17 junio, 2020

El necesario respeto

Lo que ocurrió con las residencias de ancianos en España durante la epidemia de coronavirus es inexplicable, y más inexplicable es la bajeza de los responsables políticos bajo cuyo control estaban, y están, estos establecimientos. Las Comunidades Autónomas son las únicas responsables en materia de residencias de ancianos y solo a ellas corresponde la responsabilidad de lo que pasó, lo bueno y lo malo.

No obstante el gobierno central no puede instalarse en la inacción. Durante el estado de alarma puso a disposición de las comunidades un fondo de 300 millones para responder a la situación desesperada por la que se pasaba en las residencias de ancianos. Mediante este fondo se podría contratar más personal, medios, etc... Pero también, la vicepresidencia de Iglesias y el ministerio de Sanidad, acordaron un protocolo para garantizar la atención médica de las personas mayores que vivían en ellas. Este protocolo, claramente, no se cumplió y el resultado fue que decenas de miles de viejos murieron en España sin la atención adecuada. No solo eso, sino que siguen muriendo a día de hoy sin que aparezcan en las cifras ministeriales.

Está perfectamente claro, entonces, que la mala gestión que llevó a la catástrofe fue de las comunidades, pero también lo está que la acción del Gobierno no puede limitarse a poner dinero y a acordar un protocolo. De nada sirve el dinero si no se controla su gasto ni los protocolos si no se hacen cumplir. Y esta labor correspondía sin duda ninguna a la vicepresidencia de Iglesias y al ministerio de Illa.

Las cifras siempre fueron un problema en un país descentralizado como el nuestro. Todavía no sabemos cuánta gente se murió en realidad por covid-19, ni lo sabremos nunca, me temo. El ministerio, sin embargo, tenía toda la autoridad para imponer un método de conteo claro desde el primer día del estado de alarma, pero esto no se hizo. Sanidad, en este aspecto, hizo una gestión pusilánime que le valió todas las críticas. Todavía hoy, no conocemos cuántos ancianos perdieron la vida en esta crisis. En el Gobierno lo saben perfectamente, pero se niegan a divulgarlo. Así de simple. No lo divulgan por un interés puramente político. Y aquí, Pablo Iglesias, en primera persona debería intervenir imponiendo la transparencia que siempre exigió a los demás.

También es lamentable que, según algunos medios, Iglesias no haya querido reunirse con los representantes del sector, que llevan más de un mes pidiéndole "audiencia". Yo diría que eso es no estar a la altura y me hace dudar de que realmente este hombre esté capacitado para gobernar, por mucho que le gustaría estarlo... Uno no sirve para lo que no sirve. Pero no debe extrañarnos, la autocritica, la introspección son cosas muy poco arraigadas en nuestro país, y menos entre los políticos.

Se trata a los ancianos como mero material para hacer política. No quiero imaginarme como se sentirán cuando en los salones de TV de las residencias donde viven o malviven sus últimos años, escuchan a colegiales discutir sobre la culpa en lugar de discutir sobre la mejor solución. Esos ancianos, debe recordarse, son los que tras la dictadura, en su madurez, trabajaron con ahínco y facilitaron las cosas para que España progresara y llegara a ser lo que es hoy. Ellos fueron los contribuyentes que pagaron las facturas para que el país funcionara, y también las facturas de los vagos y gamberros corruptos que parasitaron y parasitan la sociedad desde cargos políticos absurdos. Supongo que cuando ven una sesión parlamentaria sentirán arcadas.

Así que menos tonterías desde la política y más consideración por quienes pagaron los sillones en los que se sientan quienes están en las instituciones y órganos de poder. No sean mezquinos y tengan al menos la decencia de hablar de ellos con el debido respeto.

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