15 diciembre, 2013

Varios asuntos menores y uno mayor

Esta última semana no escribí en el bolg porque, en realidad todo lo que estaba ocurriendo no me interesaba. La actualidad estaba copada por Mandela, la cosa catalana de la consulta, flecos de lo de Bárcenas y poco más... Asuntos menores. Me interesó un poco lo del juez este que encarceló a Blesa, el de Cajamadrid, que dice que si tira de la manta el sistema no lo soportaría, vamos, que hay corrupción y contubernios por doquier: justicia, política, economía, medios de comunicación. Lo dicho, que no había nada que no fuera ya sabido.

El mundo se volcó para homenajear a Mandela. Bien, de acuerdo, se lo merecía por su inteligencia y su valentía, pero no fue más que una escenificación ridícula con líderes, llenos de valores contrarios a los del homenajeado, a los que les preocupa poco o nada lo de la igualdad de derechos de las personas, las razas, los sexos o las religiones. Lo que quiero decir es que ninguno de los que estaban allí practicaban las recomendaciones de don Nelson respecto a la igualdad de las personas. Yo creo que Mandela abandonó el poder al asomar la cabeza dentro de las élites políticas y económicas y darse cuenta de que no hay más que ratas.

Luego estuvo el aburrimiento de la consulta esa de Cataluña. En fin, pobres catalanes. Parece mentira lo fácil que se puede manipular a una población para que se centre en lo que conviene únicamente a los mandatarios para conservar su pesebre. Cataluña está empobrecida por la gestión de los sucesivos gobiernos de todo signo. Sin embargo, Mas vio ahora la oportunidad, junto con sus socios de ERC, de perpetuarse en el poder mediante la creación de un enemigo común, España. Y el pueblo, atontado como casi siempre, entra al trapo y traga. Lo peor de todo es que nos tratan, a los electores, como si fuéramos borregos, y la verdad es que nos lo merecemos. Bueno, pues, por mi que consulten lo que quieran, pero que no nos aburran, por favor.

Sin embargo, entre tanta mediocridad, si que hubo un asunto que me hizo revolverme en la silla. Se trata de la familia afectada en Sevilla por una intoxicación alimentaria. Ya murieron tres. A esta pobre gente la mató la pobreza y la falta de trabajo. Esta pobre gente murió porque tenía que comer lo que tiraban los otros, porque comían alimentos muchas veces mal conservados. Dicen que caducados, pero la caducidad no importa mucho si hay buena conservación. En los contenedores en que rebuscaban no hay refrigeración, los alimentos se alteran, como se alteran en una casa en la que, a lo mejor, la nevera está apagada por no gastar luz. Esto sí que es penoso, no que se muera alguien con 95 años o que se inflamen de amor patrio un grupo de pancistas en Barcelona.

En nuestro entorno todos hemos visto a gente rebuscando en contenedores o durmiendo a la intemperie, en los cajeros de los bancos o en los huecos abrigados de las fachadas. Igual que todos, esto lo ven quienes gobiernan. Políticos locales autonómicos y nacionales van alguna vez por las calles y estas escenas se muestran ante ellos. Luego van a los plenos y hablas de tonterías y de leyes sin mayor sentido, y si e viernes, rapidito para irse de weekend.

A menudo me pregunto para qué los queremos y rechazo la respuesta para no deprimirme. Pero cuando pasan estas cosas es cuando de verdad me digo que malditos sean por su insensibilidad y su cinismo, que ojalá la vida les depare a ellos y a toda su estirpe lo que a esos que no tienen ni donde ir ni donde dormir ni donde mear o cagar, y que tantas veces comen lo que otros desprecian... Y mueren mientras ellos, los representantes del pueblo, tienen caliente su gordo culo y llena su redonda barriga.

2 comentarios:

Bond dijo...

Malditos sean, mil veces

Anónimo dijo...

Ya se muere por pobreza. Y cada vez más. Los marginados y sin cobertura social alguna, irán cayendo como moscas. ¡Que pena! ¡Que insensibilidad humana! A. Sierra