24 febrero, 2014

ETA interesa

Si no fuera por lo serio que es tener a sus espaldas mil muertos, lo de ETA y el mundo abertzale roza el ridículo, casi el esperpento. Si se quiere parecer más castizo y más español no se puede. Vamos que  La escopeta nacional se queda corta. La escenografía de unos mediadores (por cierto, quién llamó a estos tipos), unos encapuchados, unas cuantas pistolas, y unos paquetitos para hacer la foto. Además, todo el montaje mediático, la asistencia del presidente de Euskadi, con semblante serio para la foto con estos pacificadores postizos, resultó eso, como el montaje de una película cutre, de una de aquellas españoladas de los años 70 del siglo pasado.

No puedo entender muy bien adónde se pretende llegar. Qué quiere el gobierno vasco, qué quiere el gobierno central, qué quiere el mundo abertzale, qué quiere ETA. Porque, por lo que parece todos quieren cosas distintas. Todos los actores tienen un guión bien marcado por sus propios intereses. Aquí no cuentan los intereses de los ciudadanos: ni los de los vascos ni los de los que no lo son. Aquí lo que cuenta es la cuota de poder que se va a repartir si ETA se disuelve de una maldita vez.

Por eso todo este montaje. Los pasos tienen que ser muy lentos porque, en realidad a todas las partes, menos a los ciudadanos que lo sufren, les interesa que ETA siga en activo por diferentes y extrañas razones. Bueno, puede que a la propia ETA no le interese, pero, en este momento ETA no manda nada, ETA hace lo que le ordena Bildu y compañía.

Al PP le interesa que ETA no se disuelva porque entre los exaltados de la extrema derecha tiene un montonazo de votos al grito de Viva España. Qué va a hacer el PP sin el terrorismo, aunque solo sea como posibilidad. Perdería sentido su política en el País Vasco y en España. No podrían sacar a los fantasmas cuando interesara enfervorizar, sacar el amor patrio.

Al PNV le viene bien que haya presos y zulos. De este modo puede tener un enemigo en casa contra el que azuzar a todos los vascos de bien. Si ETA se disuelve, y los proetarras pasan a ser casi pacifistas, los votos que se le irían al PNV por este agujero serían muchos miles. Así que, interesa que el proceso se vaya produciendo despacio, muy, muy despacio. Necesitan ganar tiempo para tener una estrategia nueva.

A Bildu también le vendría muy mal que ETA se disolviera, por eso se lo impide. Bildu tendría un problema de sobrecarga de candidatos a ocupar puestos en las listas electorales. Los gudaris regresan a casa y deben ser tetados como héroes. Esto quiere decir que muchos de los actuales candidatos se iban a quedar sin sitio y sin la buena pasta que se paga por ser político en este país. Cuando no tienes oficio ni beneficio y la política te permite vivir como un cura, está claro que tienes que maniobrar para que nadie te ventile el asiento.

Y aquí tenemos a los pobres etarras, que lo que quieren es vivir ya relajados, sea en la cárcel, al lado de casa, sea en casa, si no tienen delitos de sangre. ETA está cansada y le costaría no más de un par de días juntar las pocas armas de que dispone y entregarlas a la policía. Cincuenta años de "lucha" para obtener nada son demasiados y solo quieren llegar a viejos pacíficamente. Algo, por otra parte, que ellos impidieron a todos aquellos que mataron.

En fin, que les va a costar trabajo dejarlo. Demasiados intereses para que sigan en coma, vamos, como Franco, que tenía unas enormes ganas de morirse, pero no lo dejaban.

2 comentarios:

Anónimo dijo...


Estoy de acuerdo con que si no fuera por los asesinados, sus familias... esto sería de una comicidad mayúscula.
He leído el comentario de I. Gabilondo en el país y pienso que también merece la pena.
Saludos, Luis

Anónimo dijo...

Muy bien reflejado los intereses de cada una de las partes. Solo añadir que es muy probable que a algunos miembros de ETA, con muchos delitos de sangre, tampoco les convenga que esta desaparezca nunca porque juzgados hoy, podría caerles la cadena perpetua.No podrían aducir triquiñuelas de ninguna ley aplicada con retroactividad para librarse de la cárcel de por vida. A. Sierra.