24 junio, 2016

Brexit y 26J

Lo del Brexit es toda una lección: un referéndum lo carga el diablo. El Reino Unido no tenía ninguna necesidad de hacer una consulta sobre la permanencia en la Unión Europea. No había una demanda popular; la gente no andaba por la calle clamando contra Europa, solo existían intereses políticos de un sector, el más ultra, del Partido Conservador, el situado más a la derecha, y de unos cuantos populistas a ambos lados del espectro político.

El Pueblo Británico, el mismo que dijo sí (65%) a la entrada en la UE en el 73, es preguntado sin mayor motivo por lo mismo, y ahora dice no. Un no que tumba a un Premier infantil donde los haya por haber metido al pueblo en un brete y haberlo expuesto a la propaganda populista en un momento de crisis económica y migratoria. Cameron se jugaba el físico con su apuesta. Él solo quería hacerse fuerte cara a sus enemigos políticos y a Europa. Jugó a la ruleta rusa, y se voló los sesos. Es lo que tiene ser mal político.

En España los independentistas reclaman un referéndum porque saben que la propaganda, cuando hay un estado de crisis funciona muy bien: al vulgo se le da carnaza y responde al estímulo. Y los populistas quieren pescar votos entre el pueblo «oprimido» anteponiendo el derecho a decidir a otras cosas de mayor importancia. Lo que no dicen los populistas españoles es qué harían si en un hipotética consulta en un territorio sale sí a la independencia, al menos de momento yo no he oído nada.

España tiene dos problemas para el 26 J: uno, deshacerse de un ultraconservador que llevó el país a un déficit inusitado y a una fuerte pérdida de derechos, y otro, no sucumbir a los cantos de sirena de un partido populista que cree que consultando al pueblo para todo, o a las bases, ya se justifica cualquier decisión política, aunque sea suicida.

A la hora de ir a votar, convendría pensar en el tortazo que se sacudió El Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte a cuenta de una «consulta». Ojo.

1 comentario:

José María Rozada Martínez dijo...

Estoy de acuerdo. Esto del referéndum como máxima expresión de la democracia, que en nuestro país va de la mano de ese otro artefacto ideológico de similar naturaleza que es el llamado "derecho a decidir", no son otra cosa que instrumentos de manipulación ideológica, como lo fue durante el tardofranquismo el "España es diferente", por poner solo un ejemplo. Lo compran las terminales mediáticas porque los jefes andan a ganar dinero con la publicidad dependiente de los índices de audiencia, y en su nombre lo hacen numerosos periodistas incapaces de hablar con criterio propio y lenguaje libre de estas incrustaciones ideológicas. Hoy, ese populismo que se tiene a sí mismo por liberador, está utilizando los mismos recursos de alienación que aquellos que dicen venir a sustituir. Demoledor, amigo Jesús, para cualquiera que defienda el pensamiento crítico. Nos esperan tiempos duros e intensos para continuar practicándolo y defediéndolo. Algunos creen tenerlo garantizado solo con gritar el "¡todos contra el PP!", pero el pensamiento crítico no puede desactivarse ante eso que algunos denominan "los nuestros".