14 febrero, 2014

¿De verdad hay que obedecer?

Yo creo que no, que cuando la orden atenta contra derechos humanos básicos no hay por qué obedecer. si a un guardia civil le mandan disparar pelotas de goma, lanzar botes de humo y meter ruido con cartuchos de fogueo para impedir salir del mar a un grupo de personas que intentan llegar a una playa, no tiene por qué hacerlo, o si lo hace es porque quiere. Por lo tanto es plenamente responsable de sus actos.

Los guardias civiles que indirectamente provocaron con su acción 'disuasoria' la muerte de una decena larga de personas por ahogamiento podían no haber obedecido las órdenes. Así de claro. El santo ministro del Interior explicó ayer al parlamento que las pelotas de goma y el humo se utilizaron para marcar la línea imaginaria de frontera... ¿En el agua? Pero cómo se puede ser tan memo. Los guardias civiles recibieron orden, con toda seguridad, de impedir la arribada a la playa del grupo de gente que venía a nado o con flotadores y, para ello debían utilizarse los medios necesarios. El problema es que nadie evaluó las catastróficas consecuencias de tal acción. O sí, no lo sé.

Una orden de este tipo tiene que partir de un imbécil, o de un político, claro. Sin embargo los mandos de las fuerzas de seguridad tienen la obligación de advertir de los riesgos de tales instrucciones. Si no lo hicieron, hubo por parte de estos mandos manifiesta incompetencia; y si advirtieron, pero no fue tomada en cuenta su opinión, y cumplieron la orden sabiendo de tales riesgos, peor, pues, a sabiendas, pusieron en peligro vidas humanas con el fatal resultado de todos conocido.

Si uno analiza opiniones en determinados foros, o escucha con atención comentarios en la calle, hay gente que rechaza la entrada de inmigrantes, gente que dice que hay que recibirlos a tiros, gente que da la razón al político italiano del partido del infausto Berlusconi que decía que los barcos llenos de negros deberían ser cañoneados... Toda esta gente, toda, es gente indeseable, indigna de pertenecer a una sociedad civilizada. Su posición no se diferencia en nada de quienes apoyaron el holocausto nazi, o de los esclavistas americanos, o de los talibanes, o de los judíos de hoy respecto a los palestinos.

Lo malo es que nadie toma una decisión para resolver esto. Incluso la presidenta de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, cuando en una entrevista le preguntaron qué solución daría ella, se salió por la tangente y, en lugar de ser clara y decir que la solución era abrir las fronteras a la gente que huye de la guerra y del hambre, no, la buena señora habló de crear una comisión para estudiar el problema. Tiempo después pidió de que la ONU hiciera una investigación. En definitiva: bla, bla, bla...

Reconozco que el problema es serio, que desde un punto de vista técnico, las fronteras no se pueden abrir de par en par, puesto que España es, además, Europa. Abrir las fronteras traería consigo un éxodo de proporciones descomunales, un éxodo lógico. Si en mi tierra hubiese hambre, guerra y muerte, yo tengo claro que huiría hacia donde hay paz, alimentos y vida. Y toda esta gentuza que opina que habría que dispararles haría lo mismo, porque esencialmente somos seres humanos y buscamos mantenernos vivos. Y la negación de auxilio es inhumano, o infrahumano, diría yo.

Sin embargo, hay algo que es claro y diáfano. Impedir con medios antidisturbios que gente que viene nadando llegue a la orilla es una atrocidad, y si el resultado es la muerte de personas, estamos hablando de homicidios. Los culpables de estos homicidios tienen nombre y cargo. Son estos, es fácil: los que apretaron el gatillo, por mucha orden que estuvieran cumpliendo; los mandos que dieron la orden; el delegado del gobierno en Ceuta; el director de la Guardia Civil, que además negó el uso de material antidisturbios en el agua, y el Ministro del Interior. Lo puedo decir más alto, pero no más claro, o, al menos así es como lo veo yo.

2 comentarios:

Bond dijo...

A mí, cuano cumplí mis sagrados deberes pa con la patria, estando de sargento de guardia, vigilancia o qué se yo qué, el oficial me mandó a vigilar el patio por donde paseaban su hora diaria los soldaditos que habían hecho alguna cagada. La orden, expresa era "Si alguno intenta escapar, tirar a dar". Sí, sí, dije yo mientras pensaba que con un subsufusil descargao, mal iba a dar a nadie

Luis dijo...

Señor. Como lo ve usted es como lo ve un hombre y no un animal. Las palabras cuales normalmente se usan para describir el tipo de individuado que son los responsables de tal acto criminal, se complace este lector que usted resiste el uso. Es mejor llamarles a los responsables funcionarios del Estado de este acto, simplemente lo que son: asesinos presuntos. A los asesinos presuntos se les coge y la justicia se encarga de ellos.

Lo que queremos saber son los nombres de los responsables, en particular quien dio la orden a quine y ese a quien la dio.

En el Tribunal Núremberg, la defensa infame que usaron los acusados fue, “solo seguí ordenes.” Eso no importaba. Dio igual. La justicia se aplico. “Solo seguían ordenes” no impidió que tuviesen los asesinos sus citas con el verdugo.

Por lo que se ve hasta ahora de la actitud oficial tanto este presunto delito (nada menos que la matanza de doce inocentes e indefensos seres humanos), las apuestas mejor estarían con la injusticia y la criminalidad. No obstante, uno quiere pensar que exista algo más noble dentro de la Benemérita que no acepte la magnanimidad que el gobierno seguro que está dispuesto a entregar para que esta cuestión desafortunada se vaya olvidando.

Luis de Agustin