06 febrero, 2011

Hay que salir de aquí

La crisis oculta la realidad de los problemas de España. La crisis está ahí. Todo el mundo habla de la crisis. Pero nuestro país tiene algo más grave que nadie, ni partidos ni sindicatos quieren atacar. España está presa de su propia incompetencia técnica y cultural. España carece de modelo productivo orientado al crecimiento. La crisis financiera internacional es una pulmonía que sufrimos, como todos, pero debajo de la pulmonía España tiene un cáncer de pulmón, que si no se trata, no va a dejarla respirar.

Cuando en toda la Europa desarrollada finalice el periodo de crisis y empiece el crecimiento, España seguirá anclada en sus problemas y no podrá seguir el ritmo. Es decir, estaremos en nuestro sitio, definido por aquello que somos capaces de ofrecer al mercado internacional.

Los gobiernos habidos desde los noventa no quisieron acometer el problema del modelo productivo. Había que crecer para no perder el tren de la Europa de primera velocidad. Entonces nuestros genios pensaron en ponerse a hacer casas. La propaganda hizo que llegara a sentirse la necesidad vital de disponer de una vivienda, o de dos, en propiedad. Y la economía se activó... A la fuerza. En los noventa éramos un país poco desarrollado, vendíamos naranjas y lechugas, un país de labriegos, vamos. Ahora ya no vendemos fruta, ahora sabemos hacer paredes. Ahora somos constructores: unos pocos arquitectos, algunos albañiles y millones de peones sin formación... Buen panorama.

Aznar sacaba el pecho (o lo que tenga) y se jactaba de entregar a su sucesor una economía saneada. Luego nos quiso mentir y su designado perdió las elecciones. Y llegó Zapatero y también nos quiso mentir, y en campaña electoral negó la crisis y sacó gráficos que apuntaban hacia el cielo y dio no sé cuantos euros a cada ciudadano y no sé cuantos más a cada familia que procrease... Qué barbaridad, qué sinrazón.

Ahora, Zapatero frunce el ceño (o lo que sea) y se apresta a hacer pactos. Nos habla seriamente y proclama la necesidad de cambiar el modelo productivo. A lo que no se atreve es a decirnos cuánto tiempo puede llevar este asunto.

Hemos perdido veinte años de trabajo por la falta de seriedad y competencia de gobiernos, sindicatos y empresarios, pero especialmente de los gobiernos, que tenían la obligación de llevarnos por el camino adecuado.

La sociedad civil debe movilizarse para obligar a los partidos políticos a hacer lo correcto en lugar de hacer lo que dé votos. Es fácil conquistar el favor de un electorado inculto como el español. Por eso debe obligárseles a no hacer algo moralmente deplorable.

El problema está en que no veo a la sociedad civil, no veo cómo puede hacer lo que debe. Soy muy pesimista al respecto, a no ser que aparezcan organizaciones ciudadanas que empiecen a trabajar sobre los problemas reales y que quede ensombrecido el actual debate político estéril. ¿Cómo podemos hacerlo?

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