03 enero, 2017

Palos a la Justicia

Abramos el año sacudiéndolo unos palos a ja Justicia Española, así, en genérico. Porque algo pasa, algo serio pasa para que constantemente los tribunales españoles dicten sentencia de manera equivocada, o si no del todo equivocada, casi siempre satisfaciendo a la parte interesada del lado de los poderosos o del gubernamental. Recordemos solo tres casos para no cansar a nadie y para no pasar mucha vergüenza como ciudadanos de este país.

El primero es el de las cláusulas suelo. Un patinazo nada menos que del Tribunal Supremo, que es quien, en teoría, imparte justicia de la buena. Los sesudos miembros de este tribunal entendieron, en contra de lo indicado por tribunales de la Unión Europea, que en lo de las cláusulas suelo de las hipotecas los bancos no tendrían por qué devolver la pasta cobrada de más, en un inusual acto de usura, a los clientes. Los altos tribunales europeos enmendaron la plana a nuestros repulidos miembros de la judicatura y les explicaron en una sentencia corta, y que entiende hasta un tonto, no como las que se dictan habitualmente en España, que los derechos de los consumidores están por encima de los de los bancos en este caso. Se trata de justicia, así de simple.

 El segundo es el caso del Jak 42, el avión que se cayó en 2003 3n Turquía, aquel en el que las identificaciones se hicieron de cualquier manera por parte de Defensa, ministerio del que Trillo era responsable. Trillo parece tener cierta mano, o suerte, quién sabe, para que las sentencias no le sean desfavorables. La Audiencia Nacional archivó el caso en lo que se refería a la responsabilidad del Estado. Pues hoy el Consejo de Estado dijo que no, que ni hablar del peluquín, que defensa era completamente responsable por no haber controlado las condiciones de un aparato subcontratado, aunque el contratista fuera la OTAN. Ahora Trillo vuelve a estar en entredicho. Lo premiaron con la embajada en el Reino Unido, a pesar de no hablar muy bien inglés, ¡manda huevos! Ahora, algunas fuerzas políticas piden su destitución. A ver si va de esta y le toda alguna vez al amigo Federico.

El tercer caso es otra sentencia del supremo de estos días. El Supremo otra vez. Resulta que la Iglesia Evangélica, con una lógica aplastante, dice que quiere una casilla en la declaración de la renta para que quien quiera la señale. Lo mismito que la Iglesia Católica. Se lo había pedido a Hacienda, y se la negó, entonces recurrió a los tribunales. A cualquiera le parecería lógico dar la razón a los evangélicos. Estamos en un estado aconfesional, y, o hay casilla para todos los que la pidan, o no la hay para nadie. Pues el Tribunal Supremo explica con unos cuantos artificios que no, que Montoro ya les dijo que no y que a la Iglesia Católica, sí, pero a ellos (protestantones), no. A ver cuanto tardan los protestantes estos en ir a más altas instancias, y a ver cómo queda el Supremo.

Esto de las casillas era cuestión de tiempo que terminara así. No tiene lógica que se beneficie solo a una confesión habiendo, como hay, cada día más pluralidad religiosa. Lo mismo pasará con lo de la enseñanza religiosa. Cuestión de tiempo, nada más. ¿Por qué los tribunales parecen tener los ojos cerrados a la realidad?

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