Un ejemplo de lo que digo es la interpretación de las estadísticas. No voy a entrar otra vez en como lo hace la prensa, que es capaz de falsear o maquillar los datos para favorecer a sus amos ideológicos. En lo que quiero entrar es en algo tan serio como los métodos del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas). Su encuesta de intención de voto de Enero de 2014 es para tener en cuenta en el futuro como sospechosa de intentar manipular la opinión pública desde un organismo oficial que debería ser completamente aséptico.
Hace un par de días salieron los datos del paro en Enero y, aunque no deja de ser un dato que refleja una realidad incontestable: tenemos ciento y muchos mil parados más, y eso no es bueno, puede interpretarse según el ángulo de observación: tendencia, comparativamente al mismo mes de años anteriores, aislado, en el conjunto de la serie. Es decir, que todos pueden tener razón, o ninguno. Se trata de un simple número al que pueden dársele múltiples significados. Eso es válido. Pero de lo que hablo es de que el CIS, exclusivamente con los datos, elabora conclusiones sospechosamente favorables al gobierno de turno. Esto, que no es la primera vez que sucede es, a mi juicio, muy serio. Veamos.
Esta es la tabla en la que se pregunta por la preferencia electoral:
Bien, pues por no puedo explicarme qué método, esta tabla se acaba transformando en esta otra:

La encuesta del CIS, si se lee al completo, dice muchas más cosas, y ninguna positiva ni para el gobierno ni para la oposición ni para ningún partido político. Es para echarse a llorar de desamparo. sin embargo esta es la realidad. No hay por qué disfrazarla. La mayor parte de la gente, al menos cuando opina en las encuestas, se abstendrá en unas elecciones. Es labor de los partidos cambiar su manera de hacer política.
Tengo perfectamente claro que al CIS le resbala lo que opine un ciudadano gris. Pero yo sé que tengo razón. Se manipulan los números.
No hay comentarios:
Publicar un comentario