) como si estos tuvieran rabo. Ciudadanos no es nada solo, o va con el PSOE, o va con el PP. Podría llegar a la gente, pero muestra ansiedad, demasiada ansiedad. Y nadie se fía de quien se manifiesta ansioso. No, Ciudadanos tampoco vale.

De IU, casi mejor no hablar. Los cadáveres son eso. IU se vendió a podemos por unos cuantos escaños. IU nunca sabrá qué hubiera podido conseguir en estas elecciones repetidas, más después de que a Pablo Iglesias se le viera su verdadera cara fachorra, pero de camisa: expulsiones sumarísimas condenas al ostracismo, etc... Probablemente IU fuera pobre en escaños, pero al menos conservaba la dignidad de partido limpio y serio. Ahora desapareció. Es una pena, pero es así.

Y para rematar del todo la jugada. Toda esta pandilla de inútiles, no solo no fue capaz de llegar a un acuerdo de gobierno sino que tampoco lo fue de acordar una reducción de gastos de campaña electoral para esta nueva y vergonzante convocatoria. Me imagino lo que diría Labordeta, tal vez el diputado más digno en los cuarenta años de pseudodemocracia, si estuviera vivo.

La conclusión a todo esto es: por qué coño tenemos que votar si no nos podemos fiar de nadie.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Efectivamente, mi querido amigo, no son de fiar

José María Rozada Martínez dijo...

Como ciudadano te lo puedes permitir, por supuesto, pero incurres en el mismo pecado que censuras. No estás de acuerdo con nadie. Ninguno lo hace bien. De modo que tampoco tú pactas con ninguno de ellos puesto que ninguno te vale y a todos les niegas el voto. Yo creo que hay que adoptar un enfoque más conciliador, por eso he votado a Ciudadanos. No estoy de acuerdo con todo su programa ni todos sus líderes, como no lo estaré nunca ni creo que procede soñar con ello, pero la trayectoria que dibuja Ciudadanos, la de buscar acuerdos (lo que nos une, que decía Rosa Díez antes de ser culpable y víctima de un arrebato de celos) es la que me parece mejor en este momento en el que corremos el serio peligro de avanzar hacia las dos Españas de tan infausto recuerdo.