04 junio, 2020

La política y el principio de la prudencia

El presidente asturiano, Barbón, optó por pedir el pase a fase 3 de alivio del estado de alarma. Lo hizo a pesar de el repunte de casos en residencias de ancianos.

No estoy en desacuerdo con la decisión de Barbón. Seguramente está bien asesorado, el riesgo es asumible y todo está bajo control. No obstante, creo que tampoco hubiera pasado nada si hubiera decidido dejar a Asturias en fase 2 por un principio de prudencia. Con toda probabilidad hubiera sido aplaudido por no tomar riesgos, a pesar del daño económico de tardar una semana más en pasar a fase 3.

Si la semana próxima, ya en fase 3, hay un rebrote y los contagios se elevan significativamente, le crucificarán, dirán de él que es un imprudente y que jugó con la vida de los ciudadanos. Y lo dirán los mismos que se habrían mostrado molestos por no cambiar de fase con las consecuencias económicas que tiene. Pero, claro, nada tiene que ver una cosa con otra; una acusación de jugar con la salud de las personas es algo que desgasta infinitamente más que un desarreglo económico, que siempre tiene remedio a futuro.

Estos días está en boca de todos otra vez la manifestación del 8M. Juguemos un poco con este asunto. Imaginemos que el día 6 de marzo, el Gobierno anuncia que la manifestación no se celebraría por el riesgo que supondría. Y que la decisión se toma en evitación de males mayores. ¿Puede alguien imaginarse cuál sería la situación a día de hoy? ¿Que estaría diciendo la Oposición? Y si también se hubiese prohibido el congreso de VOX por la misma razón, ¿qué estaría diciendo VOX ahora?

Yo creo que el principio de prudencia es importantísimo en casi todo en la vida, y en política más que eso aún. Pero a nuestros dirigentes les gusta el riesgo. La toma de decisiones llamadas valientes políticamente. ¿Cómo no vamos a cambiar de fase, cómo no vamos a celebrar una manifestación?. ¿Se figuran que un piloto de un avión que le quede el combustible para llegar a un km de la pista de destino decidiera hacer en planeo ese último km, en lugar de aterrizar en un aeropuerto más cercano, y sin informar al pasaje?

No sé. Yo creo que debería estudiarse más la aplicación del principio de prudencia, especialmente en asuntos de salud pública.


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